GOLDENBOY ━━ Stephen Curry

3. VISITAS IMPREVISTAS

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      ❛❛「CLASES CON STEPH」 ❜❜

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📍Palo Alto, California
🗓️ 12 de febrero del 2021

Como se lo prometí a mi cuerpo, el día de hoy me la pasaría acostada viendo Greys Anatomy, sí, de nuevo. No me juzguen, son de esas series que puedo ver una y mil veces y no podría aburrirme nunca. Andrea siempre dice que es muy aburrida, y Noa no podría llegar ni a la tercera temporada por cuenta propia. 

Tomo el control de la televisión y vuelvo a ponerle play al capítulo donde me quedé. Agarro mi plato de cereal y comienzo a desayunar, aunque no era considerado desayuno porque pasaba de la una de la tarde, pero cuando vives sola eso no es relevante.

¿Verdad?

Me deleito con las escenas de Jackson y de Derek, aunque Avery siempre ha sido mi debilidad y eso todo twitter lo sabe. Recuerdo que Sebastian solía decirme que en algún momento vería una temporada completa conmigo, pero es más que claro que eso nunca pasó. 

— ¿Por qué no todos los hombres son cómo él? 

«porque no existe, es un personaje ficticio» enseguida borro eso de mi mente, no era momento para arruinar mi deseo de tener a Jackson Avery en mi vida.

Como si la vida se pusiera en mi contra, me veo en la necesidad de pausar la serie cuando escucho que tocan el timbre.

— Diooos, estoy segura que mis pedidos de Amazon no llegan hoy. — Pongo mi plato de cereal en la mesa del centro y camino hasta el monitor que daba la portón, donde podía ver quien era la persona que interrumpía mi maratón de grey's.

Stephen.

Stephen estaba parado delante de su coche y con una bolsa café frente a mi portón.

Sonrío por instinto y pongo mi pulgar en el botón para hablar. — No sabía que venías, Curry.

— Lo planeado nunca sale bien, McQuaid. — Esboza una sonrisa y se recarga en su coche. Niego divertida y abro el portón. Stephen enseguida sube a su auto y entra aparcando  justo a lado del carro de Sebastian, el cual no movía desde que se fue.

Abro la puerta y salgo para verlo caminar hasta la entrada, el aire pega contra mi cara y enreda un poco mi cabello. Paso mi vista por él y puedo ver que viste con pantalones negros, sudadera amarilla y una chaqueta de mezclilla.

Sabía vestir, eso ya lo había confirmado.

— No puedo creer que sigas en pijama a la una de la tarde, McQuaid. — Niega quedándose a un paso de la entrada.

— Es viernes, no pensaba salir en todo el día, Stephen. — Me justifico. — Mejor entra, el aire cada vez es más fuerte.

Sin pensarlo mucho entra a mi casa y yo voy detrás de él.

— Buen gusto. — Sus ojos recorren mi hogar, y me siento orgullosa de que lo diga, porque yo la elegí y no puedo negar que es una buena casa. 

— Gracias, no es fácil encontrar una buena casa cerca de la civilización. — Respondo. Curry gira para verme y por primera vez puedo notar que estando descalza es más alto que yo por veinte centímetros o algo así.

— Por cierto, traje comida. — alza su mano derecha enseñándome la bolsa de papel.  

— Eso lo tomaré yo. — Se la quito y camino en dirección a la cocina sintiendo los pasos de él detrás de mi. — Oye, ¿a qué debo tu visita? — Lo miro esperando respuesta mientras abro la bolsa sacando la comida. 

— Supuse que era buen momento para enseñarte a entender la NBA, Beck. — Responde y se recarga en el marco de la entrada.  — Así que te traje un partido mío en disco para poder verlo y explicarte todo, así me lleve todo el día. — Me enseña el CD y quedo sorprendida de su interés por hacerme una fanática del deporte que practica. 

— Acepto, aunque tendrás que esperar porque tengo que bañarme. — Digo achinando los ojos. Stephen parece no estar muy de acuerdo con mi decisión pero la acepta diciendo que él acomodará las cosas y pondrá el disco mientras me espera. — No tardaré. 

Sigo sin entender como nos tenemos tanta confianza en tan poco tiempo de conocernos, es como si lleváramos años tratando, pero lo cierto es que no tenemos ni un mes de saber el uno del otro. 

Pasan alrededor de veinte minutos cuando vuelvo a bajar al salón principal donde encontré a Curry viendo su celular. Cuando mis pasos son escuchados por él, levanta la vista.

— Ahora si pareces una persona decente. 

— Yo siempre soy una persona decente, Curry.

— Si si, lo que digas, siéntate, es hora de tu clase particular de Baloncesto con el grandioso Stephen Curry. — Se auto señala y no dudo en tirarme a lado de él y agarrar un puñado de palomitas. 

Los minutos empiezan a correr y presto toda mi atención a lo que me decía: Puntos, Faltas, Jugadas, Cambios, Posiciones y tiempos. Ninguno presto atención a la hora, incluso comimos y las risas no faltaron mientras mirábamos Malcolm el del medio. Cuando veo que la noche comienza a caer, se que hemos pasado todo el día juntos, y parece que Stephen también lo nota porque comienza a tomar sus cosas para irse al hotel donde se estaba hospedando. 

— Creo que tengo que irme. — Rasca su nuca. — Espero que la clase de Baloncesto te sirva, McQuaid.

— Créeme, ahora estoy ansiosa de ir a tu próximo partido para poner en practica lo que aprendí.— Comento mientras me levanto para acompañarlo a la puerta. 

— Entonces estás de suerte, porque tengo juego mañana. 

— Ahí estaré, puntual como siempre. — Respondo. Stephen está en la puerta, y después de pensar en su despedida, decide dejar un beso en mi mejilla.

— Te veo mañana, Beck.— Se da la vuelta y comienza a caminar hasta su auto. 

— Hasta mañana, Steph. — Susurro cuando él ya se ha ido.