Capitulo 7

686 68 3
                                    


Eran las cuatro de la tarde y habíamos caminado unos kilómetros por la playa. Vimos unas ballenas cerca de la costa aproveche para tomar algunas fotos y en especial a ella haciendo monerías. En una estaba en una posición de meditación parada cerca de la orilla con la espalda levemente curvada hacia atrás y los brazos extendidos por encima de la cabeza, los rayos de sol le daban de frente y le resaltaba sus facciones. Así la retraté... preciosa.

Nos sentamos en la arena y observamos como el sol iba descendiendo en el horizonte, el cielo se teñía se colores suaves, como rosa, naranja y lila. Estábamos abrazadas y ella murmuraba palabras dulces a mi oído.

- Te dije que es más hermoso en el atardecer.

- Es cierto. Nunca vi un lugar tan bello. Gracias por mostrarme este sitio, es hermoso... - giré mi cabeza a un lado y encontré sus labios.  - Te quiero mucho Amelia.

- Y yo a ti cariño. - volvió sus ojos verdosos al horizonte y sus labios formaron una amplia sonrisa-  Mira cariño... allí...   -señaló un punto y pude apreciar un pequeño ballenato surcar las aguas que ahora estaban teñidas de atardecer.

- Wow... es pequeñísimo al lado de su madre... - dije mientras me arrimaba mas a su cuerpo, estaba empezando a refrescar y yo era muy friolenta, así que decidimos regresar lentamente disfrutando de los últimos rayos de luz...


Al llegar a la casa, corrí escaleras arriba para darme una duchar rápida mientras ella preparaba un poco de café. Me coloqué una remera grande y larga ya que me resultaba más cómoda, me peiné con los dedos y lentamente baje las escaleras y la encontré apoyada en la barandilla con una taza de café humeante, me la entregó y luego de darme un beso con gusto a café se fue a duchar. 

En unos minutos la vi bajar con solo una camisa y su cabello ahora lleno de pequeños rulos mojados, su piel al natural sin una gota de maquillaje que la hacían ver mas hermosa que nunca. Sus pies estaban descalzos y en sus manos traía una toalla que estrujaba un mechón de su cabello.  Me sonrojé al ver sus piernas desnudas y tragué fuerte al ver que la camisa le llegaba un poco mas abajo de sus caderas 

Estaba nerviosa pero aun así me acerqué y la abracé. Ella me rodeó con un brazo y con el otro tomó mi taza y bebió un sorbo de mi café.

- Dicen que si bebes del mismo recipiente descubres todos los secretos de la persona a quien pertenece el trago - dijo suavemente y besó mi cabeza que descansaba en su pecho. Reprimí una carcajada y alcé la cabeza para mirarla. Ella encontró mi mirada y arqueó una ceja y esbozó una sonrisa pícara.

- Y dime, ¿Qué secretos descubriste?- susurré mientras acariciaba sensualmente su brazo.

Nos acercamos a los sillones y ella se recostó en uno, tiró de mí y caí encima suyo, reprimí un gemido al sentir su piel en contacto con la mía.

- Descubrí, que está enamorada...- ella empezó a acariciarme la espalda- de una mujer...- ahora su mano rozaba mi mejilla y yo sentí un suave calor invadir mi cuerpo cuando empezó a susurrarme en el oído- morena, de cabello rizado, de ojos profundamente negros...- su aliento era como una suave brisa que acariciaba mi cuello, me dio un pequeño beso debajo del lóbulo de mi oreja, la piel se me erizó y la respiración se hizo más agitada.- que se ha instalado en su corazón....- busqué su mirada al escuchar esas palabras y la encontré deseosa y ardiente. - Y que desea que le haga el amor...

- Amelia...- susurré, la piel me ardía donde ella me tocaba. - Tengo un poco de miedo - le confesé.

- Tranquila, no haré nada que tu no quieras.- ella se incorporó y me tomó de las manos - Pero podemos parar...- ella se sentó en el sillón.

Franca Austral #LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora