Cambiar el sistema

Capítulo 6: Festejado

—Woah... E-En verdad, no tengo palabras. —Ignacio termina observando fijamente a la Zoroark, intentando digerir y comprender cada palabra que había salido de su elegante boca—. ¿Así que por esa razón es que mencionan mucho lo de "Dragones al alba"?

—Exactamente, Ignacio. Y por ese suceso en especial fue que se originó lo que nosotros sufrimos hasta el día de hoy —finaliza la ilusionista con timbre serio en su voz, colocándose de pie una vez culmina su relato.

La ilusionista baja su mirada al suelo con impotencia; sentía pesar al tener presente lo cuán dolorosas eran las vidas de muchos Pokémon de su grupo, tan solo por aquel terror sembrado de por vida hace casi quinientos años atrás. El camaleón suelta un suspiro de decepción consigo mismo, en especial al reconocer la gran metida de pata que él hizo en contra de quien consideraba desde siempre su mejor amigo, el más allegado a su vida.

—Yo... De verdad lamento mucho. —Amargas lágrimas comenzaron a formarse en los ojos del tipo Agua, sintiéndose culpable de todo—. Sé que mis simples palabras no bastan para solventar todos esos años que tuvieron que afrontar el desprecio de todo mundo. P-Pero me siento también responsable de ello, más que nada por la atrocidad que estuve a punto de cometer hace unos minutos.

Elisa alza su oreja con atención a Ignacio, en especial a aquella última frase que había vociferado; la verdad era que aquel suceso le había traído angustia, pues muchas veces se había prometido a sí misma acabar con la vida de quien llegase a atentar contra la integridad de su único hijo. Sin embargo, no sintió rencor ante su disculpa tan monótona. Comprendió su actuar, uno que sólo un joven Pokémon en etapa de maduración podría realizar; uno que consiguió experimentar con Héctor en el pasado, y uno que de parte de Sally y Renn seguía lidiando. Elisa sólo sonríe levemente cerrando un momento sus ojos.

—Mi ira me cegó —prosigue Ignacio manteniendo seriedad en sus palabras, aunque el nudo en su garganta casi ni le permitía hablar—. No podía asimilar que uno de la misma especie de su esposo, q-que en paz descanse, fuese el responsable de matarlo así como así. Tan solo pensar que la envidia fue lo que mató al señor Maikel me deja con un mal sabor de boca.

La tipo Siniestro regresa frente a él con mirada seria, aunque manteniendo su sutil sonrisa; una vez Ignacio termina sus palabras limpia sus ojos llorosos y baja la mirada, con total decepción consigo mismo. Elisa, por su parte, le ofrece su mano con tal de hacerle levantarse del sofá. El Inteleon abre sus ojos con sorpresa tras notar aquella acción, luego eleva su vista hacia la Zoroark frente a él.

—Rescatista Ignacio. De pie y de frente. No quiero lágrimas que no estamos en ningún velorio.

Al principio, el remordimiento de sus malas acciones junto al resonar de las palabras de la ilusionista habían tumbado los ánimos del Inteleon al suelo. Pero al ver su semblante firme y serio, muy bien aprendido de su querido y difunto esposo, complementado de su hermosa sonrisa, al final Ignacio opta por acatar la orden impuesta y levantarse frente a ella, buscando mil y un maneras de mostrarse con seguridad.

Lágrimas empapaban sus mejillas, algo ordinario al ser sólo un Pokémon en plena etapa de adolescencia; su madurez integral aún no había sido alcanzada completamente. Elisa se encarga de limpiar su rostro, aun manteniendo neutralidad y seriedad en su semblante.

—Para que muestres la lealtad que tienes a tu labor, y en honor a la memoria del Rescatista Maikel, te ordeno a realizar un nuevo juramento —complementa la Zoroark, para así colocarse un paso atrás.

Ignacio deja de lado su tristeza y emplea la disciplina que muy bien aprendió junto a su amigo y tutor. Ceño fruncido, espalda erguida y mirada al frente, el Inteleon se encontraba listo para rendir juramento. Elisa coloca su mano izquierda tras su espalda y su mano derecha arriba y al frente; el camaleón de agua no duda en realizar las mismas acciones.