Gojo Satoru

1.6K 233 4
                                    

Después de tantos años de no saber de él, lo encontré por casualidad en la barra de aquel bar, aquella noche había salido sin pensar en cazar algo, pero ¿quién puede resistirse al encuentro fortuito con su primer amor después de tantos años?

Conocí a Itadori Yuuji hace una década aproximadamente, el pequeño solo tenía unos 8 años mientras que yo acababa de cumplir los 16, acompañé a mi difunto padre en un viaje de negocios con destino a Sicilia, hicimos una parada rápida en el hogar Itadori ya que el padre de Yuuji trabajaba bajo el mando del mío.

Recuerdo la mirada temerosa pero desafiante de aquel pequeño niño ante la presencia de los hombres con el ceño arrugado que le triplicaban la estatura; mientras los adultos hablaban yo me quedé con la bolita de cabellos rosas, que a pesar de su edad no me insistía en querer jugar, así que tuve que hacer el primer movimiento y sacar temas de conversación o hacerle preguntas tontas, nos hicimos muy amigos en un lapso muy corto, sentía la necesidad de estar con él y proteger su sonrisa de todo mal.

Un estallido se escuchó en el estudio del padre de Yuuji; mi padre se caracterizaba por su carácter de mierda y por ser un jefe sádico dispuesto a castigar el error más pequeño.

- Los accidentes no existen Itadori - decía mi padre con desprecio- sabes muy bien que los errores no son perdonados en esta familia, hiciste un puto juramento, cumple con ello, a menos que quieras que viole a tu mujer y descuartice a tu hijo frente a ti, eres amigo de toda la vida, pero yo no dejo pasar mierda, el perro puede morder la mano que lo alimentó durante años, no veo motivos para creerte.

- Maldición, Satoru, te juro por la vida de los que amo que no sé de que demonios estás hablando, siempre he hecho cada pequeña cosa que me encargas, he ensuciado mis manos por ti, jamás podría cometer un error tan tonto que te metiera en problemas o revelara algo sobre el grupo, es evidente que esto es planeado, sostenlo en investigación, juro por mi vida y por nuestra amistad que jamás te traicionaría.

- Bien decía mi abuelo que para poder confiar en un hombre, debes conocer al padre de su padre y al padre de su abuelo... Mantenerte bajo mis alas solo porque me agradabas fue una estupidez.

- Satoru, mírame, te estoy hablando con la verdad, me arrancaría los dedos antes de traicionarte

- Entonces hazlo...

Me estremecí al escuchar aquello. Recuerdo que tomé a Yuuji en brazos y lo saqué de la casa, no sabía a dónde ir pero no dejaría que aquel pequeño escuchara los horrendos gritos que su padre iba a pegar.

Uno de los tipos que se supone debía cuidarme en realidad resultó ser un traidor, espía del grupo Suguru que se había infiltrado en nuestras filas, así que pronto tuve un arma apuntando mi cabeza, Yuuji comenzó a gritar así que los adultos salieron enseguida y con un movimiento rápido pero bastante peligroso desarmé al tipo y disparé directo a sus pies, la sangre cayó por mi rostro pero no me importó, debía proteger a Yuuji, lo abracé y noté como este se desmaya a entre mis brazos.

Alguien estaba detrás de la familia Itadori, mi padre y el padre de Yuuji habían enraizado una amistad bastante peculiar en sus años de infancia y se habían mantenido hasta el momento, pero como jefe Yakuza no puedes confiar ni en tu sombra, Jin no era el tipo de persona traicionera y mi padre lo sabía.

El malentendido entre los dos se aclaró después de tanta charla pero mágicamente esa charla pasó a bromas pesadas y risas, esos hombres no eran normales, también se tomaron cartas contra los Suguru.

El trauma de las balas y la sangre fue tan grande para Yuuji que el doctor dijo que probablemente su cerebro perdería la memoria para protegerse a sí mismo y era muy probable que no recordara los rostros de los involucrados.

No pude quedarme para verlo despertar, pero me aliviaba parcialmente saber que estaría bien.

Después de diez años de aquel incidente mi padre cayó enfermo, sus facultades mentales no se encontraban bien, tenía alucinaciones y los fantasmas de las vidas que tomó le susurraban de noche diciéndole que pronto moriría y el no quería irse solo... Egoístamente se llevó a Jin y a su esposa. En su lecho de muerte como últimas palabras me pidió cuidar de Yuuji y me confesó la atrocidad que había cometido, pero que Yuuji lo comprendería aunque no era necesario que lo supiera... Mi padre ya no era mi padre, se había vuelto loco, temeroso de hasta su sombra, se fue con dos vidas relativamente inocentes a las que todavía no les tocaba besar a la muerte...

Ver a Yuuji entrar esa noche en el bar me descolocó, sabía que en algún punto tenía que volver a encontrarlo pero su abuelo ya había contactado con él y lo había traído de vuelta a Japón... Y estúpidamente había olvidado que ese era el día de su llegada...

Ansioso y un tanto temeroso de que me recordara me acerqué a él, sus amigos eran bastante escandalosos y uno de ellos estaba de los besos con mi mano derecha Sukuna mientras que la otra había cazado a su presa dejando a mi pequeño Yuuji solo...

Se veía tan sensual bajo las luces led, su carita no había cambiado y vaya curvas que se cargaba, mis instintos más profundos me gritaban hacerlo mío y mantenerlo bajo mi yugo, había crecido bastante bien.

Comencé un juego de seducción que Yuuji siguió, una parte de mi estaba dolida al ver que no me reconocía pero otra estaba bastante aliviada ya que podíamos empezar de 0 y podía evitar darle explicaciones sobre mi padre y las estúpidas acciones que tomó antes de irse de este mundo... Una cosa llevó a la otra y verle ahí agudizó mis sentidos, como un adolescente virgen apunto de perderla estuve a punto de cometer la insensatez de follarlo en el baño de aquel bar. Para mí desafortunada fortuna fuimos interrumpidos...

Después de esa noche pasé toda la semana pensando en Yuuji, pensé si irlo a visitar a su hogar sería prudente, pero luego Sukuna me invitó a una fiesta que me quedó como anillo al dedo, sabía de la conexión que sentía Yuuji conmigo inconscientemente así que decidí jugar mis cartas y llevar a mi contadora como acompañante...

Me salió el tiro por la culata...

Suguru Geto hizo su aparición, le había seguido los pasos y sabía de sus planes, también sabía del insensato que osó traicionarme, pero los dejaría seguir hasta que decidieran atacar...

Ver a Yuuji bailar con el fue una condena y casi estallo el lugar de la fiesta de Megumi y le lleno la topa de agujeros a Suguru por tocar a MÍ Yuuji...

Después de eso me hice novio de Yuuji y mi precioso niño de ojos caramelo era tan ingenuo que no le molestó el poco tiempo que él pensaba que teníamos de conocernos, me derretía por el.

Habían pasado aproximadamente 2 meses desde que comencé a salir con Yuuji... Y no he podido tocarle ni follarlo hasta impregnarme dentro de él... Todo porque recibí informes de que Geto estaba dispuesto a atacar de frente, comenzaba a hacer sus movimientos, el muy idiota quería darme donde más me dolía, atacando mi compañía, pero Yuuji era mi prioridad ahora, lo dejé ser y tuve que alejarme de Yuuji por unos días... Y no, no era porque quisiera protegerlo exactamente, quería ser lo único en lo que el pudiera pensar... Quería que me necesitara tanto como yo a él, quería que me rogara y me pidiera permanecer a su lado las 24/7, de ser necesario, lo quería encerrado en mi habitación esperando solo por mi, perdido en el placer, desesperado y asustado por mi ausencia... Un lado de mi que no conocía brotaba con el pasar de los días y Yuuji solo estaba inocentemente paseando en medio de una maldita catástrofe...

Sabía de los planes de Geto así que me sentía preparado para romper su formación y desaparecer de la faz de la tierra al grupo Suguru... pero no esperaba que mi solecito llegara justamente ese día a visitarme a la compañía... Envuelto en el desastre supe que debí deshacerme de Geto en la fiesta de Megumi...

L'amore mafioso [GoYuu]Where stories live. Discover now