Cap.27 ~ No sé nada.

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*Narra __*

Me despierto gracias al despertador. Que majo.

Es hoy, el día. Dentro de un par de horas ya no estaré aquí. Se qué les duele a todos, pero es lo qué debo hacer.

Además, si el camino es difícil, es que lo estoy haciendo bien.

Me levanto y me visto, la blusa que a Dani no le gustaba, unos shorts desgastados y unas convers blancas. Perfecto.

Me pinto la raya, un poco de rímel y ya estoy.

Bajo al piso de abajo.

Están mi padre y mi madre.

—Buenos días, ¿qué tal has dormido? –dice mi madre–, no te veo buena cara. ¿Te has despedido de Dani?

—Uno, sí he dormido un poco mal. Y dos, bueno, algo parecido sí.

Mi madre esboza una sonrisa.

—¿Tienes preparada la maleta con todo? Mira que es mucho viaje y cómo se te olvide algo no volvemos a cogerlo hasta que regresemos –avisa mi padre–

—Sí tranquilo, he dejado un par de camisetas, no sé. No quiero tener el armario vacío. No me gusta.

Mi padre asiente, satisfecho.

Mi reloj marca las 9:27.

Si hay algo que odio con toda mi alma son las despedidas. No las soporto.

De hecho, cuando me fui de Madrid les pedí a mis compañeros que por favor no se comunicaran conmigo. No podría soportar hablarles sin estar con ellos.

No sé si haré lo mismo con Dani. No sé si cuando vuelva me seguirá esperando. No sé sí me seguirá queriendo. No sé nada.

Cojo los auriculares del móvil y los guardo en el bolsillo.

Cojo una manzana y me la como.

Mi padre sale de casa y carga las maletas en el coche.

Al lado de la puerta están sentados en el suelo Dani, Jesús y Lucía.

Dani voltea la cabeza, y me quedo de piedra mirando la entrada de mí la casa.

Odio las despedidas.

Se levanta y me abraza.

—No te quiero perder nunca. –me susurra–, Voy a estar aquí, siempre, para ti.

—Yo tampoco te quiero perder, eres lo mejor qué he encontrado aquí en Mairena.

Le abrazo más fuerte, y lloro, lloro cómo nunca he llorado en mí vida.

Me separo de él y le miro, me acaricia la mejilla.

—Siempre.

—Sí, siempre. ¿Sabes? Me enamoraste el primer día de Instituto, no sé, me pareciste un tío seguro de sí mismo, y a la vez muy dulce y... –las lágrimas me impiden continuar–

—¿Sí? Mira que enamorarse es una palabra enorme eh. Aunque la verdad, yo admito que también me tienes enamorado.

Le sonrío y me besa la frente.

Me acerco a Jesús.

—¡Jesupupurupu! –le acaricio la mejilla y suelta una carcajada–

—Eres muy boba.

—Bueno me lo vas a decir justamente tú.

Nos reímos.

—Te has vuelto súper importante para mí, de las mejores personas que he lñegado a conocer. Y ya sabes eh, portate bien con Lucía.

—Tú también eres muy importante para mí. Y tranquila, está en buenas manos.

Le abrazo.

Me volteo hacia Lucía, está conteniendo un mar de lágrimas.

Voy corriendo hacia ella.

Y me lanzo a sus brazos, y la abrazo, como sí no fuera a hacerlo nunca más.

Y lloro, mucho, muchísimo. Y ella me acompaña con sus lágrimas.

Nos limpiamos las lágrimas mutuamente.

—Te voy a echar de menos muchísimo, no sé sí va a haber alguien en el mundo con la que me divierta tanto como contigo.

—Eres la tía más loca qué he conocido, la mejor. La más mejor. Mi Mejor Amiga.

—Te quiero pilísima.

—Pues como yo a ti.

La doy un beso en la mejilla.

Y me lo devuelve.

—¡__! Nos tenemos qué ir. Ya. –grita mi madre–

—Voy... –giro la mirada hacia el coche–, chicos –me dirijo a todos ellos–, sois las personas más importantes en mi vida, y no quiero perderos, nunca. Pero me tengo qué ir ya. Os extrañaré muchísimo. De verdad.

—Te queremos. –corean–

—Como yo a vosotros. Adiós.

Me dirijo hacia el coche.

No sé como pero me da un impulso y me giro.

Y voy corriendo hacia Dani y me lanzo a sus brazos. Y le doy el beso más perfecto de toda mí vida.

—Te amo.

—Te amo. –repito–

Ahora sí. Me voy. Entro en el coche y conecto los auriculares y comienzan a sonar las canciones mientras múltiples lágrimas recorren mis mejillas.

«Yo te esperaré, nos sentaremos juntos frente al mar, y te tu mano podré caminar.... Y aunque sepas que toda mi vida yo te esperaré, se qué en tus ojos todavía hay amor, y tu mirada dice volveré... Y aunque sepas que toda mi vida yo te esperaré. »

Suena en mí móvil.

Giro la mirada hacia lo que era mí casa.

Están los Jesús y Lucía abrazados, llorando.

Y Dani está tirado un poco más adelante, por haber hecho el esfuerzo de correr hacia el coche.

Levanta la cabeza y nuestras miradas se chocan. Acaricio el cristal.

Una lágrima recorre tanto su mejilla como la mía.

Y esa es la última imagen que tengo acerca de esas personas que me cambiaron tanto antes de abandonar Mairena totalmente.

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Heeey!

¡YA ACABÓ LA TEMPORADAAAA!

Espero que os haya gustado mucho mucho .

Y enseguida empezaré la segunda en este mismo libro

Besooos

Los Gemelos más hot {Gemeliers MUY HOT}Where stories live. Discover now