La vida duele mucho más que la muerte.
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→ Pairing: RayEmma.
→ Los personajes de Yakusoku no Neverland no me pertenecen.
→ Advertencia: lenguaje soez, temas relacionados con trastornos mentales y contenido sexual explícito; se recomienda discreci...
Disclaimer: Los personajes de Yakusoku no Neverland no me pertenecen; créditos correspondientes a Kaiu Shirai y Posuka Demizu. A/U [Universo alterno] Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas sexuales explícitas, lenguaje soez, temas adultos tratados a modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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Las flores siempre capturaron su atención.
Cuando tenía 12 años descubrió un libro en la biblioteca de la mansión que capturó su atención por completo. Había estado oculto y olvidado en un rincón del gigantesco librero. Al sacarlo de entre los demás libros no pudo contener un sonoro estornudo que voló el polvo que estaba sobre la tapa del libro, desvelando el título de aquel ejemplar.
«El bello idioma de las flores.»
En ese momento de ignorancia, Ray no comprendió el concepto de aquel libro por su simple portada. Tuvo que leerlo completo para entender el dichoso idioma de las flores, el cual era bastante vasto y daba lugar para muchas interpretaciones según el tipo de flor que se le presentara.
Había estado tan fascinado con el "idioma de las flores" que desde ese momento se interesó un poco por la jardinería.
No era algo que pudiese vocear debido a su abuelo y su madre, pero podía pasar inadvertido las veces en las que pasaba tiempo en el jardín y observaba al jardinero cuidar y regar los hermosos arbustos y flores que adornaban el sitio.
El hombre siempre fue amable con él y le explicaba con paciencia mientras él se dedicaba a fingir que estudiaba en una de las mesas de desayuno que había fuera.
Nunca lo descubrieron.
Por esa razón, era que Ray hoy en día podía saber que los claveles amarillos para un difunto representaban decepción, rechazo e incluso desprecio. A la vez, sabía que los claveles rosas se empleaban para denotar un amor profundo e incondicional, como el que un hijo le tiene a un padre.
Siempre convidaba ambos.
Los amarillos eran de parte del Ray herido, cansado y triste, mientras que los rosas venían del pequeño Ray que extrañaba a su madre.
Era una combinación arriesgada y metafórica, pero también era visualmente linda. Le gusta el contraste que los colores hacían entre sí, lo alegre que se veía ese ramo a pesar de haber sido hecho para una vida triste.
—Es hermoso —halagó la chica al sostener el ramo de flores que Ray había comprado para su madre, sin saber su verdadero transfundo —. Son unas flores muy lindas, Ray.
