🖤━━━━𝔡𝔞𝔫𝔤𝔢𝔯𝔬𝔲𝔰 𝔢𝔵𝔠𝔥𝔞𝔫𝔤𝔢

2.5K 242 97
                                    



III

»𝔥𝔢𝔯𝔢 𝔦𝔰𝔫'𝔱 𝔴𝔢𝔯𝔢 𝔦 𝔴𝔞𝔫𝔫𝔞 𝔟𝔢«


—𝔜o lo haré, no te preocupes...

—No... se lo pediremos a Jesper.

—Inej.

—Dije que se lo pediremos a Jesper.

—Como quieras— Volví a colocarme la capucha de cuero y avanzamos.

. . .

Y la ayuda a Jesper no sirvió de nada.

Entramos sigilosamente al cuarto del tipo. Inej se encargó de golpearlo. Yo sólo me acerqué cuando estuvo inmovilizado del miedo, en su propia cama. Apunté una flecha por segunda vez en la noche y recé a los santos por mi alma.

—Golpéalo... Será más fácil— Inej me hizo caso y de inmediato quedó inconsciente.

—¿Cómo sabías?

—Creo que te conozco lo suficente... Tú busca, yo lo ato.

. . .

—Despertaste.

—Me golpearon.

—Necesitaba tiempo.

—Para saquear mi apartamento.

—Busco registros de niños vendidos a burdeles.

—Nunca vendí ningún siervo.

—Vendiste gente a la Rosa Blanca, gente como nosotras— mostró su tatuaje de la jaula.

—Trabajan para Heleen. Te equivocas. No vendo gente, sólo la traigo.

—Robas gente. ¿Cuántos siervos suli has vendido? ¿Cuántos de Ravka?

—Libero familias que escapan de la guerra. Traigo desertores y refugiados ilegales ¡Por favor!

—Dame nombres ¿Quién los compra? ¿Separas a los varones de las niñas?

—¿Cuántos años tenían cuando las atraparon? ¿A quién buscan? ¿A tus padres?¿Un hermano?... ¿Una hermana?

—Un hermano... él tenía doce y yo catorce, cuando cuatro hombres nos alejaron de nuestros padres, nos separaron. Vine a Ketterdam en un barco mercante. No sé a dónde fue él.

—Dime qué puedo hacer para ayudar.

—Uno tenía un diente de plata... se llamaba Gregor o Griggs.

—No ando en esos círculos. Probablemente buscas estibadores que aceptan dinero de gente como Heleen.

—Si no nos das una pista, al menos nos darás la libertad.

Sankta Lizabeta... También siguen la religión— dijo mirándonos a ambas. —Por favor... ¿Cuántas plegarias perdonan el asesinato?

—Pregúntale a los sanktos— dije estirando la cuerda lista para disparar.

—¡No lo hagas!— Inej y yo lanzamos nuestras armas hacia donde provenía el grito.

—¡Kaz!— grité.

OWNLESS〰kaz brekkerWhere stories live. Discover now