La nieve de mi corazón

Parte 1 La mudanza

-Acacia prepara la maleta - grita mi madre desde el jardín.

No estoy preparada para mudarme. No quiero dejar mi pequeño hogar en el mundo. Lo peor de todo es que no puedo llevarme todos mis libros. Mis padres me han dicho que coja los más importantes y que cada vez que volvamos a casa puedo cambiarlos, pero que bajo ningún concepto puedo llevarme toda mi biblioteca.

- YA VOYYYY - grito malhumorada tirando el libro que estoy leyendo sobre la cama a la vez que pienso que ropa meter en la maleta.

Mientras preparo la maleta de la ropa oigo a mi hermano jugando con sus videojuegos ¿habrá preparado ya todo? 

Después de más de media hora preparando y pensando el equipaje bajo las escaleras hasta el salón para dar la maleta a mis padres. Sé que están preocupados por nosotros y por el cambio significativo que esto conlleva.

Vivir en Willemstad con su ambiente caribeño va a ser muy distinto a vivir en Vancouver. Según he leído en Internet en Canadá hace mucho frío y yo no estoy acostumbrada a ese frío. Además a parte del frío tengo que hacer frente a otro idioma, por suerte mis notas en inglés son buenas y puedo terminar segundo de bachillerato en Vancouver sin necesidad de repetir o bajar de curso, o eso espero.

Pero en cierta medida estoy emocionada con la mudanza. Irnos a otro país significa conocer gente nueva y puede que al fin conozca a mi Ares o Hardin, dos de mis protagonistas juveniles favoritos. En verdad estoy nerviosa por lo impresión que una chica de Willemstad pueda causar en Canadá.

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Después de estar más de un día de viaje y de hacer escala en Miami y San Francisco llegamos a nuestro nuevo destino, Vancouver.

El aire nada más bajar del avión se nota frío y tengo que ponerme una chaqueta para no congelarme en el aeropuerto. Solo espero que en la ciudad haga mejor que en el aeropuerto.

- Acacia vete con tu hermano a por las maletas en lo que tu madre y yo revisamos el papeleo - me dice mi padre mientras me besa la cabeza.

Dennis y yo vamos juntos a la cinta esperando a que salgan nuestras maletas. Mi hermano, como no, se pone a jugar con su móvil y yo mientras tanto me fijo en las personas que están esperando su equipaje.

Al fondo de la sala puedo apreciar a un chico que tendrá una edad parecida a la mía. Es alto y parece que debajo de su ropa esconde una musculatura bien marcada. Lo que más me llaman son sus ojos azul intenso que destacan con su cabellera negra azabache. Su cara me suena de haberle visto en el último avión, el que cogimos en San Francisco,  por lo que si no me equivoco es canadiense o americano, aunque apostaría más por la primera opción .

-Acacia deja de observar al pobre chico - me susurra mi hermano mientras se mea de la risa.

- ¿Qué te pasa Dennis? - le pregunto mientras noto como me arden mis mejilla.

- Estás comiéndote al pobre chico con la mirada y me apuesto lo que quieras que se ha dado cuenta más de la mitad de la gente que estamos aquí.

- Deja de decir tonterías y coge las maletas que están saliendo ya.

Menos mal que en ese momento salen nuestras maletas de golpe, aunque es un poco caos porque son más de siete y no tenemos manos ni tiempo para coger todas en la primera vuelta. Cuando ya solo nos queda la última maleta, que encima es la mía de peque y tiene una princesa rosa grande, alguien se nos acerca. 

En ese momento noto que todo me empieza a temblar y me da miedo por si es el chico de antes. Pero de repente oigo una voz familiar y me doy cuenta de que es mi padre que ha venido a echarnos una mano con el equipaje.

Justo cuando salimos intento buscar al chico con la mirada, pero se ha ido sin que me diese cuenta. ¿Quién será ese chico que me ha recordado a mis amores literarios? Lo único que sé es que en esta magnifica ciudad se esconde mi futuro amor, o eso espero.