Mi dulce veneno

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Daba y daba vueltas en su cabeza, ha de ser el alado más puro y digno del planeta ¿Por qué demonios querría ensuciarse con esa bestia? Empezaba a cuestionar los fundamentos del deseo ¿Acaso tenían una fuente razonable?

No

Solo era la movilidad de su cabello nocturno, la delicada palidez de su rostro, el volumen de los rasgos perfectos en una sola expresión, esas manos ágiles, los labios finos y sus curvas deseables y por último, esos ojos carmesí, que tan solo de mover los párpados cambiaban su brillo y su expresión entera, lo que le daba vida a sus acciones y tal vez un indicio de muerte interna a quien lo mirase con tanto detenimiento.

Y ese era él, Ash Landers miraba detenidamente sus características en plena batalla, ese demonio, Sebastian Michaelis, no dejaba de grabarse en sus pupilas. Se veía tanta determinación en sus movimientos y en su expresión tan confiada frente a los problemas que imaginárselo en un momento de vulnerabilidad era simplemente insólito. Se preguntaba si sería lo mismo mientras se le exigiese humillación, ver esa cara de desconfianza era algo que odiaba y amba, el desprecio que brillaba en sus ojos carmesí al verlo de forma inmediata, era simplemete detonador del deseo de una sensación más intensa que el odio. Estaba buscando el placer prohibido de los seres puros.

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El demonio tras tener una ardua y a la vez simple batalla, caminando a través de los cuerpos sin vida, armados y vestidos elegantemente sin omitir el ligero adorno de la sangre, fue a informarle a su amo que podía salir de esa mata de árboles derrumbados que había hecho para mantenerlo seguro, ya que en el bosque no funcionaba un simple árbol como escudo. Dirigiéndole una amplia sonrisa le extendió la mano para levantarlo e ir de camino a inicios del bosque, donde estaban los sirvientes en caso de que hubiesen refuerzos enemigos, pero extrañamente no estaban tan preparados como Ciel lo supuso, otra persona había interferido para llevar a cabo su experiencia contaminante.

La atmósfera del bosque había cambiado, de pronto hubo una espesa niebla al rededor de los dos caminantes.

-No recuerdo algún indicio de niebla Sebastian...

-Tampoco es algo natural en este bosque bocch- --se vio interrumpido por un golpe seco en el suelo-- ¡Bocchan!

Ciel se había desplomado a unos metros de él, fue a socorrerlo, de inmediato sintio un fuerte agarre alrededor de su cuello a lo que intentó forcejear, pero lo levantaron en el aire, colocandole un  pañuelo impregnado de una sustancia líquida al rededor de la boca y la nariz, se escuchó una risa satisfactoria.

-No creí que esta vez fuera tan fácil atraparte, demonio.

Solo podía gruñir y quejarse sofocadamente e intentar forcejear con su cuerpo, o el ángel se había vuelto más fuerte o sus fuerzas habían disminuido, solo pudo ver  como se desvanecía la niebla debajo de él y a su joven amo en el suelo que empezaba a alejarse, luego de eso sus ojos se empezaron a cerrar involuntariamente.

Quedo inconciente en los brazos del ángel.

Despertó en algo que parecia ser un sótano, débilmente iluminado con la luz de unas velas en las paredes, habían unas cadenas con muñequeras colgando de la pared a la que estaba cerca, y cuando se dio cuenta sentía un peso alrededor de su cuello. Tenía una cadena, también pegada a la pared, no era corta, por lo que se puso de pie, pensó en la estupidez del captor al solo ponerle una cadena y sonrio con sorna, asi que agarró la cadena y tiro de ella pero solo logró halarse un poco la cabeza, su sonrisa se borró, su molestia se hizo visible y empezo a jalar un poco más la cadena impotentemente, no funcionaba, su fuerza no era la misma, siguió haciendo intentos inútiles, se sentía ansioso y su mente estaba algo nublada, debería salir de ahí cuanto antes.

Kuroshitsuji: ¿Tentación al cielo?Where stories live. Discover now