diecinueve

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El cerebro de Danna apenas y puede terminar de procesar lo que está pasando a su alrededor. La noche anterior apenas y durmió un poco pues los recuerdos de su cena con Christopher –un fracaso total  la cena en sí, cabe destacar- no han parado de reproducirse dentro de los confines de su cabeza un solo segundo.

Detiene sus pasos delante del espejo y se observa a sí misma por largos segundos.

No es demasiado pero algo parece diferente.

Tal vez es la sonrisa que lleva en los labios.

O tal vez el jodido brillo que tiene en los ojos.

No lo sabe a ciencia cierta, el punto es que le gusta la manera en la que luce. Más relajada. Más fresca.

—Pareces una adolescente enamorada.—se reprocha a sí misma.—Dios, Danna…deja de sonreír así. Pareces una colegiala enamorada.—se queja.—¿Qué es lo que estás haciendo? Christopher es casi tu hermano…—niega lentamente.—Maldita sea, nosotros no somos hermanos…

Un par de suaves golpes se hacen presentes en la puerta de la habitación. Deja escapar un pequeño suspiro antes de encaminarse para atender.—¡Danna!—la voz de Alexandra llena el aire antes de lanzarse a sus brazos en cuanto abre la puerta.

—Hola.—saluda envolviéndola en un pequeño abrazo.—¿Qué haces acá tan temprano…?

—Mi papá fue por mí porque me invitó a desayunar…—anuncia.

—Increíble…

—¿Quieres venir con nosotros?—cuestiona.

—¿No estaba invitada antes?—pregunta.

Christopher se echa a reír antes de acercarse a ella para depositar un beso fugaz sobre sus labios. Un gemido de sorpresa escapa de los labios de la pequeña y Danna la mira un momento.

—¡Son novios!—exclama pareciendo realmente feliz.

—Eh…tanto como novios…

—¡Sí!—la interrumpe el castaño. Danna ladea su cabeza un poco pero cuando pequeños gritos de emoción abandonan a Alex prefiere guardar silencio. Porque la emoción de esa niña siempre será algo digno de ver incluso aunque sea una felicidad producida por algo erróneo hasta cierto punto.

—¿Entonces eso significa que te vas a casar con mi papá y vas a vivir con nosotros en nuestra casa, verdad?—pregunta a toda prisa.—¡Quiero!

—Alex, vas muy rápido. Detente un poco.—responde ella.—Nosotros sólo estamos saliendo…sin prisas ni nada que se le parezca…

—Bueno pero mi papá y tú son novios y eso es lo importante.—anuncia sin más.

—¿Qué les parece si dejamos toda esta charla y vamos a desayunar de una vez?—pregunta la castaña en voz baja.

—¿Podemos desayunar panqueques con arándanos y miel?

—¡Sí!—decide él.

—¡Te quiero papi!—anuncia lanzándose a sus brazos.

—¡También te quiero, enana!

—A ti también te quiero, Dan.—agrega en dirección a ella. Una amplia sonrisa se forma en los labios de la mujer.

—¡Y yo a ti, Alex!

(…)

—¿Les gustaría quedarse un día más en Boston?—cuestiona Christopher de repente.

La mirada de Danna se posa en él un momento.—¿Por qué tendríamos que quedarnos un día más en Boston?

—Bueno…pensé que ya sabes; podríamos ir al parque o algo parecido…

S.O.S Vélez en apuros.Where stories live. Discover now