Cap 1

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La llave fue introducida y la cerradura fue cediendo. Un sonido sordo inundó todo el departamento. Wanda fue empujando la puerta suavemente. Todo se encontraba en total oscuridad. Alargó su mano derecha deslizándola por la pared buscando el interruptor y presionándolo una vez lo halló, la luz se encendió. Wanda miró todo su alrededor y con una fuerte inhalación, trato de contener un sollozo incontrolable que luchaba por salir de ella mucho antes de abrir la puerta. Todo parecía muy distinto a lo que hubiera sido hace 4 meses aproximadamente...

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-¡Natasha, amor, he llegado! - Wanda gritó al abrir la puerta.

-¡Wanda Maximoff! - El grito resonó en todo el departamento.

«¡Oh, oh! Eso nunca es bueno» pensó Wanda quedando estática a unos pasos de la puerta.

-¿Podrías explicarme por qué no contestaste ninguna llamada en todo el día? -Apareció una acelerada Natasha por el pasillo en dirección a Wanda, deteniéndose a un metro de distancia.

Wanda soltó una ligera risita y con pasos apresurados llegó a la posición de Natasha, lo rodeó con sus brazos por la cintura abrazándolo y elevándolo unos cuantos centímetros del suelo.

-Amor, he llegado - dijo Wanda viendo amorosamente a Natasha.

-Sí, ya sé, Wanda. - Natasha tenía una sonrisa en su cara.

Wanda correspondió a la sonrisa y mirándola fijamente se inclinó besando los labios que tanto había extrañado.

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Wanda se quitó su chaqueta colocándola en el perchero. Caminó unos cuantos pasos más, todas las cosas seguían en su lugar, todo en su respectivo sitio, todo en orden. Irónicamente para Wanda.

Llegó a la sala de estar. Todos los sillones, la pequeña chimenea, los retratos, la TV, la mesa, los discos, las películas estaban debidamente ordenados, aunque con una ligera capa de polvo debido al abandono en los últimos cuatro meses. Se sentó en el sofá más grande dejando caer todo su peso, exhaló fuerte y fijó su mirada en un punto cualquiera de la habitación.

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-No quiero ver palomitas en el sofá, Wanda - advirtió Natasha señalando a la castaña, que se encontraba al otro lado del sofá, con el control remoto.

-¿Qué hay de divertido en ello? - Wanda la retó con un brillo en sus ojos y una sonrisa que se extendía por sus labios.

-Hablo enserio. - Natasha le devolvía la sonrisa mientras bajaba el control remoto.

-Ya lo veo. - Wanda se fue acercando a Natasha. -  ¿Sabes? de un momento a otro se me quitaron las ganas de ver la película. - Wanda cada vez extendía más su sonrisa mirando fijamente a Natasha.

-¡Ah, no! - negó Natasha moviendo su cabeza de lado a lado exageradamente. - Me prometiste una tarde de películas. Además, he puesto Frozen.

Wanda quedó a una distancia corta, apoyándose de sus manos, pasó su nariz levemente por el cuello de Natasha, oliendo su suave olor natural.

-Wanda, por favor. - Natasha suspiró.

-Unas horas más, unas horas menos. ¿Cuál es la diferencia? - susurró Wanda desde el cuello de Natasha dejando un beso fugaz.

Natasha cogió un lado de la cara de Wanda elevándola para mirarla fijamente, con la otra mano cogió la otra mejilla teniendo así, las dos mejillas de Wanda entre sus manos, desvió su mirada a los labios de Wanda quién ahora sonreía más amplio. Se besaron inmediatamente como si hubieran llegado a un acuerdo tácito.

** ** **

Saltó del sofá como si tuviera fuego. Rápidamente salió de la sala y se dirigió a la cocina.

Ese, al parecer, era el único lugar de la casa que no estaba organizado: unos cuantos platos sucios sobre el lavabo, un par de gabinetes abiertos, la tetera todavía sobre uno de los fogones. Automáticamente Wanda se dispuso a organizar y a limpiar de inmediato, dejando toda la cocina a la altura del resto de los lugares del departamento que ya había visto. Puso nuevamente el agua en la tetera y mientras esperaba se sentó en una de las sillas del pequeño comedor en el centro de la cocina.

** ** **

-¿Solo vas a desayunar eso? - interrogó Wanda apenas entró en la cocina.

-Es té y galletas, Wanda - respondió Natasha sin alzar la vista del periódico que estaba leyendo.

-Exacto. ¿Solo eso?-recalcó Wanda.

-Escucha, el hecho de que tú comas como si no hubiera un mañana, no significa que soy igual - respondió una vez más sin levantar la vista del periódico.

-Te ves tan sexy con esos anteojos y esa actitud tan indiferente - dijo Wanda con un tono sugerente.

-A veces pienso que eres tan hormonal - suspiró Natasha levantando la vista del periódico, encontrándose con una amplia sonrisa en la cara de la castaña.

-¿De quién crees que es la culpa?

-De tus hormonas, claramente - obvió Natasha.

-Yo creo que la persona que las alborota también tiene parte de la responsabilidad - expresó Wanda cruzándose de brazos.

Natasha soltó una carcajada fuerte al escuchar lo que la castaña acababa de decir.

-Creo que ya puedes parar - dijo Wanda seriamente al ver que Natasha no paraba de reírse después de dos minutos.

-Lo siento, lo siento - dijo Natasha, levantando las manos y poniéndose sobre sus pies se dirigió hacia la castaña. - Amor, tienes que aceptar que estuvo gracioso.

-Ese no era el objetivo - dijo la castaña amargamente.

-¿Ah, no? Entonces, ¿Cuál era? - interrogó Natasha alzando una ceja incapaz de poner su expresión seria. - ¿Seducirme? - Natasha fue acercándose un poco más a la castaña.

Wanda no contestó. Trató de darle un beso a Natasha pero ella alejo sus labios mirando a Wanda con una sonrisa socarrona.

-Hay que mejorar tus tácticas, Maximoff - sugirió Natasha con una gran sonrisa.

-¿Tú crees? Qué yo recuerde, siempre me han funcionado - contrarrestó Wanda

-Pues, hasta hoy. Me tengo que ir. - Natasha volteó para dirigirse a la puerta.

Wanda la agarró del brazo volteándola, trató de darle un beso apasionado que fallo porque ambas rieron en medio del beso.

** ** **

El fuerte sonido que emitía la tetera sacó a Wanda de su breve trance. Se levantó y caminó hasta la tetera retirándola del fuego.

Una persona ingresaba en ese momento al departamento haciendo el menor ruido posible, caminando sigilosamente en busca de una castaña. Revisó la sala y entró en la cocina soltando un gran suspiro.

-Wanda. - La persona soltó un suspiro de alivio.

La ojiverde apretó ligeramente la manija de la tetera mientras la dejaba nuevamente sobre el fogón. Al ver que Wanda no reaccionó, agregó:

-Sabes que no puedes estar aquí.

Estaré bien; ScarletWidowWhere stories live. Discover now