Princesa Valiente

Capítulo 31

POV.ANASTASIA 

Mientras Taylor conduce yo miro por la ventana el sol brilla y apenas hay tráfico. Es una mañana muy tranquila Christian, toma mi mano. Me giro a mirarlo y él me sonríe. Me siento muy feliz a pesar de lo que sucedió con el señor Hyde. Pero es mejor olvidar esos recuerdos. Ya la cabeza no me duele. Los golpes en la mejilla algo, pero me siento bien.

El auto se detiene Christian, y yo bajamos del carro y Jacob también. Antes de caminar aseguro que el collar de mi amiguito este bien sujeto.

—¿Lista nena? —pregunta Christian mirando a Jacob.

—Si —Christian toma mi mano y la entrelaza con la de él. Caminamos y giramos a la izquierda y avanzando hacia la esquina, donde nos detenemos a esperar que cambie el semáforo. Estoy en la calle y Christian Grey, me lleva de la mano. Nunca he paseado de la mano de nadie.

Un cosquilleo me recorre todo el cuerpo. Intento reprimir la ridícula sonrisa que amenaza con dividir mi cara en dos. Intenta calmarte, Ana, me implora mi subconsciente. Una vez que el semáforo cambia seguimos nuestro camino.

Llegamos al Caffe Umbría donde Grey me suelta para sentarnos, en las mesas de afuera. Ato a Jacob a mi silla. Mientras un joven se acerca a nosotros

—Buenos días —nos dice sonriendo.

—Buenos días —saludamos Christian y yo al unisonó

—¿Puedo tomar su orden? —dice el joven mirándome demás. Miro a Christian, quien se ha puesto muy serio. Diablos. Esto no es bueno.

—¿Cariño qué quieres tomar? — ¿Cariño? Christian, acaricia mi mano. Es tan educado como siempre. Esta celoso dice mi diosa interna.

—Tomaré... eh... un té negro de Twinings english breakfast. —digo. Christian alza las cejas.

—¿No quieres café? —dice

—No —Sonrío—también quiero dos tostadas, yogurt con cereales y un zumo de naranja por favor— pido.

—Muy bien— dice el joven anotando en su libreta y sonriéndome —¿y usted señor? —pregunta

—Un café, dos muffins de arándanos, un homelet y también un zumo de naranja—pide serio. Al parecer al señor Grey, le gustan los muffins de arándonos, por eso Taylor llevaba cuatro.

—De acuerdo ya regreso con sus órdenes—dice y se retira.

Mientras esperamos Christian revisa su celular y yo lo observo podría pasarme el día mirándolo. Me muerdo el labio y vuelvo a mirarle. Así que muffins de arándonos eh.

—¿En qué estás pensando nena? —murmura Christian. Sacándome de mis pensamientos.

—En que los muffins de arándanos son tus favoritas. —Hablo en voz baja. Frunce el ceño.

—Me gustan ¿Cómo lo sabes? —murmura.

—Taylor solía comprar un café y los muffins de arándanos en la cafetería que yo trabajaba— le digo.

—Ya veo. —murmura—¿Y qué paso con ese lugar? —me mira interrogante.

—Seguramente ya fue demolido— respondo mientras hago una mueca. Me sostiene la mirada. Es desconcertante.

—¿Cuánto tiempo trabajaste en la cafetería? —murmura mientras observa a Jacob.

—Once meses— respondo mientras el chico llega con nuestra orden.

—Que disfrute de su desayuno señorita—dice el joven sonriéndome mientras se retira.

—Al parecer le gustas— comenta Christian, enojado. Dios más celoso no podía ser este hombre. Bien me hallaba nerviosa y temerosa ante esa actitud, pero Christian no debería de desconfiar de mí.