Capítulo 1: Prólogo

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(t/n) es el hijo mayor de la familia Kamado, por esa razón él debería ser quien ayude a sus padres en labores domésticas, además de sustentar y apoyar con el dinero del hogar. Sin embargo, este no era su caso. Desde que nació su condición física fue lamentable, no tenía fuerzas suficientes para cortar leña o descender la montaña para vender carbón. Era débil y se doblegaba con facilidad. Al no poder ejercer su función como primogénito, quien se suponía debe proteger a sus hermanos más pequeños, decidió aprender aquello en lo que no habría necesidad de colapsar.

· · ·

El frío invierno, que envolvía su nariz rojiza, se volvió aún más violento cuando abandonó el amplió bosque, sus brazos temblaban al igual que sus piernas, pero cada uno se mantenía firme en su recorrido. Las delgadas manos sostenían a la pequeña niña que se acurrucaba entre el haori y el niño envuelto sobre su espalda seguía dormido como si no sucediera nada.

La nieve que golpeaba su rostro lo hacía temblar y su aliento congelado dejaba claro que estaba cerca de sufrir un cuadro de hipotermia.

Sus cansados ojos volvieron al frente, después de una rápida inspección a sus durmientes hermanitos, sonrió aliviado cuando vislumbró una luz y después la silueta de una mujer que corría hacia él. Era su madre, quien no tardó en colocarle un abrigo y cargar a la niña que tenía en sus brazos.

- Mamá -susurró con la garganta adolorida, Kie maniobró a la pequeña Nezuko sobre uno de sus brazos para después tomar al pequeño Tanjiro.

Ella no dijo nada, solo ayudó a su hijo a llegar a la modesta casita, la abuela de (t/n) no tardó en llevarlo hacia un baño caliente para que su helado cuerpo retomara su color mientras que Kie cambiaba a los niños de esas ropas húmedas.

La noche era cruel y mordaz, seguía nevando como si se tratara de la furia del cielo, gruesas capaz de nieve fresca descansaron entre la copa de los árboles y el techo de las casas.

(t/n) se encontraba en cama, con el rostro rojizo y estornudando innumerables veces, el pañuelo sobre su frente había sido cambiado hace unos pocos minutos al igual que las sábanas que cubrían su cuerpo, respiraba irregularmente por la boca. Su fiebre había disminuido pero su nariz y garganta seguían estropeadas.

Kie había preparado sopa caliente y muchas infusiones para su pronta recuperación, por esa razón (t/n) estaba mejor, pero aún debía luchar contra la fiebre.

Tanjiro y Nezuko se asomaron por la puerta corrediza, preocupados y sintiéndose culpables, a pesar de que su madre y abuela dijeron que había sido inevitable. No estaban muy de acuerdo porque ellos fueron los que insistieron en ir con él.

Tanjiro se arrastró al interior de la habitación escasa de luz y Nezuko imitó su acción.

- (t/n)-niisan -balbuceó Tanjiro, acercando sus manitas al rostro somnoliento de su hermano mayor.

- ¿Tanjiro? -murmura con la voz ronca, parpadeando lentamente para enfocar su vista- ¿Nezuko?

- ¿Nii-san está así por nuestra culpa? -pregunta Nezuko con la voz quebrada al ver el enfermizo rostro de su hermano. Tanjiro aprieta sus pequeño puñitos con preocupación e impotencia, pero (t/n) ríe dulcemente.

- No, no. No piensen eso -aunque su voz sigue dañada aún resulta melódica para ambos niños que lo miran incrédulos-. Soy un poco más débil que ustedes, por eso debo descansar después de nuestra aventura, pero me recuperaré pronto ¿si? -ambos niños asienten sin estar muy convencidos-. Solo tengo un resfriado -explica con paciencia-, no hay nada de que preocuparse, pero yo estaré realmente mal si contagio a alguno de ustedes, así que vayan con mamá.

Ambos niños se levantaron de inmediato y asintieron con unas caritas decididas, saliendo de la habitación no sin antes gritar un "¡recupérate pronto, niisan!".

· · ·

Cargaba a Rokuta entre sus brazos, meciendolo y cantando con suavidad una canción de cuna, aquella que su difunta abuela le había enseñado. Sus hermanos menores se habían sentado a su alrededor para oírlo, recostados en el tatami, sonriendo risueños. Takeo, que volvía de cortar leña, se sentó en una esquina fingiendo que estaba ahí solo para comer y no para escuchar a su hermano.

La endulzada voz de (t/n) apaciguó al pequeño Rokuta con facilidad, que ahora dormía con una pasible sonrisita. Tanjiro y Nezuko llevaron a la mesa la comida, sentándose finalmente para también disfrutar del canto mientras Kie terminaba con algunas cosas en la cocina.

(t/n) al ver qué su hermano más pequeño se encontraba profundamente dormido; dejó de cantar, los elogios por parte de Tanjiro y Nezuko no se hicieron esperar, por otro lado Hanako y Shigeru aplaudieron alegremente.

Kie entró a la sala con una expresión suave, agradeciendo a (t/n) que se haya encargado Rokuta, el cual ya se encontraba en su cuna. Agradecieron la comida y almorzaron tranquilamente.

Solo se trataba de un día más en la vida de la familia Kamado.

•••

Omake:

Al día siguiente de que los pequeños Kamado se escabulleran en la habitación de su hermano mayor, Tanjiro y Nezuko comenzaron a sentir malestares.

Kie: ¿Por qué entraron a la habitación de su hermano cuando les dije que no lo hicieran?

Tanjiro y Nezuko: ...

Kie: Les dije que no entraran porque se podían contagiar.

Tanjiro y Nezuko: Lo sentimos.

Omake 2:

Shigeru: Nii-san, no es justo que solo cante para Rokuta.

Hanako: ¡Sí, nosotros también queremos escuchar la voz de Nii-san! Incluso a Takeo le gusta mucho.

(t/n): Oh, ¿También a Takeo?

Takeo: ¡Callense!

Takeo: ...

Takeo: No...

Yo solo quiero morir por ponerme de reto esta serie japonesa~ las escenas de acción serán dolorosamente malas, lo siento. No volverán a leerme, tranquilos, solo diré gracias por elegir este libro y espero que disfruten las desventuras de los hermanos Kamado.

Agradezco vastamente a Petit_Hiku por esta magnífica portada.

¡Advertencia! Violencia típica del canon y menciones al suicidio. Lazos de hermandad.

Beba agua con regularidad y descanse su vista, tenga un buen día.

12/05/2021.

¡Volverás! | Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora