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El aire de hoy es bastante fresco, me hace sentir algo de escalofríos y siento cómo mis dedos pierden su temperatura para quedarse rígidos. Camino más a prisa, el cielo está cubierto de un color gris con algunas manchas de algodón y aquello me alegra, me gustan los días nublados ya que no tengo que lidiar con el asqueroso sudor que puede manchar mi camisa.
Voy confiado por las frías acercas de la ciudad dando pequeños vistazos a las personas que van a trabajar, algunos apresurados y otros a paso lento. Ceso mi cortina de distracciones para llegar a la avenida SeaPort, en la parada del autobús está una persona joven y con vistas de no haber dormido adecuadamente.
— Buenos días, Senpai. —saludó con una media sonrisa y soltó un largo bostezo que me contagió— Bonita mañana, ¿no?.
Me detuve a su lado y tomé ambas correas de mi mochila con las manos para hablar. —Bastante agradable, sí.
Ambos no éramos los más habladores, a pesar de que aparento serlo en el colegio, no me es tan cómodo escuchar parlotear a los demás en conversaciones aburridas y mi sonrisa sólo disimula mi cansancio. Esos idiotas no merecen mi atención, soy demasiado para ellos.
— ¿No es extraño que la escuela aún tenga un bus? —formó una sonrisa sin mostrar los dientes — Ya somos adultos pero de verdad agradezco que nos lleven sin pagar tanto.
— Ya habías hecho esa pregunta antes.
— Tenía curiosidad de la respuesta que me darías esta vez.
Kay, una persona que conocí en el primer año de universidad por una grotesca casualidad. Estaba dándole una revancha al enano de cabellos azules para limpiar mi honor, el muy hijo de puta me volvió a vencer y estaba a nada de romperle la nariz, entonces Kay se interpuso antes de que la otra enana de vestido rojo lo hiciera. Recuerdo muy bien su rostro enfadado al defender a ese vago bueno para nada, aún tengo caballerosidad, así que lo dejé en paz y me largué con lo que tenía de orgullo.
Cuando cambiaron los lugares para la parada del autobús escolar tuve la molesta sorpresa de encontrarle aquí. Llevamos un año de convivencia y debo decir que no es una molestia tan grande, tiene suficiente valor para rechazar mis trucos de conquista y es un persona muy directa.
— Prepárate porque ahí viene.
Giré mi cabeza a la izquierda y era cierto, ya sólo le faltaba un semáforo a aquel montón de chatarra color amarillo canario para llegar con nosotros. Rápidamente inhalé, retuve la respiración y exhalé lentamente el aire por la nariz, debía estar listo para volver a mi papel.— ¿No tienes algo más inteligente que decir?.
No importaba nada, sólo debía ser tan apuesto como siempre he sido y todos aquellos que laman el piso por donde camine serán la prueba de que nada me podrá derrumbar, simplemente soy así de bueno.
