VI • Primavera sorpresiva ~ ♀

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¿Qué era lo que estaba sintiendo? Él era mi amigo y no podía pensar más allá que eso, pero entonces ¿cómo mis intentos de normalidad fracasaban? Y es que en algunas ocasiones mi corazón en su presencia se exaltaba, una sensación que no sentía desde hace tiempo, que no experimentaba desde aquel deseo, donde las ilusiones que tenía dirigían mi camino, pero que la experiencia finalmente jugó el papel de considerar todo dañino.

Mi resolución: "no sufrir en el intento", así que como es lo habitual en mí, me alejé de cualquier suceso que implicara pensar algo más, y que con ello se envolvieran mis sentimientos. Mi barrera nuevamente alcé, pero sabía, comprendía, que no se puede controlar la acción natural de las rosas florecer.

Normalidad fue mi propósito después de aquello, donde nos reuníamos como antes, las conversaciones variaban, y la rutina se hacía apremiante. Después de todo era lo necesario, era lo correcto, entre Él y yo no podía haber nada más que esto, solo una bonita amistad, pero entonces por qué ¿por qué sentía un vacío y mi corazón incompleto?

Por fin hubo un momento de tranquilidad, y aunque no tenía energías, con mis amigas asistí a distraerme a ese lugar. Pero vaya casualidad, nos volvimos a encontrar, ya no sabía si culpar al destino o al azar, pero en aquella fiesta después de un buen tiempo volvimos a congeniar. "Hola, ¿cómo estás? Mucho tiempo ¿no es verdad?"

La compañía no se hizo esperar, nuestras amistades se fusionaron sin más. Fue un momento agradable, necesitaba despejarme, pero entre nosotros el ambiente no era algo entrañable, estaba distante, a Él algo le sucedía, y a pesar de que esa distancia era la que deseaba, aquella situación no la quería, o más bien, existía una disputa entre lo que mi mente pensaba y lo que mi corazón en ese momento sentía.

La noche no esperó a nadie, se presentó como siempre, la bohemia era parte del ambiente, la misma gente, pero como nunca no estaba interesada, me hacía la fuerte, y es que verlo con otra bailando, estar tan cerca, era un desagrado. Quise distraerme también bailando, no podía preocuparme una situación así, no debía hacerlo, me había dicho que no buscaría ese intento, de experimentar algo "por ti", entonces por qué, ¿por qué reaccioné así? Y es que mis celos se hicieron evidentes... mi corazón estaba superando a mi mente.

Intercambiamos pareja y mi turno fue estar con Él, pero la verdad estaba incómoda, reacia, mas Él lo percibió y con audacia comenzó a interrogarme, que si estaba cansada o si algo sucedió. Sabía a lo que quería llegar así que simplemente respondí: "No ocurre nada... solo distraída por lo que vi", mas eso último no escuchó.

Pero sus ojos deseaban más, sentí su presión, entonces pregunté: "¿Te gustó?", y Él tan solo mofó. "Eres idiota", sí, un idiota, pero idiota soy yo de involucrarme en esta situación. Sin embargo, jamás esperé que usara mis palabras, justificó su acción con el alcohol, me miró sutilmente y susurró: "Error". Y ahora ¿qué quieres que haga? ¿Qué quieres que piense? Y así mi autodominio expiró.

Me estaba provocando, lo estaba consiguiendo, tan solo lo miré, un minuto de lucidez, y ya estaba aproximándome a su cuello... me aferré con denuedo, extendí su juego, y a su oído hablé "yo también bebí alcohol" y suavemente me alejé. Si era lo que Él ansiaba o si verdaderamente era lo yo quería, si acaso cruzaría la línea o mi barrera rompería, sinceramente esos cuestionamientos importaron menos, pues sus ojos y los míos revelaban deseo, idealizaban un sueño, que en el otro anhelaban, necesitaban ser resueltos.

Su razón por un momento lo aterrizó, pero luego de a poco se acercó, su brazo mi cintura rodeó, su mano gentilmente mi rostro acarició, y después de un agónico suspiro por fin me besó. Nuestros labios nuevamente se habían fusionado, se hicieron uno en ese mismo ambiente, era una mezcla de un beso torpe y apasionado, pero sobre todo de tristeza latente, pues entre nosotros iniciaría la diferencia, de permanecer juntos como amigos o de comenzar una demencia, y es que debía elegir entre respetar mi conciencia o seguir siendo seducida por su esencia.

Y ahora ¿qué hago? Y es que aquel beso reciente, para ambos marcaría un nuevo presente, pero lo cierto es que luchaba por no involucrarme, simplemente quería compartir como antes, sinceramente deseaba vivir con Él mis tardes, pues no pretendía tener algo más que una amistad, de verdad no me quería ilusionar, no después de nuestras últimas rupturas y corazón destrozado, no cuando ninguno de los dos había sanado, pero lo cierto es que mi corazón se estaba alzando.


Desde ese día sin pedirlo la primavera en mí también floreció, 

desde ese día, cuando entré en confusión.

Una estación sentimentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora