my forever, i swear

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Siguiendo la misma costumbre que hace dos años y medio habian adoptado, la pelinegra viajaba tres horas desde la ciudad lejana hasta el pueblo para recibir junto con la familia Amurabi un año nuevo. Y esta vez no era la excepción.

La joven iba sentada al lado de Haruk, quien habia salido temprano del pueblo para manejar hasta la ciudad lejana, encontrarse con la chica y luego regresar a casa junto con ella, solo para evitarle el viaje en tren. Claro, ni él mismo creía eso.

Disfrutaban del unisono sonido de sus respiraciones mientras admiraban el cielo despejado en su esplendor. El camino a casa siempre era mucho mas relajado, o así lo sentía Haruk, pues el tener a Nathya a su lado era sinonimo de paz. Una paz incomprensible.

- último dia del año y lo vuelvo a pasar contigo - murmuró la chica mientras se recostaba en la ventana, el hombre atento llevo su vista a ella por cortos segundos y luego volverla al camino - que bonito.

Haruk solo negó sintiendo como sus mejillas se encendían al instante.

Después de dos años y medio, ellos continuaban tímidos cuando alguno de los dos decía algo como aquello pero no era sorprendente cuando de repente se ponían de valientes y repetían alagos a cada rato. Su relación se había fortalecido con los meses, a pesar de eso, aún no eran novios. El mayor estaba tomando el tiempo para sanar y de cierta forma estaba siendo egoísta al querer su bienestar. Haruk ahora podía aceptar que le gustaba Nathya y que le quería de forma intensa.

La terrarceria movia de más el carro, habian llegado al pueblo y el aire fresco de aquel lugar daba una sensación de alegría y paz que lograba sorprender a la pelinegra.

- llegamos, Nathy - musitó Haruk, estacionando el auto justo en el jardín delantero de su bella casa - bienvenida a tu segunda casa.

- amo esta casa...podria pasar aqui tanto tiempo - murmuro, recostando su cabeza en el respaldo del sillón sin retirar la mirada del hogar - ¿Eilyss ya estara despierta? - preguntó - son las ocho de la mañana... - aviso levantando su muñeca para revisar su reloj.

El hombre solo rio levantando sus hombros y bajó del auto para rodearlo hasta llegar al lado del copiloto en donde abrió la puerta para la chica.

- creo que esta desayunando... - comentó acercándose a ella, quien aun estaba sentada en su lugar - ¿podemos quedarnos un rato aquí afuera? - preguntó abrazando a la chica por la cintura quien, luego de soltar el cinturon de seguridad, acercó un poco mas su cuerpo al mayor aceptando gustosamente el abrazo - te extrañé. ¿No es extraño? Nos vimos hace dos semanas y me hiciste falta.

- también... - dijo abriendo un poco sus piernas para que él se acomodara entre ellas, aprovechando la altura de la camioneta - siquiera dos horas es suficiente para empezar a extrañaerte ‐ sonrio complacida jugando con el cuello de la camisa de Haruk - Otro año más juntos ¿qué dices de eso?

- que... me siento feliz de que aceptes mi tiempo - dijo haciendo que la chica ladeara su cabeza -. Sí, ya sabes, para poder sanar.

- ah - se rio por lo bajo, dejando sus brazos a la altura del cuello de Haruk, para comenzar a jugar con unos cuantos mechones del cabello del mayor -, estoy felíz de que poco a poco logres tu cometido - rio dejando un beso sobre la frente del hombre quien no perdió el tiempo y devolvió el beso en cada una de las mejillas de la chica, haciendo que esta riera por las cosquillas que la creciente barba en el rostro del hombre, le generaba - Haruk, vamos adentro - pidió tiempo después.

El hombre asintió y se alejó de ella para dejar que alcanzara su bolso y terminara de bajar del auto. En su camino a la entrada unieron sus manos con inocencia mientras que en su rostro se mostraban finas y timidas sonrisas.

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