𝐋𝐄𝐆𝐎𝐋𝐀𝐒 ━━━ 𝐢𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐬.

━━━ 𝗟𝗘𝗚𝗢𝗟𝗔𝗦 𝗜𝗠𝗔𝗚𝗜𝗡𝗔𝗦

0.3│GREENLEAF

No disfrutabas particularmente ser parte de la comunidad del anillo, sin embargo no por la compañía sino por los peligros y todo lo que ello acontecía. Estabas muy a gusto con Aragorn, Gimli, Gandalf, Boromir, los hobbits y por supuesto Legolas. Tal vez estabas demasiado a gusto con este último pero nadie tenía por qué saberlo (aunque por supuesto todos lo sabían).

—Descansaremos aquí. —Indicó Aragorn dejando caer sus pertenencias al suelo sin cuidado—. Hay un arrollo cerca para tener agua y estos árboles son lo suficientemente altos para ocultarnos de los espías de Saruman.

—¡Podemos encender una fogata! —La ilusión era visible en los ojos de pip.

La noche se encontraba fría y el suelo estaba humedo. Al igual que el resto de la compañía, compartías el sentimiento pero el riesgo era muy alto.

—No podemos correr riesgos. —Dijo Gandalf.

La cara de Pip y Merry cayó en decepción. El mismo Gandalf no estaba contento con su decisión pero tenía razon. Era demasiado peligroso. Al menos podrían estar a salvo por unas horas y reponer algo de energía.

Observaste a Legolas quien lucía tranquilo y nunca antes habías deseado tanto ser un elfo. Legolas no se veía afectado por las condiciones de su alrededor, ni siquiera parecía cansado por el viaje. Lucía igual que cuando habían partido.

—Necesitan descansar. —Oíste a Boromir hablando con Aragorn. —No podemos mantenernos a este paso.

—No podemos detenernos aquí, todos estaremos congelados antes de que caiga el invierno. —Indicó Gimli. —Todos menos el elfo.

El tono de Gimli no tenía la costumbre burlona con la cual siempre se refería a Legolas, por lo que este último no intervino en la conversación y por su mirada hasta parecía estar de acuerdo con el pelirrojo.

—Gimli tiene razón. —Hablaste. —Necesitamos llegar a Caradhras y salir de ahí cuanto antes, no podemos gastar aquí nuestra energía.

Boromir no estaba satisfecho con las respuestas sin embargo guardó silencio y con sus pocas pertenencias improvisó una cama, acto que el resto replicó.

Cuando dejaste tus cosas en el suelo e intentaste acomodarte, notaste como el el suelo parecía hielo. Si no fuera porque necesitaban descansar, estabas segura que todos habrían decidido continuar con el viaje. El caminar les habría proporcionado más calor que las delgadas mantas que traían consigo.

Viste a Legolas sentarse contra el tronco de un árbol, sus piernas se estiraron en el piso mientras dejaba a su lado sus flechas y arco. Pudiste notar el debate en su rostro, no estaba seguro si dejar su arco. No lo culpabas, tampoco querías separarte de tu espada.

Sin querer observaste a Legolas más tiempo del que debías, sin embargo nadie lo notó debido a la oscuridad que proporcionaba la noche. Legolas, pese a la oscuridad, tenía un ligero brillo que lo distinguía del resto de la comunidad. Incluso en la noche, que parecían cada vez más oscuras y amenazantes, Legolas lograba disipar y destacar como un faro de luz. Era reconfortante. Quizás lo más reconfortante en noches como estas.

Estabas alegre y continuamente agradecías que Legolas se encontrara en el grupo. El elfo había sido un gran apoyo dentro de la comunidad. Te había enseñado a usar el arco, te acompañaba a recorrer los alrededores en busca de plantas y cualquier objeto que sirviera para curar a una persona y sobretodo había sido un amigo. Legolas había escuchado cada uno de tus miedos, tu incertidumbre y preocupaciones. Habías compartido parte de tus sentimientos con él al igual que él contigo. Él había confiado en ti, confiaba en que cuidaras su espalda e ibas a mantener esa confianza.