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Hace un año que se hizo cazador...

Giyuu estaba nervioso, muy nervioso, más de lo que podía manejar. Caminaba de un lado a otro con su cuervo posado sobre su hombro, pensando una y otra vez que él no debería estar ahí, al menos no ahora.

- ¡Giyuu!

El mencionado se giro a ver el dueño de aquella voz, sonrió y se lanzo a los brazos de su mejor amigo.

- ¡Sabito!

- Hace tiempo que no te veo – dijo acariciando su oscuro cabello - ¿Cómo estás?

- Bien, mejor ahora – cerro lo ojos, perdiéndose en sus caricias - ¿Cómo está Makomo?

- Según nuestra última conversación, bien, ella y Urokodaki-san llevan una vida tranquila.

- Me alegra oírlo – suspiro aliviado.

Le quitaron un enorme peso de encima al ojiazul cuando se entero de que Makomo se quedaría con su maestro. Aun así, había ido a la selección final, y sería solicitada solo en casos especiales. Giyuu seguía sin entender bien esa parte del trato.

- ¿Sabes que hacemos aquí? El cuervo solo me dijo que viniera.

- Estamos igual, no me han dicho nada.

- Bueno, solo queda esperar – sonrió.

- Sí – bajo la mirada, nervioso – Sabito... ¿Tú qué crees que quieran?

- No tengo idea – admitió – Por si acaso preparémonos para lo peor.

Giyuu asintió con la cabeza, tenía una vaga idea del porque estaban en la sede, pero no quería formarse conclusiones apresuradas.

- ¿Giyuu Tomioka y Sabito?

- Sí – confirmo el de melena clara, separándose poco a poco del contrario.

- Por favor, síganme, Oyakata-sama los está esperando – informo antes de voltearse e iniciar el camino al interior de la grandísima finca.

Los chicos se miraron, Sabito le dio una suave sonrisa que lo calmo, y la siguieron. Entraron, pasaron por algunos pasillos y la mujer deslizo la puerta que daba a una sala, en medio, un joven estaba sentado con la mirada perdida en algún punto del suelo.

- Oyakata-sama, están aquí – notifico y los miro – Pasen, por favor.

Se sentaron frente el desconocido, como se les indico. La peliblanca se retiro dejándolos a solas. Tomioka tembló ligeramente, todo estaba sucediendo justo como lo recordaba.

- Buen día mis niños – sonrió – Mi nombre el Kagaya Ubuyashiki, por favor, siéntense libres de llamarme como mejor lo crean.

- De acuerdo – hablo Sabito, ligeramente incomodo, pero calmado por su voz.

- El motivo por el que los llame fue para proponerles ser los nuevos pilares del agua...

Y Giyuu ya no puedo escuchar nada más, estaba muy confundido.

Ni siquiera debería estar ahí, es muy pronto, es dos años más pronto.

¿Por qué lo llamarían para algo así? Se supone que es débil, en los pilares no debería existir un lugar para los débiles como él. Sin embargo, ahí está, frente a Oyakata-sama, junto a Sabito, ante la oportunidad de compartir el puesto que antiguamente le pertenecía a Sakonji Urokodaki, su maestro...

 Sin embargo, ahí está, frente a Oyakata-sama, junto a Sabito, ante la oportunidad de compartir el puesto que antiguamente le pertenecía a Sakonji Urokodaki, su maestro

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Recuerdos de un Nuevo FuturoWhere stories live. Discover now