Capitulo 12

305 44 198
                                    


Capítulo 12

Rubí

Habían pasado días desde aquel entonces, siempre tenía la sensación de que alguien me seguía, me había vuelto totalmente paranoica, pero sabía que no era solo mis imaginaciones, alguien me estaba siguiendo.

Decidí arriesgarme, decidí salir a caminar sola, porque sabía que estaba ahí, sabía que no me haría daño, lo hubiera hecho hace mucho si quisiera, sabía que si me enfrentaba al problema podía verlo a los ojos.

Y no estaba aterrada.

Camino por las grandes calles de la ciudad, sintiendo sus sigilosos pasos detrás de mí, fingiendo que no me doy cuenta de que me sigue, me meto en el callejón y avanzo a paso lento.

—¡Sé que estás ahí! —grito a nadie en absoluto, con la seguridad de que alguien me escuchaba—¡No hay necesidad de ocultarse, sal de una vez y dime qué es lo que quieres! —Intento que se oiga como una orden, pero hasta yo sentí el terror en mi voz. Una carcajada resuena por el callejón, mi corazón palpita a mil. «Que no me haga daño». Giro para ver de quién se trata aquella persona que me ha estado atormentando día y noche.

—Veo que no eres muy lista, Rubí. —El tipo rubio camina hacia mí, intenté mostrarme fuerte, valiente pero se acerca tanto que al sentir su aliento en mi rostro no puedo evitar hacer una mueca de asco—Veamos... Aún no es el momento para llevarte, solo sé paciente, que tu dueño está esperando.— Acerca una mano para acariciarme la mejilla pero la golpeo con fuerza haciendo que suene una palmada.

—No sé de dónde o por qué están aquí, porque sí, sé que son varios, no entiendo qué quieren de mí, ¡díganlo de una puta vez!

—Todo pasará, querida, te lo prometo.

—¡Quiero que me dejen en paz!

—Hago una reverencia ante ti porque sé que serás una buena ama, pero no sé cuánto tiempo podrá el amo aguantar.

Hace una reverencia y se aleja del callejón dejándome completamente sola.

*

Dos meses pasaron, no me llegaron más cartas, no sentía que alguien me seguía, y eso me hacía sentir mejor.

Todo con Arthur seguía siendo igual, mi plan maestro seguía funcionando, creía que estaba enamorada de él, y yo aprovechaba eso para que confiara en mí. Me di cuenta de que Artur no era una buena persona, no lo era, pero cada día él mismo me lo recordaba, estaba estresado, demacrado, nunca le había ido tan mal en el ámbito económico, se desquitaba con sus empleados, y muchos de ellos renunciaron.

La empresa ya no era la misma que antes, en tan solo estos meses cayó, pero cayó bajísimo.

La empresa de Hella fue el nuevo éxito, y ahora tenía que sabotear menos propuestas, ya que ni siquiera acudían a nosotros.

—Señorita Evans. —me llamó Arthur.

—¿Señor Collins?

—No sé si voy a poder seguir... —me confiesa.

—¿Quieres renunciar a la empresa? —le pregunto mientras me siento sobre sus piernas, al oírme, suelta una carcajada.

—¿Qué? Jamás haría eso, me refería a que no voy a poder seguir sin hacer esto. —Empieza a pasear las manos por mis muslos, causando que me estremezca, lentamente va subiendo hasta que siento que sus dedos tocan mi humedad.

—Arthur... —susurro estremeciéndome— Nos van a ver.

Y justo en ese instante la puerta se abre y me caigo al suelo golpeándome el codo con este.

Sed de venganza [Libro #1]Where stories live. Discover now