X - END ZONE

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Zoey

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Zoey.

Dejé mi bolsa de viaje en uno de los rincones a la espera de que Zack terminara de bajar algunas cosas de la camioneta al estacionarnos en la entrada de la casa de su padre. Warren bajó del auto, dispuesto a ayudarle al tiempo que Gregory colocaba su nariz sobre el cristal, palmeándolo en varias ocasiones para que lo sacaran del auto.

Los tres reímos al momento en que el cristal se empañó por su respiración y él, gracioso, volvía a respirar sobre el vidrio haciendo algunos muñecos con sus dedos segundos después.

—Ya voy yo —me apresuré a decir cuando Warren hizo el movimiento de dejar de lado las maletas para darle atención a su hijo de casi cinco años—. Eres un pequeño inquieto, Greg —murmuré al abrir la puerta y quitarle el cinturón de seguridad.

—No, tía Zoey. —Rodé los ojos, bajándolo del auto y dejándolo sobre sus pies antes de sacar el carro de juguete que llevaba a todos lados. Su cabello negro con algunos rizos rebeldes se movió por la brisa de la playa y tuvo que cerrar sus ojos azules cuando la arena amenazó con molestarlos—. ¿Puedo ir a la playa, papá?

Warren sacó la cabeza del maletero, atento a las palabras de su hijo. Los años no le habían cobrado factura al hombre desde que lo conocí, lo que si es que las bolsas bajo sus ojos eran más notorias cada día y él no se quería tomar un descanso más que para pasar tiempo con Gregory. Incluso Zed, su hermano mayor, parecía menos obsesionado con el trabajo y según Zack eso ya era decir mucho.

—No aún, campeón. Primero vamos a saludarlos a todos y luego...

—¡Llegaron mamá! —El grito de Ashton nos hizo mirar hacia arriba para encontrarlo con la cabeza casi dentro de los barrotes del balcón, sonriendo mientras ondeaba su mano en nuestra dirección—. ¡Mamá! ¡Me atasqué!

—¡¿Qué?! —Todos reímos al igual que él, pero no se movió de su lugar, tratando de asustar a su madre.

Bianca apareció tras de él, asustada y prácticamente llorando hasta que Ashton sacó su cabeza y se lanzó a sus brazos, riendo.

—¡Te voy a castigar! —chilló la rubia, aliviada. El color volvió a su rostro mientras abrazaba a su hijo de seis años, inclinándose un poco para saludarnos a todos desde arriba.

—¡Tía B!

—¡Mi corazón, ven aquí! —Los ojos de Gregory fueron directo a su padre y no fue hasta que Warren le dio un asentimiento que él salió corriendo, pasando la puerta entreabierta para ir al encuentro con su tía.

De todos, pensamos que sería el que más inquieto saldría, pero debíamos decir que nos habíamos equivocado. Si había un niño de estos demasiado educado y que no buscaba alterar a los adultos era Gregory Stark. Era el niño más amable y risueño que algún día había conocido, ni siquiera Amelia a su edad era tan calmada.

Eso había sido un alivio para Warren, el cual, podía llevarse a su hijo a la oficina con la tranquilidad de que no habría cristales quebrados o personas gritando por las travesuras de un niño.

OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora