Después del incidente Lia se encuentra debilitada. La manada está más separada que nunca.
Theo trajo de vuelta a todas las Chimeras.
¿Un éxito después de tantos fracasos?
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
- ¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude, rápido!- Escuché la voz desesperada de Parrish y abrí un poco los ojos.
Sentí como era cargada. Fui colocada en una camilla y solté un suspiro.
- Scott.- Lo miré débilmente y él sostuvo mi mano.
- Tengo a dos jóvenes de 18 años, potencialmente hipotérmicas.-
Scott caminaba apresuradamente a lado de mí mientras me llevaban en la camilla. Sin soltar mi mano en ningún momento.
- Estarás bien, Lia. Estarás bien.- Repitió pero notaba la preocupación en su voz.
- Va a tener que esperar aquí.- Una enfermera detuvo a Scott.
Scott soltó mi mano y me miró. Sus ojos llenos de lágrimas.
Vi como poco a poco me alejaba de él.
Los doctores comenzaron a checar mis signos vitales. Miré alrededor buscando a Lydia.
- Lydia.- Al fin pude verla en otra camilla. - Lydia.- Repetí desesperada.
Respiré aceleradamente y mis ojos comenzaron a pesarme.
- Necesitamos que te quedes despierta.- Habló la enfermera. - ¿Cómo te llamas?-
- Lia.- Respondí.
- ¿Cómo te sientes?- Preguntó tratando de mantenerme despierta.
- Mal.- Respondí débilmente.
Comencé recordar todo lo que había pasado. Él me había engañado. Una lágrima se deslizó por mi mejilla y sentí como el aire me faltaba.
- Su ritmo cardíaco baja.- Habló otra enfermera.
Sentí como me ponían una mascarilla de oxigeno.
- Por favor mantente despierta, Lia.-
- No puedo.- Murmuré cansada. - No puedo....- Susurré y cerré mis ojos.
[...]
Sentí como acariciaban mi frente suavemente. Abrí los ojos y miré a mi madre. Vi como estaba conectada a una máquina y tenía un tubo con oxígeno.
- Mamá.-
Intenté levantarme pero ella me detuvo.
- Tranquila cariño. Estás a salvo.-
- Lydia, ¿dónde está Lydia?- Pregunté.
- Ella va a estar bien, le daremos la mejor atención médica, a ambas.- Respondió y la miré confundida.
Sentí como alguien nos observaba y giré mi vista.
- Stiles.- Lo miré.
- No.- Mi madre negó levantándose y caminando hacia Stiles.
Fruncí el ceño.
- No, no entrará aquí, ¡fuera!- Exclamó molesta.
- Necesito verla, por favor. Sé quién les hizo esto.- Habló Stiles desesperado.
- ¡Sé quien lo hizo! ¡Tú! ¡Todos ustedes!- Exclamó mi madre sacándolo del cuarto a empujones.
- Mamá, basta.- Murmuré.
- Revise la nuca de Lydia.- Habló Stiles.
- ¡Fuera! ¡Largo!-
Ella lo sacó y azotó la puerta.
- Stiles.- Mis ojos se cristalizaron. - Es mi mejor amigo.-
Mi madre se acercó a mí y tomó mi mano.
- Lo sé cariño. Pero te están haciendo daño.- Habló y negué.
Comencé a ver todos borroso. Me estaba alterando mucho. El monitor comenzó a sonar cada vez más acelerado.
- Pero yo lo amo.- Murmuré cerrando los ojos.
[...]
Abrí los ojos de golpe y me levanté rápidamente. Se la estaban llevando. Lydia.
Comencé a sacar los tubos que tenía en los brazos mientras soltaba quejidos de dolor. El monitor comenzó a emitir un pitido ensordecedor. Sangre escurrió por mi brazo, manchando mi bata blanca del hospital.
Los doctores inmediatamente llegaron. Ellos me sostuvieron.
- ¡No! ¡Suéltenme! ¡Ustedes no entienden!- Grité.
Intentaba zafarme de su agarre con todas mis fuerzas.
- ¡Se la están llevando! ¡No dejen que se la lleven a ese lugar!- Grité.
- Lia, necesitamos que te calmes.- Habló un doctor.
- ¡No!- Exclamé moviéndome bruscamente.
- Lia, mantén la calma por favor.- Habló otra doctora tratando de mantenerme quieta.
- ¡Ahí no está segura!- Exclamé.
- Denme la de diazepam.- Ordenó un doctor.
- ¡No!-
Sentí como encajaban una jeringa con cuidado en mi brazo. Sentí mi cuerpo relajarse por completo.
Sedante.
Ellos me recostaron con cuidado en la cama.
- A Eichen no....- Murmuré y cerré los ojos de nuevo.
Solo quería descansar. Estaba cansada de todo esto.