⑤ Nενεя gσт σνεя

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La luz era tenue en esa habitación, cálida y, al mismo tiempo, elegante

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La luz era tenue en esa habitación, cálida y, al mismo tiempo, elegante. Los pisos eran de preciosa madera que relucía gracias a las luces.

SeokJin se encontraba en la oficina que tenía en su mansión. Servía un poco de brandy en una copa chica mientras sostenía su puro en la otra mano. Cerró la botella de diseño excéntrico y tomó su copa en la mano.

En realidad no estaba tan relajado como aparentaba, puesto que había estado los últimos dos días pensando en Kim NamJoon. El mismo idiota que creyó que podía dejarlo y, sin más, mudarse a otro país; todo tiene una consecuencia y siempre se va a pagar. La consecuencia de este idiota, iba a ser la muerte.

Porque, nadie deja a SeokJin. No, más bien, nadie puede hacerle nada a Kim SeokJin, el millonario hombre poseedor de una de las mafias más grandes de Corea del Sur.

Se dio la vuelta, después de haber degustado aquel sabor fuerte y purificarte del brandy explotando sus papilas gustativas, y se percató de que su silla se movía ligeramente.

—Veo que sigues tomando, SeokJin —esa voz. Esa maldita voz que no había escuchado en tanto tiempo, se escuchaba clara frente a él. Su copa habría caído al suelo de no ser porque su mano la apretó—. No pretendo saber por qué.

Era NamJoon; aquel bastardo que lo había dejado. «¡Jodido Park JiMin! ¿Cómo mierda no lo mató?» pensó en ese momento, SeokJin.

Sabía que no debía mostrarse nervioso o inseguro, así que sonrió de la manera en la que mejor le salía y se recargó contra un mueble de madera—. ¿No soportaste estar mucho más tiempo sin mí, Nam? —Se burló, remojando la punta de su puro en el brandy y llevándolo de nuevo a sus rosados labios.

—En realidad, pretendo saber por qué mierda tienes la necesidad de mandar a dos fulanos por mes a matarme. No te ha funcionado bien, ¿o sí, Jin? —NamJoon se levantó de la silla, acercándose lentamente a aquel hombre esbelto y alto que lo miraba con superioridad.

—¿Tú qué crees, idiota? —Preguntó con un tono mucho más grosero—. Pareces ser inmune a todos esos inútiles que mando cada mes.

—SeokJin, deja de mandar a "inútiles" a hacer el trabajo de un hombre. ¿Por qué no me matas tú ya? —Cada vez estaba más cerca del de rostro perfecto.

—Siempre he preferido no mancharme las manos con ese tipo de sangre, Kim. —Insultó sin una pizca de descendencia. Inhalando humo y soltando en el rostro del contrario, quien sólo lo ignoró.

—Más bien creo que es porque, ni en un millón de años, desperdiciarías tantas horas en un avión sólo para presionar un gatillo.

—Tienes razón, Nam. No lo vale- —Ni bien terminó de decir lo último cuando una mano le arrebató la copa de vidrio. NamJoon la llevó a su boca y tomó un generoso trago de esa bebida tan alcohólica; aventó la copa al suelo y esta de trozó en mil pedazos, causando un pequeño escalofrío en Kim SeokJin.

Vαlεитιи'ѕ ƒαυlт ♡ ᴾᴶᴹ ⁺ ᴹᵞᴳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora