Capítulo 3- Mis labios

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Camila

Su cuerpo está muy cerca al mío, no puedo evitar sentir choques eléctricos, cada vez que se acerca a mí, me habla al oído en tono seductor:

—¿Quieres ir a otro lado más privado? —Toda su aura es dominante, me hace sentir sumisa, me quedé atrapada en el juego de seducción, antes de que pueda responder vuelve a rozar su erección contra mi estómago.

—Sssii —Me siento nerviosa, no entiendo de donde sale toda esta desesperación, tengo la necesidad de estar con él. Nunca he estado a favor de eso de una noche de pasión y ya.

No es la primera vez que estoy sola con un chico, solo que nunca he llegado a bueno ustedes saben, el acto en sí. Busco con la mirada a Romina, mis ojos la captan que está melosa con el bartender, no parece necesitarme.

—Mi hotel está a unas calles de aquí —Lo miró asombrada y mi cuerpo se tensa— Hay un bar más tranquilo, podemos conversar un poco más baby. —Siento a mi señor desconocido que se acerca por detrás, su cuerpo emana calor, su olor es adictivo para mi, su esencia es varonil, mezclan su perfume con el olor a tabaco.

—Si, tengo que buscar mi bolso. ¿Me esperas aquí? —Acorta la distancia entre nosotros, baja su cabeza para besar mi cuello, con su rostro acaricia la parte izquierda de mi cara, acercando sus labios a mi oreja:

—Te espero aquí.

Voy directo a donde esta mi mejor amiga, ella ni se percata que estoy llegando a la mesa, porque tiene su lengua metida en el pobre chico italiano. Le tocó el brazo a Romina y me acerco para decirle:

—Romi, me voy. Nos vemos en el hotel más tarde. —Se separa del chico rubio y me contesta:

—Cariño, ¿te vas a ir con el señor guapo? ¡No lo puedo creer! —Regresa a mirar a mi desconocido— DISFRUTA SIN REMORDIMIENTOS.

Sus ojos azules no se despegan de mí, parecen un magneto que me atraen hacia él. Me tomó de la mano hasta salir del bar.

—Mi hotel está a 5 minutos caminando. —Mi cuerpo inicia a temblar, me siento mareada.

—Mmm ok. —Caminamos tomados de la mano.

Llegamos a la puerta, al entrar me di cuenta que es un hotel 5 estrellas. Creo que mis piernas se hacen gelatina, se sienten pesadas cada vez que intento dar un paso, me siento contrariada entre mis pensamientos y acciones.

—Por aquí está el bar, ven conmigo. —dice pasado los brazos por la parte baja de mi espalda, solo tocándome me hace sentir un poco mojada.

—Si, por favor.

En cuanto llegamos, el host nos lleva a una mesa y nos señala el asiento, pero a él, no le importó el asiento que le estaba mostrando la chica y se ubicó a mi lado, siento su aliento muy cerca de mi cuello:

—Ahora si baby, me puedes decir ¿Cuál es tu nombre? —¡Diablos! todo este rato juntos y ni siquiera sé su nombre, que tonta me he hecho con los años.

—Mi nombre es Leah, ¿y tú cómo te llamas? —Prefiero no darle mi verdadera identidad, no sabes a quien puedes estar conociendo.

—Muy bonito nombre Leah. Yo me llamo Christopher, encantado de conocerte ¿Dónde vives?

—En Houston ¿y tú? —Esto es como las 20 preguntas en la primera cita, no me gustan.

Nos interrumpe el mesero, nos da el menú. Como todo un dominante no espera y enseguida hace un pedido:

—2 Vodka tonic, por favor.

—Para mí, solo agua por favor.

Enseguida nos trae las bebidas, dejándonos en un silencio un poco incómodo, decidí romperlo preguntando:

—Christopher, ¿qué haces en Roma? ¿Negocios o placer?

—La verdad estoy aquí por un asunto personal del que no quiero hablar. —Su tono es de arrepentimiento— Espero tener la oportunidad de volver este viaje más placentero para los dos. —Su insinuación me hace sentir los cachetes rojos.

—Mmmm.

Él se acerca, me toma de la cintura y me susurra:

—¿Puedo darte un beso? —Yo solo asiento mi cabeza.

Me empuja hacia él y me besa apasionadamente, sus besos son húmedos y sensuales; sus manos bajan desde mi cintura hacia los muslos de mis piernas, siento que toca el borde de mi vestido, haciendo que mi cuerpo tiemble, sus dedos suben hasta mi tanga.

—Oh, eres toda una baby, tan mojada para mí. —Su voz es sensual, que todo mi cuerpo arde al escuchar esas palabras.

—Y tú eres todo un daddy, ¿sabías eso? —Mi comentario lo toma por sorpresa, lo veo tomar su vaso con la mano izquierda, su mano derecha se mantiene en mis entre piernas y es extremadamente excitante.

—¿Disculpa? —Su rostro está en shock, impresionado de mis habilidades de coqueteo, me sonrío al pensar que siempre que bebo licor tiendo a desinhibir, mis palabras salen sin filtro.

—Eres un daddy —Le explique casualmente— Un hombre sexy, ya mayorcito, creo que debes tener más de 25 años para clasificarte como uno, y eso eres, todo un señor. —Vuelve a tomar su vaso, y bebe otro trago.

—¿Así que eso es bueno? —Abrí los ojos y cabeceó en afirmación.

—Mmm claro, tú estás jodidamente divino y rico. —Sus ojos se oscurecen al escuchar mis palabras, ahora se inclina nuevamente hacia mi.

—Déjame decirte algo gatita, te voy a admitir que tengo una perversión con la palabra "daddy" así que me puedes llamar: papi, daddy, como tú quieras. —Pasa sus manos por mi cara, sus dedos por mis labios— Si vas a ser mi baby girl, no puedes estar diciendo malas palabras, nada de palabras fuertes, ni estar maldiciendo.

Siento que no respiro, como si me hubieran golpeado; mi cara debe estar en shock, de alguna forma mi coqueteo se volteó y quede atrapada en el medio.

—¡Oh! Mi linda gatita, no me gustaría tener que darle unas nalgadas a ese trasero tan hermoso que tienes. —De alguna forma logró recuperar el control de mi cuerpo, bajo mi mirada y me atrevo a decir:

—¡Okay, daddy!

Mi respuesta hace que se vuelva loco, me toma del cuello y me empuja hacia él, sus labios están en mi boca y su lengua entra y sale, imitando el movimiento de la penetración. Toda esta tensión sexual y este deseo hacen que quiera estar con él.

—Oh Leah, ¿Qué me estás haciendo? Lo único que pienso en cómo se sentirá tenerte desnuda debajo de mí.

—No sé, si eso será una buena idea. —Trato de disimular mi deseo por él, pero todo mi cuerpo me traiciona.

—Baby girl, tus ojos me están rogando que subamos a la habitación, tu cuerpo me está implorando que pase mi lengua por cada rincón. Baby Leah, ¿quieres que te haga gemir hasta que solo grites mi nombre? —Su voz se hace más ronca y sexy— Puedo darte placer, solo tienes que pedirlo.

Yo mmm y ahora, ¿qué le respondo? Me quedé sin palabras, trato de responderle afirmando con mi cabeza.

—Leah, necesito palabras. ¿Quieres subir? 

Hasta ahora ¿Qué te parecen Chris y Camila?

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Hasta ahora ¿Qué te parecen Chris y Camila?

Saludos

Mi Arrogante C.E.O. (SAMPLE)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang