1. Lunes

208 14 4
                                    

¿Puede alguien enamorarse en tan solo días? En mi opinión, las almas no saben de tiempo. Cuando es ahí, lo sabés. No importa cuánto tiempo tardes en darte cuenta, si años o días, lo sabés.

A mí me tomo días saber que era el chico tímido de la clase, Federico, quien tendría mi corazón en sus manos.

Todo empezó un Lunes, cuando nuestros cuerpos chocaron. Se le cayó su pila de hojas y lo ayudé a levantarlas. Recogí unos bocetos de prendas de vestir. Él me miró medio avergonzado.

—Se me da bien —se defendió de antemano, acostumbrado a que lo carguen por eso.

—¿Yo dije que no?

En el momento en que lo tuve de frente me di cuenta de que era muy lindo, las chicas tenían razón. Ellas me decían que era un divino de vista, pero yo andaba de novia y no les prestaba atención.

Todavía seguía superando mi ruptura amorosa, pero no pude evitar que la profundidad de esos ojos grises me hiciera ahogar un suspiro. Me estaba hipnotizando. No. Me estaba hechizando como a todas las demás.

Le entregué sus hojas, me dijo "Gracias" y se fue como si nada.

Lo vi entrar al salón. Una chica lo saludó de forma coqueta en el arco de la puerta, lo que me hizo sentir un poco tonta. "No puedo caer como una preadolescente solo porque es lindo" pensé.

Entré al salón un rato después, cuando vi que llegaba el profesor.

Me senté en mi lugar, que quedaba lejos del suyo e intenté concentarme en estudiar durante la clase. El problema es que Federico, además de ser buen diseñador y un chico muy bello, también era inteligente y tenía una voz que causaba placer oírlo hablar. Me encontré a mí misma prestándole más atención que de costumbre y sentí algo que no podía explicar. Un presentimiento, quizá, de que a partir de aquél día él visitaría mi mente más seguido.

Días • Federico MouraWhere stories live. Discover now