𝐆𝐞𝐥𝐚𝐬𝐬𝐞𝐧𝐡𝐞𝐢𝐭

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Hubo un chico en Daegu

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Hubo un chico en Daegu.

Tenía una motocicleta, el cabello negro lacio peinado hacia atrás, a veces sujeto con una liga. Tenía tatuajes en el cuello y sabía a whisky cuando se besaban, profundo y lento, recargados en una escalera de incendios que servía de su pequeño paraíso. A Mina no le gustaban sus amistades, porque siempre estaban metidos hasta el cuello de problemas muy poco legales y el estrés y la angustia que le significaba imaginar a su novio metido en el cajón de una morgue fue suficiente para decirle que no le gustaban las compañías que frecuentaba.

Recuerda que la llamó "perra" antes de irse, con un cigarrillo entre los labios y un fuerte golpe en la puerta que ya jamás cruzó.

Y esa chica de Londres, cuya fuerte personalidad y actitud arriesgada le complementaba y Mina jura que se veían muy lindas juntas. Aunque nunca fueron exactamente nada de la otra, lo fueron todo al mismo tiempo y fue difícil decirse adiós, simplemente como una despedida más, para no volverse a ver nunca después de tomar caminos separados.

Su último novio le dijo que lo harían bien después de graduarse, pero no estaba precisamente a favor del sueño de Myoui de ser músico, alegando que, si iban a quedarse juntos, tendría que cumplir su papel en el hogar. La idea de esperar a alguien en la cocina cada noche con un plato de comida caliente lista no le era la más llamativa y se alejó, una vez más, recogiendo los pedazos de su corazón.

Con una maleta al hombro llegó a California, donde una hermosa chica de ojos color miel y piel bronceada le robó el aliento. Nunca quiso contarle a nadie de su relación y el tiempo pasó cómo espuma de mar entre sus dedos, diciéndose adiós de forma silenciosa en la última tarde que pasó en la playa antes de volver a su país natal. Mina de verdad tenía fe en que ésta fuera la indicada, pero otro fracaso sumó a su lista y en el avión se prometió que no caería de nuevo en mucho tiempo.

Y ahora ahí estaba. Baja, de tez bronceada y una enorme sonrisa resplandeciente que le causaba estragos en el ritmo cardíaco al músico, mientras escucha la voz suave relatado una historia graciosa, siendo ese rayo de sol que siempre suele ser en medio de tanto estrés diario.

Chaeyoung no sabía mucho de ella, incluyendo que sus celos pueden ser increíblemente ridículos y aunque se lleven lo mejor de ella, Mina nunca va a demostrarlo, prefiriendo hundirse en sus sentimientos e inseguridades solo antes de admitir en voz alta que le pone los pelos de punta cuando se acerca a abrazar a ese muchacho de producción, Jaebum. Porque joder, ese muchacho era tan guapo, gracioso, lleno de vida y Mina era... Básicamente ella. Con su silencio, sus audífonos siempre enchufados tratando de mantenerse alejada del mundo a su alrededor que tan nerviosa la pone.

Chaeyoung no estaba en los planes y ahora parecía ser todo lo que ocupaba su mente.

Se robó su corazón poco a poco, taza a taza de café con crema que le dejaba en su oficina en las mañanas. Se coló en su vida como un rayo de luz inquieto y necio que escapó entre las cortinas negras. Se robó sus pensamientos instalándose ahí de forma permanente para no salir en todo el día, ni en sus sueños.

Mina es mala en el amor y no pueden culparla por intentarlo. Ha fallado demasiadas veces y no quiere arriesgarse de nuevo, no cuando los ojos de Chaeyoung son tan calmos y llenos de vida mientras los suyos están empapados la mayoría del tiempo. No puede ofrecerle demasiado, pero quiere decirle en voz alta que cree que es ella quien puede arreglarlo, enseñarle a amar como un alma llena de vida lo hace.

Chaeyoung no se ha ido, aunque lo que siente Mina por ella viene y va como las crisis que tiene de tanto en tanto, encerrada en el estudio, destrozándose por dentro y todo lo que esté a su alrededor. No teme, cuando siente que le tiemblan las manos al sostenerla entre sus brazos, desnuda en todos los sentidos. Es más fuerte que ella cuando le besa los labios antes de levantarse hacia la ducha para llegar adelantada al estudio y disipar la atención de su relación que poco a poco ha ido construyendo.

Mina es mala en el amor y Chaeyoung lo sabe, pero no podría importarle menos.

Mina es mala en el amor y es hora de enfrentarlo, sujeta de los dedos de esa chica que podría, por fin, ser la indicada. Ser quien encuentre la llave correcta de su corazón y repare a besos y sonrisas su corazón. Ser quien le recuerde lo bonito que se siente saltar al vacío con los ojos cerrados sabiendo que los brazos de alguien van a sujetarla.

— ¿Nos vamos ya? — Chaeyoung le sonríe, extendiendo una mano a la mayor para que la tome y salgan juntas del estudio, apagando la última luz a su espalda.

Y Mina sujeta sus dedos con fe. Porque, aunque cree que ha caído muy profundo, también tiene fe en que están destinadas a ser.

 Porque, aunque cree que ha caído muy profundo, también tiene fe en que están destinadas a ser

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𝐁𝐚𝐝 𝐀𝐭 𝐋𝐨𝐯𝐞 ➳ 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐧𝐠Where stories live. Discover now