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A la mañana siguiente MinGi se despertó con una sensación de calidez en el pecho, miró a su bello omega recostado ligeramente sobre su pecho, abrazados bajo las cobijas del lujoso apartamento de MinGi.

Fue inevitable para el alfa admirar todas y cada una de las facciones de su pareja, era tan hermoso mientras dormía, podía mirar como su mejilla era aplastada debido a que estaba recostado sobre el pectoral del Alfa, sus labios ligeramente abiertos, rosados y esponjosos, aquellos los había besado un buen rato la noche anterior antes de ambos caer dormidos en la cama. Los delgados brazos rodeando el torso del mayor protectoramente.

Ese día era el último en el celo del Omega, y para su desgracia era lunes y ya no podía faltar mucho más el omega a la universidad, sin embargo, MinGi no estaba dispuesto a dejarlo solo por lo que ideó un plan para estar con el todo el tiempo, o al menos lo más cerca que se pudiera para poder estar al pendiente si algo le llegase a pasar.

Se dejará domar por su omega, pero jamás lo dejaría solo, era suyo y nadie podría tocarlo.

Su lindo cachorro solo tenía 18 años por lo que quería cuidarlo lo más que pudiese. A esa edad a muchos alfas no les importaría que aquel omega tuviese ya una marca, ellos solo querían aparearse y no les molestaría una simple marca, serían capaces de romperla. Lo sabía porque a esa edad el también cometió muchas cosas similares, por eso mismo quiso acompañarlo.

HongJoong era muy delicado cuando hablábamos de fuerza bruta, porque si hablábamos de carácter, el lobo de MinGi se volvía un perro doméstico al lado de HongJoong. Un omega puro "estaba hecho" para cuidar cachorros de la manada, y aunque es cierto que son más fuertes que un omega normal, no lo son para un alfa, tal vez más que un delta, pero dentro de aquella universidad había cientos de Alfas dispuestos a hacer y deshacer marcas.

─ ¿Qué tanto piensas? – la voz de HongJoong interrumpió los pensamientos del mayor. Comenzó a removerse en la cama para poder mirarlo bien.

─ ¿A qué te refieres?

─ Tienes varios minutos mirando la puerta - se burló con una risita que hizo sonreír a MinGi inmediatamente.

─ ¿Te desperté? – preguntó intentando cambiar de tema.

─ No, pero estuve un tiempo mirándote y no reaccionabas – MinGi rio y besó los labios del omega.

─ Buenos días, cachorro – el menor hizo un puchero sacando una pequeña risa por parte del Alfa.

─ No soy un cachorro... - marcó más el puchero. MinGi mordió este recostando a HongJoong debajo de él.

─ No, claro que no – beso sus mejillas. ─ Pero eres mi cachorro

─ Un cachorro no podría hacer contigo todo lo que hicimos anoche – le sonrió coqueto. ─ O lo que haremos todas las noches a partir de ahora – se mordió el labio provocando al mayor

Se besaron con hambre mientras HongJoong acariciaba el torso marcado de MinGi, sintiendo como se tensaba bajo su toque.

─ Eres un travieso – sonrió levantándose.

─ ¿A dónde vas? – lo miró desde la cama.

─ Es lunes HongJoong – lo miró. ─ Debes ir a la universidad

─ ¿Trabajas hoy? – hizo un puchero.

─ Trabajo todos los días – MinGi miró como la cara de HongJoong cambiaba a un puchero de tristeza. ─ Pero ¿Recuerdas la tableta? – el omega asintió. ─ Ella me permite poder quedarme en casa sin hacer nada, controlo el edificio esté o no dentro

¿Alfa sumiso? | MinJoong Omegaverse | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora