5: Fuerte como una piedra

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No soy dueña de estos personajes.

5: Fuerte como una piedra.

El teléfono sonó y distrajo a Kim y a Shego de su lectura. Shego puso una expresión de molestia. Quería saber qué sucedió entre Sheshona y la doctora, ya que parecía que Sheshona acababa de golpear a un asistente. El diario aún no había explicado la razón por la cual su antepasado se había desquitado con el asistente y quería saber la razón. Era bueno saber que su familia se ocupaba de los negocios incluso en aquel entonces.

Kim también quería saber la razón detrás de la pelea, pero se levantó para contestar el teléfono. Sabía que eso irritaba a su invitada. Pero, pensó que podría deshacerse de la persona que llamaba rápidamente, ya que era muy probable que no fuera importante. Una llamada importante habría llegado a su Kimunicador, después de todo.

–Hola –Kim saludó a su interlocutor.

Shego observó que la pelirroja tuvo una breve llamada telefónica en la que principalmente se encogió de hombros, como si la persona que llamaba pudiera ver. También murmuró las palabras "está bien" varias veces de manera indiferente. Luego desconectó la llamada y volvió a colocar el teléfono en su base. Ella regresó al sofá.

–¿Quién era? –la mujer de piel verde preguntó. Era entrometida a veces. Un hábito que tenía desde que podía recordar. No ayudó que se relacionara con asuntos de sigilo, por lo que siempre le gustaba tener información.

–Novio –respondió Kim como si no fuera nada.

–Rompiendo contigo –bromeó Shego.

–Es lo que espero –admitió la esbelta aventurera como si no fuera nada. Había cancelado suficientes citas para ir por ese camino, por lo que solo esperaba que él llegara a la realización para que ambos pudieran dejar de perder el tiempo. Sin embargo, parecía estar andando por las ramas.

–¿Qué? –la mujer pálida preguntó mientras fallaba en ocultar su sorpresa y confusión. ¿Kim estaba esperando que su novio terminara con ella? ¿Quién hace eso? No podía ser lo que la estudiante universitaria quiso decir, se convenció a sí misma.

–Estoy esperando que termine conmigo –afirmó la pelirroja. Realmente quería que él dejara de perder su tiempo y solo terminara las cosas. Rompería con él, pero no tenía una excusa válida, así que esperó a que él explicara sus razones y se fuera. Podía adivinar cuáles eran, ya que apenas variaban de un novio a otro.

–¿Estás esperando que rompa contigo? ¿La misma Kim Possible que perdió el control cuando descubrió que su precioso Eric era un syntho-drone(1)? –Shego preguntó incrédula. Todavía tenía flashbacks de aquella repulsiva noche cuando vislumbró el lado oscuro de la señorita perfecta. No compartiría lo que pensaba de esa noche, pero no era lo que la mayoría de la gente esperaría de ella.

–Me gusta pensar que he madurado un poco en estos últimos cuatro años –replicó Kim. En retrospectiva estaba bastante avergonzada de la mayor parte de esa noche y deseó que su invitada ni siquiera se hubiera molestado en mencionarlo.

Shego se encogió de hombros. No lo había notado, pero en cuanto a actitud, su enemiga se había suavizado mucho. A Kim le gustaba pensar que había madurado. Es decir, todavía se tomaba en serio la lucha contra el crimen, ayudar a la gente y salvar el mundo como siempre lo había hecho, pero había dejado atrás el deseo de nunca equivocarse, la necesidad de ser perfecta, y el intento desesperado de tener un novio estable. Había disminuido su estrés. Por extraño que pareciera, tenía que agradecerle a Ron por eso.

Durante el breve momento que Ron había salido con Kim, la miró bajo una luz completamente nueva y se dio cuenta de que Kim iba más allá de tener problemas de control. Ni siquiera podía poner en palabras su comportamiento, incluso si le hubieran asignado la oportunidad de inventar las palabras. El hecho de que cada pequeña cosa tenía que hacerse a su manera había hecho que él rompiera con ella, lo que pensó que era gracioso ya que para ese entonces había tratado de atenuar las cosas con él.

Otro tiempo, otro lugarWhere stories live. Discover now