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Después de salir del hospital, Protección infantil del Estado, me llevo a una casa hogar. Ahí conocí a Konan.
Una linda niña de cabello azul y ojos color miel. Ella y yo nos convertiríamos en grandes amigas, ella al igual que yo había sufrido por el maltrato y abandonó de sus padres.

Aquí pude comenzar nuevo, fue difícil convivir con los demás niños y adultos a cargo de el lugar. Pero con el tiempo y el apoyo de Konan, pude.
Aquí mismo termine mis estudios de primaria hasta la preparatoria.
Con toda la gratitud de mi alma di las gracias a las personas que me alimentaron e hicieron de mi una persona de bien.
Aun con su apoyo, Konan y yo logramos rentar un departamento al salir de la casa hogar, ambas ingresamos a la universidad y comenzamos a luchar por alcanzar nuestra carrera conseguimos un empleo y ambas poníamos para los sustentos y servicios del hogar.

Después de un par de años, decidimos independizarnos y tener cada una su departamento, aun siendo las amigas de siempre y apoyándonos y visitando nos a menudo.

Hoy la cafetería se encontraba algo llena.

—Sabes Saku... No voltees, pero en la mesa de al fondo. Hay un hombre que no te quita la mirada de encina...—Dijo Konan en voz baja, mientras servía una taza de café —.

Yo contaba el dinero de la caja, pues casi era hora de cerrar. Cerré esta y levante la mirada hacia donde Konan se refería.
Si que él hombre miraba hacia acá... Y valla que era un hombre atractivo. Su cabello era largo, rebelde y espezo, negro como la noche al igual que su profunda mirada, un rostro varonil como el de un dios. Una piel aceitunada, se notaba lo alto que era, a pesar de estar sentado. Mayor que yo, quizá unos 7 años o más. Portaba un elegante traje color azul marino. En su bello rostro se dibujo una media sonrisa.

—Es muy guapo... ¿No?.

Sacudí mi cabeza y baje la mirada, dios. Me había quedado viendo lo como una completa tonta.

— Lo es...

Respondí completamente apenada y comencé a limpiar el mostrador, mientras Konan iba a llevar le un café.
Al regresar Konan traía una sonrisa enorme en el rostro. Quizá ella misma se había equivocado y a quien miro todo este tiempo fue ella y no a mi, como pensó. ¿Tal vez el atractivo hombre le había pedido su número teléfono?.

—¡Me pidió que te diera esto!...—dijo tratando de sonar normal, aun que en el fondo se notaba que queria gritar como la loca eufórica,  que era mi amiga —.

Tome el trozo de papel que Konan me entregaba.

<Dicen que una mirada vale mas que mil palabras... Tus ojos verdes como esmeraldas.
Tú  piel blanca como la nieve.
Tú cabello hermoso como los cerezos.>

Att:Madara Uchiha

Mi corazón latió como loco, mis piernas temblaron y los colores de mi rostro se intensificaron. Nadie, nunca me había descrito de una manera tan bella.

La campanilla sonó sacando me de ese mar de emociones, la mesa en la que se encontraba, ya estaba vacía... Madara Uchiha.

Al terminar y cerrar, me despedí de Konan, camine hacia casa, el apartamento que rentaba solo quedaba a unas cuadras. Había sido una jornada agotadora, pues ya pasaba de media noche, solo  quería llegar, quitar me los zapatos, estudiar y darme un baño.

El sonido hueco de unos pasos llamó mi atención, alguien venia detrás de mi... Ni siquiera me detuve a comprobar si me equivocaba o no, acelere mi paso al dar vuelta a una calle.
Los pasos a mi espalda ya ni eran eso... Corrí y esa persona hizo los mismo... Corrí a un callejón, tape mi boca tratando de silenciar mi propia respiración. ¿Por que me pasaba esto a mi?.

🔥¡Rosa Pasión!🔥 [+18]Where stories live. Discover now