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Me senté a orillas de la cama, estirando mis brazos sobre mi cabeza, bostezando amplio y por largos segundos hasta que mis ojos se humedecieron

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Me senté a orillas de la cama, estirando mis brazos sobre mi cabeza, bostezando amplio y por largos segundos hasta que mis ojos se humedecieron. Cuando bajé mis brazos, me sentí ligeramente despierta. Las mañanas del sábado siempre eran difíciles de afrontar.

Salí de la cama y arrastré mis descalzos pies por los suelos de madera de mi habitación hacia la salida. Me sorprendí al fijarme que la puerta de Ethan estaba abierta, igual que la de Molly. Me asomé un poco, ambas recamaras estaban vacías.

—Jodidos madrugadores —murmuré desganada, rascándome la comezón en mi costado.

De seguro ya estaban en la cocina, bien desayunados, bien vestidos y bien optimistas para empezar el día mientras yo seguía en modo vagabundo, usando un sencillo short de pijama azul y mi vieja camisa negra XL de Led Zepp que Molly modificó cortando las mangas y el cuello, fue uno de sus primeros proyectos fallidos a los quince años, jamás la he botado.

Bostecé de nuevo, caminando por el pasillo hacia las escaleras. Fue entonces cuando el grito de Molly fue capaz de detenerme el corazón. Me sujeté al pasamanos cuando sentí que me resbalaría por los escalones. Jamás la escuché gritar así, me asusté, esto era malo. Ayer tuvimos una fiesta, y hoy Jay y otros conocidos se habían quedado a dormir porque ayer estuvieron demasiado ebrios para conducir. ¿Acaso alguno de ellos...?

Ni siquiera pude terminar ese pensamiento cuando otro grito de Molly volvió a romper la capa de ozono. Bajé las escaleras prácticamente corriendo hacia la cocina, cuando miré sobre mi hombro, Jay y su chica también corrían detrás de mí, ambos preocupados por mi hermana. Atravesé el salón, estaba hecho un desastre, vasos plásticos, botellas y envolturas se hallaban desperdigadas por el suelo.

Los muebles seguían contra las paredes, y varias de las personas que se habían quedado a pasar la noche, seguían aquí. Todos despiertos y desorientados por la procedencia de los gritos de Molly. Mi hermana gritó una tercera vez, y eso fue todo, descuartizaría a cualquiera que se atreviese a tocarle un solo cabello rosado de su estúpida cabecita.

Las puertas corredizas blancas hacia la cocina seguían cerradas, las abrí en dos con demasiada fuerza. Sentí la adrenalina corriendo como pólvora encendida en mis venas solo para encontrar a Molly a solas con Ethan. Miré de mi hermana, en la isla de la cocina hacia Ethan, sentado en el comedor cubriéndose los oídos mientras hacía una mueca de dolor por los chillidos de mi hermana.

—¡Molly! —alcé mi voz, deteniendo su histeria, ella estaba saltando en su lugar ojos llorosos y temblorosa sonrisa en sus labios, me recordó a esas mujeres que ganan un concurso de belleza y lloran feo— ¡¿Qué demonios, chica?!

Ella agitó sus manos hacia su rostro, no parecía poder contener la... ¿emoción? Se estaba tornando algo roja. Miré a Ethan de nuevo, que seguía sobándose una oreja.

—Tenías razón, ella grita fuerte.

—¡Rhae! ¡Rhae! ¡ETHAN TRABAJA PARA AVA CLARK! —soltó entusiasmada brincando en su lugar de nuevo, la noticia pareció tomarla desprevenida porque no sabía si reír o llorar, lucía más de lo segundo, yo no recordaba a Molly así de emocional desde que se enteró que One Direction se separaba. Eso fue duro para ella.

NO TE CASES CON EL SEXY MODELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora