Y me estoy arriesgando (Pawn Stars).

Quinto caso: traumas duraderos.

De par en par las puertas se abrieron. Un hombre feo, un poco obeso, con la barba larga y el pelo grasiento entró por la puerta. Llevaba un trilby en su cabeza, y una remera de un conocido dibujo animado que nunca debes buscar en imágenes de Google.

Ante la emergencia inminente, la gente evacuó la tienda a los apurones. Una niña fea y deforme murió aplastada en la estampida de personas asustadas. Cleira era su nombre.

Chum y Corey decidieron unir fuerzas en este caso, mas estaban solos: el viejo estaba descansando la vista y Rick… Rick estaba bronceándose aquella calva  inspiradora de los más bellos sueños en algún spa de renombre.

—No hagas contacto visual Chum. No hagas contacto visual—susurraba Corey entre dientes. El sudor se abría paso a través de sus gloriosos poros y caía por su cara, otorgándole la capacidad de seducir a cualquier mujer sin siquiera mirarla.

Chum, tan cautivador como siempre, pensaba en sus perros, y en que jamás los volvería a ver. Cada paso de ese hombre era una condena a la locura, y la bolsa negra que traía inyectaba una dosis de inseguridad al corazón más valiente.

— ¿Que tenemos aquí?— tomó la iniciativa Corey. Contener su asco ante el olor repulsivo de aquella bestia le demandaba un esfuerzo sobrehumano.

El sujeto reveló los horrores de su bolsa de Pandora: un  juguete sexual con forma de equino caricaturesco era retirado lentamente de la bolsa. Un líquido fétido y extraño chorreaba de su parte trasera.

— ¿Puedo ir a vomitar?—Preguntó Chum Lee, haciendo uso de todo su valor. No cualquiera ve eso sin morir exudando desprecio por cada centímetro de su piel.

—Puedes, Chum, puedes.

Chum disparó hacia el baño, y luego de un par de portazos  una bulímica salió ofendida.

—Una no puede matarse tranquila. Un gordo ocupó el vomitorio—Se quejó.

—Tenemos una gran selección de armas—le respondió Corey, ansioso por vender algo.

—No gracias,  ensuciaría mi vestido con la sangre.

—Dejame terminar con este cliente y  arreglamos—Impuso su voluntad Big hoss. Acto inmediato, lanzó una pregunta al ser despreciable —¿Quieres empeñar o vender?

—Vender.

—Escucha, no sé que valor tenga, así que invocaré a un experto  en cosas perturbadoras.

Corey miró el reloj: eran las 7 con 5 minutos. Tenía solo dos minutos para hacer el ritual.

— ¡Coño verga marico!—Gritó a los cielos… o, en este caso, al techo de la tienda.

Una figura con sombrero y lentes de sol entró por la puerta 2 minutos después. Llevaba un sombrero sumamente reconocible y el ceño fruncido.

—Esto es bizarro en el sentido anglosajón de la palabra—Aseveró el famoso youtuber al ver lo que había sobre el mostrador.

—Casi me olvidaba ¿por qué quieres venderlo?—Preguntó Corey. Dross comenzó a pasearse por la tienda.

—Necesito el dinero para pagarle a un dibujante.

La cara de Corey cobró una expresión indescriptible. Era la cara de un hombre asustado al comprender que todo estaba perdido…Como cuando la novia le dice a uno que esta embarazada y tú sabes que no pudo engañarte.

Dross se acercó al pony, lo miró y dio un veredicto

—Perturbador.

—Ya lo sé, pero cuanto crees que vale.

—¿Cómo voy a saber yo eso, cabeza de huevo?

El cliente se metió un dedo en la nariz y comenzó a excavarla.

—Con esa higiene paupérrima… absolutamente nada.

Corey le agradeció al cliente por traer el objeto, y le explicó que no podia comprarlo. Dross se desvaneció de un top 7 de las partes del cuerpo de dross que primero se desvanecen, y el hombre asqueroso  se enfureció. Empezó a insultar a todos, hasta que al bulimica le dio una bofetada.

—Oh no— dejo escapar Corey mientras se apartaba disimuladamente

La mejilla del cliente comenzó a agrietar, dejando escapar una luz virginal de su interior.

—Me tocó una mujer… una de verdad—suspiró la criatura mientras las grietas se expandían por su cuerpo. Segundos después, colapsó en una implosión que también destruyó al juguete, no dejando ni un solo rastro de esa experiencia en la tienda. Ni siquiera el olor.