¡Sakusa es Yakuza!

Mosca Misteriosa

—Hey, despierta—su voz sonaba mucho más ronca de lo habitual, sus ojos oscuros se fijaban en el adormilado rubio que había terminado durmiendo en el abdomen del azabache.

—Buenos días ¡OMI! —gritó sobre exaltado al darse cuenta en la posición dolorosa en donde había dormido —OMI PERDÓN, ¿TE DUELE ALGO?—

—no grites, estoy bien y estaría aún mejor si sales de encima—

—perdón, perdón, perdón... Omi, dejame ver tus heridas, de seguro fue doloroso tenerme encima, ¿porque no me despertaste? —habló ya tomando una distancia decente, una distancia bastante abrumante por parte del azabache.

—me gusta el silencio—

El rubio iba a levantar la camiseta del azabache pero recibió un manotazo.

—mi cuerpo se siente mejor—

—tus heridas aún no cicatrizan, déjame ver—

El azabache tomó la mano del rubio y lo miró fijamente sin decir ni una sola palabra, el rubio se mostraba sorprendido ante el repentino acto y aún más cuando el azabache comenzó a jugar con sus dedos, los apretaba y hasta los enredaba levemente con los suyos.

—¿O-Omi? —

—¿quién te envió? —habló esta vez bajando su mano hacia la muñeca y apretandola fuertemente —¿Eres un espía?, ¿te pagaron para cuidar de mi o...? —

—¡Ah!, Omi —el azabache soltó la mano algo sorprendido —no se que te fumaste pero solo te vi herido y te quise ayudar —

—¿que quieres acambio? —susurró sin despegar su mirada de las marcas que sus dedos dejaron en la muñeca del rubio—¿cuanto dinero o que favor? —

—¡No busco nada a cambio!, ¿que te pasa?, estas asustandome—habló levantándose y retrocediendo —¿quién eres realmente? —

El azabache se mantuvo en silencio

—si te lo digo te tendré que matar, ahora dime que es lo que quieres—

Se mantuvieron en silencio, ninguno decía nada, Sakusa esperando a que Atsumu respondiera la pregunta y Atsumu pensando que hoy era el día.

—¿me puedes decir sin matarme?, verás no veo muy conveniente para mí el ser asesinado por alguien a quien ayude de forma gratuita, ¿no sería eso muy poco honorable como persona? —

Sakusa se quedó en silencio, estaba totalmente en lo cierto, uno como Yakuza mantenía su orgullo y honor hasta en las últimas.

—No,dime que quieres y conformate con eso —esto le estaba comenzando a molestar.

—quiero que me digas que es lo que eres —

Mierda

—y no vale decir que eres un humano, quiero que me digas el porqué terminaste involucrado en un accidente de auto tan planeado que la palabra accidente está de sobra, quiero que me digas el porqué de tus tatuajes y cicatrices y el porqué pareces calcular cada cosa que digo o hago así como lo haces contigo mismo, quiero que me digas porque tienes tantas pesadillas y... —

—No—

El rubio apretó sus labios con molestia.

—Bien, entonces... ¡ley del hielo! —el rubio se mantuvo con los brazos cruzados.

—¿ley del hielo? —preguntó confundido —¿a qué te refieres? —.

El rubio hizo gestos dramáticos

—Uy parece que hay una mosca molesta —habló mientras hacía movimientos con la mano como si estuviese corriendo a algo por los aires.

—no hay ninguna mosca —habló el azabache.