[0003; My decision]

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3. Mi decisión.

Cuando Milk despertó a la mañana siguiente con los ojos irritados e hinchados y el otro lado de la cama completamente vacío, supo que era momento de tomar una decisión. Una que por lo demás ya estaba más que tomada, pero eso no significaba que no le asustara llevarla a cabo; y es que, Dios, era una mujer adulta con dos hijos, ¿Qué haría de ahora en adelante si se había dedicado por años a su familia?

Sabía que el porvenir no sería nada fácil, idear una vida nueva no era su plan, pero tampoco estaba dispuesta a quedarse de brazos cruzados viendo como lo que quedaba de su juventud desaparecía entre sus manos, secándose como las hojas de los árboles al llegar el otoño. Mill quería algo más, no rejuvenecer y vivir su adolescencia otra vez, simplemente... Quitarse ese peso, esa disconformidad que fue creciendo con el tiempo después de notar el descuido de sí misma hacia su persona. Agradecía tener dos hijos maravillosos, pero... Ah, ella simplemente sabía que ya no podría seguir en la sombra de un matrimonio que ya no daba abasto, al menos para ella no.

Amaba a Goku desde niña, y hasta la fecha aquello no había cambiado ni un poco, aún cuando él estuvo muerto una vez, perdido en un planeta desconocido por un año, entrenando una y otra vez, muerto nuevamente por siete años, y ahora que estaba de regreso entrenando todos los días un poco más igual que antes. Vaya, de seguro Milk debería apoyar a su esposo como una buena esposa, ¿Pero no tenía derecho a un poco de su atención también? Aquella era una buena pregunta, y un buen cuestionamiento por lo demás. Lamentablemente Milk no era una jovenzuela, ya no era una niña que pudiera estar exigiendo la atención de su novio; era una mujer casada, una que tal vez dejaría de serlo pronto.

Esa misma mañana mientras repasaba los contornos de su rostro con sus manos Milk se obligó a sí misma a mentalizarse para lo que se vendría para ella, un sentimiento angustioso se adueñó de su pecho cuando en su mente se formularon las palabras adecuadas para darle fin a aquella relación de años, sería difícil, lo sabía. Sería demasiado difícil romper con el amor de su vida luego de tanto, pero sabía que al final sería lo mejor para todos, o al menos esperaba que fuese así. Ella no le privaría a Goku el compartir con sus hijos, ni siquiera le pediría que se marchara porque aquella también era su casa, el hogar de ambos, sería parcialmente injusto pedirle que de pronto se buscara un lugar nuevo en el cual vivir.

Terminó de atar su oscuro cabello tras un suspiro nervioso, apoyó ambas manos sobre el pequeño tocador que contenía un espejo en el que apenas podía observar su rostro, y entonces se puso de pie. Sus ojos negros y brillantes se perdieron cortos segundos en aquel anillo dorado que seguía rodeando su dedo. ¿Ella quizás debería...? Nunca antes pensó en quitárselo, jamás, ni siquiera cuando ante la sociedad ella había quedado viuda. Aquel anillo representaba su unión con el hombre al que amaba y por más que él no estuviera físicamente era una de las formas en las que podría recordarlo... Aquel anillo que ahora era lentamente deslizado hasta quedar fuera, ahora en su lugar quedó una marca más pálida que su tono de piel normal. Milk lo observó en la palma de su mano con melancolía y tal vez un poco de miedo, aquel objeto guardaba mucho valor sentimental para ella, una vida de casada que de algún modo estaba intentando finalizar.

Mordió su labio con fuerza cuando este comenzó a temblar, el impulso de regresar el anillo a su lugar de siempre fue tan grande que sintió las ganas de llorar en el centro del pecho.

No. No debía. 

Y por eso que se acercó hasta la pequeña mesita de noche a un lado de su cama y con todo el cuidado del mundo lo depositó dentro, un suspiro lastimero brotó de ella cuando cerró el pequeño cajón.

—Milk, Goten y yo ya... —La animada voz de Goku se hizo presente en la habitación logrando que el cuerpo de Milk temblara por la sorpresa. Él, desde la puerta de la habitación observó como ella guardaba algo que no logró descifrar. Sus cejas se fruncieron con confusión cuando ella se fue levantando lentamente.—¡Milk! ¿Por qué lloras? —Algo se encendió en al ver ese rastro salado descender por las ahora rojizas mejillas de Milk. Sus pasos fueron inconscientes pero de todos modos se vio a sí mismo caminando hacia ella con preocupación. Una de sus manos se alzó en el aire buscando limpiar aquellas lagrimas que le causaban una pésima sensación. Una exclamación de sorpresa brotó de sus labios cuando Milk pareció rehacía a su contacto, alejándose unos cuantos pasos de él.

Seven years later┊GoChiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora