One shots, Imaginas, Preferences, Types.... Todo lo que quieras de tus personajes favoritos de Marvel. Disfrútalo ;)
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Estaba en la piscina de la azotea, tomando el sol con Nat. Habíamos estado toda la semana trabajando, cuando no estábamos en misiones o entrenando debíamos ser las profesoras de Peter, Wanda y Pietro.
Necesitábamos un descanso, y nos habíamos tomado libre el fin de semana. El resto seguían con u vida normal, estudiando, investigando, entrenando, acudiendo a pequeñas misiones...
Pero nosotras estábamos, tomando el sol, en una enorme piscina, con las mejores vistas de toda la ciudad, mientras nos tomábamos unos margaritas que nos había hecho Happy.
— Esta es la buena vida —dijo Nat, acercando su vaso al mío, para brindar.
—No se si podríamos vivir una vida tan tranquila Romanoff — respondí mirándola por encima de mis gafas de sol, ella simplemente se rio.
Sabíamos que tenía razón. Disfrutábamos de esa calma porque nuestra vida era estresantemente ocupada, no aguantaríamos más de una semana en una vida tan tranquila, no era nuestro estilo.
Seguimos toda la tarde allí tumbadas, disfrutando de todos los rayos de sol posibles.
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Cuando volvimos a bajar al interior de la torre ya era de noche y nos habíamos terminado unas cuantas botellas de margaritas. Quizá tres, o quizá cuatro.
— ¡Mira!— dijo Nastasha parándome en medio del pasillo.
Frente a nosotras estaban las cristaleras que daban al laboratorio, en el que estaban Bruce y Tony trabajando.
Ellos ni siquiera se habían dado cuenta de que estábamos allí.
Bruce y Tony se movían por el laboratorio, moviendo piezas holográficas por la sala, diferentes muestras, revisando las pizarras...
— Esta sí es la buena vida— dije sin poder apartar la vista de Stark.
Llevaba una camiseta de manga corta negra, bastante ajustada, por lo que podía ver como se movían todos sus músculos. Llevaba las ridículas gafas de pantallas y se había recortado la barba hace poco.
No podía estar más guapo.
Un golpe me sacó de mi ensoñación. Más concretamente un codazo en las costillas.
—¡Tú!— gritó la pelirroja.
Bruce y Tony se giraron sorprendidos. Yo me sonrojé de golpe.
Nat me tomó fuertemente del brazo y comenzamos a huir de allí, riendo a carcajadas. Llegamos a su habitación y nos tiramos sobre su cama, sin dejar de reír.
— ¡Te gusta Stark! ¡Te he visto!— me acusó Natasha intentando aguantar la risa, para poder hablar.
— ¿Qué? ¡No! — respondí, intentando que no se notase que estaba mintiendo.
