Parte Única

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—¡Yoongi, ¿dónde están mis pantalones?! — El gritó de Jungkook lo desconcentró de la pantalla y de la increíble idea que tenía en su cabeza para la nueva novela que estaba escribiendo. Soltó un suspiró y miró por encima de la pantalla de su laptop para observar al chico de cabello negro y largo, con solo una remera puesta y su ropa interior.

Un lindo sonrojo se asomó en sus delgadas y blancas mejillas y desvió la mirada nuevamente a la pantalla de luz azul, mostrando la hoja a medio escribir con la idea que ya había desaparecido por completo de su cabeza, dando paso a imágenes poco inocentes de su lindo y pequeño novio.

—Yoongi~, tengo que ir a la universidad. Pero si quieres me voy así. — Volvió a elevar la mirada de su laptop, sin haber escrito nada, y solo fue la mirada que puso el mayor que el más alto corrió hasta la silla ergonómica para abrazar a su mayor, rogando su perdón.

—Son las 7:30 de la mañana, y lo primero que oigo de tu linda boca es un grito preguntando por tus pantalones, pantalones que tú mismo te quitaste anoche. — Se quejó el escritor de 32 años, con sus cejas fruncidas, intentando no dejarse vencer por los mimos que recibía del estudiante de fotografía de 25 años. —Y, además, me amenazas con que te irás así a la universidad. —

Una pequeña risa se escuchó en el cuarto, pero Yoongi definitivamente no estaba riendo. No le causaba gracias.

—Perdóname, perdóname, perdóname. — Tras cada petición de misericordia por la cruel frialdad de su novio, Jungkook dejaba un beso en sus mejillas, que nuevamente tomaban un tono rosa tan adorable, como la sonrisa que intentaba contener. —Anda Hyung, perdóname, sabes que era broma, jamás dejaría que nadie me viera, solo tú. —

—Están sobre el televisor... Eres un niño muy desordenado. — Negó, dejando escapar la sonrisa que Jungkook seguía seduciendo con sus besos.

—¿En serio?, ¿cómo no los vi? —

—Por qué no traes tus lentes, y no te has colocado los de contacto. —

—Cierto, gracias, te amo. — Jungkook giró el rostro del pelinegro y besó sus labios por largos segundos, agregando los besos de la mañana, los de disculpas y los de agradecimiento en esos prolongados segundos. —Y buenos días. —

—Buenos días bebé. — Se sonrieron mutuamente hasta que Jeon se dio cuenta que ya iba atrasado.

Cuando ya estaba vestido y corriendo escaleras abajo, las cejas de Yoongi se fruncieron.

—¿Y mi beso? — Gritó desde su estudio. Las escaleras sonaron nuevamente con firmes pasos hechos por enormes botas militares negras.

—Lo siento, voy atrasado. — Yoongi se levantó tras cerrar su laptop y se acercó a su novio en medio del camino entre la puerta y el escritorio para besar al chico.

—Vamos, te voy a dejar. Dame 2 minutos. —

Y como prometió, es dos minutos estaban saliendo del departamento para bajar hasta el estacionamiento. Subieron al BMW 8i color negro del escritor y salieron rugiendo el motor hasta la universidad de Jungkook.

Al llegar, Yoongi se bajó y esperó al fotógrafo en proceso para poder despedirse con su ansiado beso y un abrazo.

—No olvides desayunar, cuida tus cosas y no te metas en problemas, ¿bien? —

—Pero bueno, ¿eres mi novio o mi padre? — Bromeó el menor mientras atraía su cuerpo con una sonrisa enorme en su rostro arrugando sus grandes y brillantes ojos.

—Bueno, soy tu novio, y tú mi bebé, así que solo hazme caso. —

—Sí, señor. —

—Vuelve a decirme señor y no volveré a acariciarte la cabeza al dormir. —

Un fotógrafo, para un escritor. «Kookgi» O.SWhere stories live. Discover now