Je t'aime en japonés

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Su amistad databa desde que tenían memoria, después de todo sus padres eran inseparables desde su época escolar. Incluso cuando eran tan pero tan diferentes habían conseguido forjar un vínculo peculiar que les permitía apreciar su presencia en cada momento de sus vidas. Las bodas, el nacimiento de sus hijos... Era como si planearan hacer todo juntos aun cuando ellos juraban que no era así.

Yuugo estuvo ahí para Peter cuando su esposa falleció producto de un fulminante cáncer que la consumió en poco tiempo, el dolor de perder al amor de su vida lo habría consumido también a él de no ser por la fuerza que la familia de su mejor amigo le infundía. El pequeño Norman era bienvenido en la familia de Yuugo como si fuera un segundo hijo, y su buena relación con Emma era tal que incluso dormían juntos cada vez que él se quedaba a pasar la noche cuando su padre necesitaba estar solo.

Tiempo después, Yuugo perdió a su esposa en un accidente automovilístico, y entonces fue el turno de los Ratri de permanecer al lado de su segunda familia. El vínculo que entre ellos cuatro compartían era tan especial que nuevamente no importaba lo diferente que eran ambas familias, Emma era una segunda hija para Peter tanto como Norman lo era para Yuugo.

– Entonces, ¿Estás seguro que no quieres una lata de cerveza? Hay suficiente en la nevera si es eso lo que te preocupa.

Está bien, pero que lo considerara como a su hijo implicaba el mismo trato.

– Estoy bien, tío Yuugo, recuerda que aún soy menor de edad –respondió un albino de diecisiete años un poco apenado por la situación.

– ¡Ya déjalo en paz, papá! Lo asustas –regañó una pelirroja de igual edad, tomando al chico por la mano y arrastrándolo fuera de la casa.

– ¡SON UNOS ABURRIDOS! –se dejó escuchar justo antes de que ella cerrara la puerta principal.

– No se cansará nunca –sopesó Emma, con sus manos en jarra y negando con la cabeza–. ¿Ya desayunaste? Planeaba pasar por la panadería de Mujika, ¡Hoy es lunes de churros! –exclamó lo último con emoción.

– No estoy seguro de que los churros sean la mejor opción de desayuno, Emma. Recuerda que hoy tienes práctica de fútbol –la mencionada rodó los ojos con ligera molestia–. No me mires así, tengo razón, además estaríamos llegando tarde a clase si hacemos ese desvío.

– ¡No seas un aburrido! –rezongó la pelirroja con un puchero y ojos de cachorro.

Norman rió por lo bajo, esa actitud era tan típica de ella... Aunque era por eso mismo que jamás podía negarle nada a su amiga.

– Tendremos que tomar un atajo a la vuelta y correr...

– Lo tomaré como un sí, ¡Vámonos! –tomó al chico de la mano y comenzó a correr en dirección contraria a la escuela, no importándole las quejas que de él provenían.

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– ¡Dijiste que sería rápido!

– No contaba con que el pequeño Sook estaría despierto. Además todavía no salía la nueva tanda, estos están más calentitos que los otros, ¿Quieres probar?

– No, hay que correr.

– ¡Pero se enfriarán!

– Entonces corre rápido –y dicho eso, fue su turno de tomarla de la mano para correr entre callejones y pasajes hacia la escuela.

– Espéralo... Sólo cinco segundos más... –una moreno observaba de forma alternada su reloj y la entrada del instituto, la situación era tan normal para él que ni siquiera le extrañaba que el chico más aplicado de la escuela casi siempre llegara sobre la hora a clases–. Ahí los tienes –agregó sin más, dándose la vuelta para encaminarse al interior del edificio.

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