ME PERTENECES (+21)

CAPITULO 3

Abrí los ojos de golpe, examine donde me encontraba era una grande habitación, frente a mi estaba un enorme ventanal.

Y a los lados dos puertas, la única luz que alumbraba el lugar era la de la luna.

Me levante, me di cuenta que seguía con la misma ropa de antes.

Mi corazón comenzó a sentir miedo al saber que estaba raptada, estaba más preocupada por mi madre que por mi.

Observe una tercera puerta, me acerque a ella y la roze con la punta de mis dedos.

Era color marrón, tome la manija entre mis manos me sorprendí al darme cuenta de que abrió al instante.

La abrí por completo y salí con rapidez, observe el pasillo era ancho con muchos retratos en el.

Camine lentamente sin hacer nada de ruido, a lo lejos observe las escaleras.

Las fui bajando poco a poco y antes de poder tocar el ultimo escalón me pare de golpe.

Abrí la boca incrédula de lo que estaba viendo.

Él estaba ahí recargado en la chimenea, pero eso no fue lo que me sorprendió.

Sino que arriba de su cabeza había un enorme retrato de mi rostro sonriendo.

Baje por completo las escaleras, él se dio la vuelta y me sonrió.

— ¿Donde estoy? —. Pregunte observando todo.

Delante de la chimenea había dos grandes sillones y una pequeña mesita en medio.

— En nuestra casa —. Tomo de golpe su trago

— Toma —. Se acerco a la mesita y tomo unos papeles

Se acerco sigiloso hacía mi y me los tendió, los observe cautelosa, él se impacientó y los agito para que los tomara.

Lo observe él no quitaba su mirada de mi rostro, los tome con delicadeza, los abrí y sentí como mi corazón se rompió en mil pedazos.

— Él no te merece —. Sus palabras eran amargas

Mis ojos se tornaron borrosos, y unas cuantas lágrimas salieron de ellos, era mi novio teniendo sexo con otra mujer que no era yo.

— ¡Esto es mentira, tú lo haces para que termine con él pero eso no va a suceder jamás! —. Grite aventando los papeles al suelo

— ¿Por que niegas lo que vez? —. Su pregunta hizo que mi rabia despertara aún más

Me acerque a él y con todas mis fuerzas comencé a pegarle en su duró pecho.

Él no se movió por un instante, me detuve de golpe al sentir como tomaba mis muñecas con fuerza y me pegaba a la pared.

Las subió arriba de mi cabeza, sus labios rozaron los míos.

— ¡Suéltame! —. Quise salir de su agarre

— ¡Tú me perteneces, pero no porque seas mi obsesión dejaré que hagas lo que quieras! —. Lamió mi mentón

— ¡Yo no soy tuya, yo no le pertenezco a nadie! —. Una de sus manos libero una de mis muñecas

Pero con la otra las sujeto fuertemente, tomo con fuerza mi mentón y escondió su cabeza en mi cuello.

— Yo te compre, yo hice que te llevaran a ese burdel tu amiga te vendió conmigo —. Susurro cerca de mi oído

— ¡Mientes! —. Mordí mi lengua

— ¿Que ganaría yo con mentirte? Si de todos modos ya eres mía —. Me miro

— Ella jamás me traicionaría con nadie —. Sonrió y me mostró un poco sus dientes

— ¡Traiganla! —. Grito

Sus dos guardaespaldas de antes aparecieron, se hicieron aún lado y detrás de ellos salio ella.

Frunci el ceño confundida, ella me miro con tristeza.

Sentí como él me libero, me acerque poco a poco hasta quedar frente a ella.

— Perdóname —. Lágrimas salieron de sus ojos

Sentí como mi pecho se sentía caliente, como mi respiración era más rápida, como mi pulso se aceleraba.

Y sin pensarlo dos veces pegue mi mano con su mejilla, su cabeza se giro un poco.

Su cabello cubría sus ojos, y con una de sus manos sobo su mejilla rosada por la cachetada.

— Tu perdón no me sirve de nada —. Mis palabras sonaron con rabia

Los guardaespaldas la tomaron de los antebrazos y la sacaron del el lugar.

Pase mis manos por mi cabello frustrada, todo me estaba saliendo mal.

Sentí unas manos en mis hombros, me di la vuelta y con furia las aventé de mi cuerpo.

— ¡No quiero que me vuelvas a tocar! —. Grite con rabia

Él hizo una seña con sus dedos y sentí como sus guardaespaldas me cargaban.

— ¡Sueltenme! —. Patalee con todas mis fuerzas

Mis ojos se perdieron con los de él, y poco a poco deje de verlos por los muros.

Me llevaron hasta la misma habitación, y me encerraron ahí.

Me di la vuelta y deje que todas las lágrimas contenidas en mi ser salieran a flote.