Sing's POV

13:30pm
La hora de almuerzo era tan bulliciosa como de costumbre para la mayoría de los estudiantes de Brighton. La cafetería estaba separada del resto del edificio en el que dormíamos y teníamos clases; era un cubo gris de dos pisos; en el primero se reunía la gran mayoría de estudiantes por ser el lugar más cercano al mesón de comida y el más amplio; el segundo tenía menos fama porque ninguno de los vagos que teníamos por compañeros vencía su pereza con tal de llegar hasta ahí, por eso lo habíamos elegido como lugar para reunir a la pandilla.
—¿Por qué siempre tardan tanto en llegar? —le pregunté a Shorter, que en esos momentos devoraba una empanada de pollo y verduras mientras se balanceaba en una silla al lado mío— vas a caerte si sigues haciendo eso.
—Y a ti te van a salir arrugas si sigues preocupándote tanto —respondió— tranquilízate, ya llegarán.

Me recargue en la baranda que limitaba la zona de las mesas. En el centro, el piso se abría para dejar un agujero con vista hacia el primer piso en el que el resto de los estudiantes comía sin enterarse de nada.
— Nadie se toma en serio las reuniones —me quejé y Shorter contestó algo que no llegué a entender porque tenía la boca llena.

Suspiré. No entendía cómo es que los asuntos de la pandilla habían estado en manos de un tipo tan despreocupado como él.
— Supongo que solo queda esperar —dije descansando la barbilla sobre los brazos. Podía ver las mesas de abajo a solo unos metros de mí. Las personas siempre mantenían los mismos patrones de comportamiento y frecuentaban los mismos lugares, por eso eran fáciles de dirigir. Todo estaba en orden en la escuela, igual que el resto de los días en los que había estado ahí; todo excepto por una mesa en el centro de todas las demás.
—Ash Lynx sigue viéndose con el chico nuevo —comenté sin despegar la mirada de la cabeza rubia del aludido y la de su acompañante— ¿Sigue sin ser algo de lo que tengamos que preocuparnos?
—Ash ya ha dejado claro muchas veces que no quiere tener nada que ver con nosotros —contestó Shorter, quien de un segundo a otro había ido a parar sobre mis hombros, como si el idiota no pesara casi el doble que yo— la relación que esos dos tengan no nos afecta.
—Por ahora —dije haciéndolo a un lado— no me gusta nada lo cercanos que son.
—¿Celoso?
—No digas estupideces —dije cuando logré hacerlo a un lado del todo— ¿qué tal si los rumores son ciertos y ese chico lo ayuda a escapar? Sabes que necesitamos a Ash para mantener al resto de los chicos de Brighton a raya, en especial después de que tú te vayas.
—Eso no va a pasar, pequeño saltamontes —me dijo y una de sus grandes manos fue a parar hasta mi cabeza para despeinarla— sabes que siempre ha sido imposible salir de aquí por las malas.

Me mordí el interior de la boca para que Shorter no pudiera notar mi nerviosismo. Tenía razón, Ash nunca había logrado poner ni un pie fuera del establecimiento desde que lo encerraron hace más de ocho meses; sin embargo, tampoco había estado tan cerca de salir como lo estaba ahora. Ninguno de los dos sabía si el chico nuevo, Eiji Okumura, sería la última pieza que faltaba en su ecuación de libertad.

Ash's POV

13:32pm
Ninguno de los rostros en la cafetería podía compararse con el de Eiji, pues el suyo era inocente, amable e irradiaba la felicidad que todos habíamos perdido. Sonreía como si realmente lo estuviera pasando bien, como si le estuvieran haciendo cosquillas, como si el resto del mundo fuera de la mesa que compartíamos no fuera horriblemente cruel.
—Entonces, el profesor dijo que teníamos que entregar el informe para mañana mismo, yo creo que eso es explotación —dijo recargando la cabeza en una mano.

Di vueltas el contenido de mi vaso y volví a subir la mirada hasta él. No sabía en qué momento estar a su lado había dejado de ser algo extraño, ni mucho menos en qué momento se había convertido en algo agradable; solo sabía que esa mañana, cuando nos encontramos en uno de los pasillos, el día cambió de dirección. Mis planes para la mañana se retrasaron para la tarde y los de la tarde para algún momento libre dentro de esa semana; en lugar de ir hasta los camarines de la piscina para reubicar mis herramientas, lo había acompañado a tomar desayuno y a terminar los últimos ejercicios que le habían quedado pendientes de la clase de matemática. Ahora, en lugar de estar cavando un túnel, estaba almorzando empanadas de pollo y vegetales mientras lo escuchaba hablar con aquel acento que me había puesto los nervios de punta, pero que poco a poco me había comenzado a gustar.
—Deberíamos juntar firmas y crear un sindicato —dijo luego de mucho pensar. Después de todo lo que había tenido que pasar, no tenía corazón para decirle que los sindicatos eran solo para trabajadores y no para estudiantes— ¿qué opinas?
—Me uniré a ese sindicato si tú eres quien lo dirige —Eiji sonrió complacido y yo también. Me había vuelto adicto a esas sonrisas.

Academia Brighton (Banana fish)Where stories live. Discover now