Capítulo 42

100 17 23
                                    

—Estoy un poco confundido.

—Yo también lo estuve en su momento, pero lo entenderemos cuando descubramos qué hay tras todo esto.

Audrey caminó a paso acelerado pero silencioso siguiendo a un invisible Darren, mientras que Alex la seguía a ella completamente confundido acerca del rumbo que estaban tomando. Era mediodía del dos de enero y el sol en la Ciudad de México atravesaba la camisa del muchacho causándole un poco de comezón, sin en cambio, él tenía tantas preguntas en la mente, que no había cábida para tomarle atención a eso.

—Entonces... ¿Cómo dices que sabías que...?

—Alex, te dije que no me hicieras preguntas acerca de esto. Lo importante es que lo sé y la manera no importa.

—No entiendo porqué no quieres contármelo. ¿Qué podría haber de malo en ello?

—Tu hermano está haciendo muchas preguntas, Audrey. Será mejor que le inventes algo —intercedió Darren deteniéndose tras un auto a pocos metros de su destino. El callejón estaba vacío, por lo que lo consideró el mejor lugar para poner en orden algunos puntos antes de meterse en el embrollo al que él mismo había tenido que guiarlos.

Mientras tanto, Audrey suspiró, mirando a Alex con un semblante de reproche en el rostro. Le había advertido que no debía cuestionarla bajo ninguna circunstancia antes de salir de casa, pero como podía verse, todo le había entrado por un oído y salido por el otro.

—Sospeché de Monique desde hace mucho tiempo —explicó, escudriñando el panorama por si veía a alguien que pudiera escucharlos—. Si te dijera cómo me enteré de que estaba robando documentos de nuestros padres, no me lo creerías. Hay veces en que ni yo misma me lo creo, pero la cosa es que lo sé. Se me ocurrió contarle sobre ella a alguien que conozco, y él pocos días después me dijo que una noche se la encontró saliendo del hotel muy apresurada, así que la siguió hasta una casa pequeña cerca de aquí, luego la vio pasando una carpeta de documentos bajo la rendija de la puerta y alguien los recogió. Si queremos desenmascararla, tendremos que saber a quién se los estaba pasando, por eso es que te he traído aquí.

Audrey no mentía mucho. A grandes rasgos eso era lo que había pasado, pero adivinó que él seguiría haciendo preguntas, cosa en la que desgraciadamente acertó.

—¿A quién se lo dijiste?

Ella puso los ojos en blanco.

—¿Es mi obligación decírtelo?

—No, pero... ¿Y si le decimos a ese amigo tuyo que le diga a mi papá lo que vio? Él podría ser un buen testigo.

—Sin embargo debemos conseguir pruebas palpables para no correr el riesgo de que papá no nos crea. Además siempre he pensado que Monique podría llegar a manipularlo, y no podemos permitir que ella nos gane. Sé bien que ambos la odiamos.

—¡Sí que sí!

—Bueno... Es nuestra oportunidad de hacerle saber a mi papá la clase de tipa que es, pero no puedes echarlo a perder, así que deja de hacerme preguntas y ven conmigo.

Tras eso, Darren, Audrey y Alex siguieron avanzando con rumbo a la misma casa donde el fantasma había visto a Monique algunas semanas atrás.

—Esto es emocionante —masculló el mayor de los hermanos a medida de que se acercaban cada vez más—. No recuerdo la última vez que tuvimos una aventura como esta juntos.

—Yo tampoco.

—Creo que no hay mejor momento para decirte que mi papá me ha prometido regalarme un auto por mi cumpleaños. ¡Por fin tramité mi permiso de menor, y en cuanto tenga el carro en mis manos podré ir adonde me plazca!

Reencarnación I: El AlmaWhere stories live. Discover now