Amistad en peligro

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Era en un día soleado en la ciudad Canterlot temprano en la mañana, de hecho, estaban empezando las clases, más específicamente en la escuela Cristal. Una joven de piel, cabello y ojos morados, con dos lineas rosas en el ultimo, y que llevaba puestos unos lentes negros, había ingresado en una habitación pequeña que no parecía estar muy bien cuidada, a diferencia del equipo tecnológico que contenía.

La chica antes, mencionada, usaba el uniforme de la respectiva escuela; una blusa celeste, una corbata azul, esto por debajo de un chaleco bordeo, junto con una falda violeta a cuadros, unos calcetines igual violetas, pero mas oscuros, y unos zapatos formales negros con un diamante decorativo en la lengüeta.

Había tomado asiento mientras veía al rededor y gritaba:

- ¿Spike? ¡Spike! – gritaba ella, como si estuviera llamando a alguien.

De un basurero, en una de las esquinas de ese pequeño cuarto, un cachorro de pelaje lavanda y orejas verdes, ladraba alegremente para después salir a saludar a su, aparente, dueña lanzándose a su regazo mientras ella lo recibía con cariño.

- la prueba de anoche lo confirmó – comentó mientras habría un cajón del escritorio frente a ella y sacaba lo que parecía ser un reloj de bolsillo, también morado. – con este artefacto puedo rastrear la extraña energía que emana de la escuela Canterlot.

El pequeño perro sobre sus piernas parecía fascinado por el objeto hasta que escucho el nombre de la otra escuela, que lo puso agresivo. Comenzó a gruñir mientras enseñaba los dientes.

–... ya se que no te gusta que valla a ese lugar, pero tenía que ir– comento mientras sobaba la cabeza de su mascota para calmarlo. – y pronto...– se impulso con su silla de oficina hasta llegar al otro escritorio que tenía una computadora, con la foto de ella y otra persona con un gorro azul.– tendré todo el tiempo que necesito– tomó unas hojas del escritorio. – toda la escuela Cristal estará allá para los juegos de la amistad, espero que esa rivalidad sin sentido no valla a obstaculizar mi investigación.

La chica estaba explicando, con palabras innecesariamente complicadas, que es lo que iba a hacer, pero Spike estaba más interesado en un insecto que pasó cerca de él.

–¡eso casi garantizaría mi ingreso al programa de estudio independiente de Everton! – comentó con tanta emoción que hizo que se cayera de espaldas de la silla.

Justo en ese momento alguien toca la puerta y sin esperar respuesta entró, encontrándose a la adolescente en el suelo, con papeles a su alrededor y a Spike lamiendo su cabeza.

–Twilight, conoces las reglas contra las mascotas– le reprochó mientras la ayudaba a levantarse a, la ahora identificada como, Twilight.

Quien entro era una mujer de piel rosa, cabello rosado, amarillo y morado, una camisa blanca y un saco, una falda ajustada hasta las rodillas y unos tacones, todos con distintas tonalidades de celeste.

Twilight: pero... Spike no es una mascota, decana Cadence– intentó defenderse poniendo al cachorro frente a ella. – es el centro de mi investigación: convivencia humana-perro, efectos y consecuencias. – sonrió nerviosamente esperando que le creyera.

D. Cadence: si tu lo dices, pero la directora Cinch es muy alérgica, así que te recomiendo que te cambies de blusa– aconsejó mientras quitaba un pelo de perro del hombro de la chica.

Twilight: ¿Por qué?

D. Cadence: porque ella quiere verte.

Twilight: ¡uy! Tal vez tiene detalles sobre mi ingreso a Everton– pensó en voz alta, emocionada por esa posibilidad.

No estas solaWhere stories live. Discover now