Capítulo 2

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Habiéndolo pensado mejor, quizás la propuesta de Gon había sido una mala idea.

Gon había aceptado sus sentimientos por Killua. Al menos en su mayoría. Ha aceptado que ha querido a Killua desde hace cinco años, por tanto tiempo que ya no recuerda cómo se sentía el no amarlo. Y ha aceptado que Killua nunca mostró el más  mínimo interés. Ha aceptado que Killua es verdaderamente  excepcional  y que él, Gon, es totalmente ordinario, por lo que no puede sorprenderse de que sus sentimientos no sean correspondidos. Así que se limita a disfrutar de lo que tienen juntos. La amistad de Killua es el mayor regalo que ha recibido Gon; es lo más alejado de un premio de consolación que pueda imaginar. Es suficiente. Más que suficiente. Así que Gon aparta con firmeza el anhelo y la desesperación de su mente y acepta las cosas como son. En su mayoría.

Pero es en momentos como estos en el que el control de Gon comienza a perderse. Momentos como cuando Killua sale del baño, suave y limpio con una camiseta holgada y descolorida. Como la gota de agua que cae de su pelo húmedo sobre su clavícula y traza un camino totalmente hipnotizante hacia su garganta. Como Gon encaramado a la cama de Killua y Killua dudando antes de sentarse a su lado. Como Gon y Killua a pocos centímetros de distancia, con el calor del agua irradiando de él y el aroma de su champú, dulce y fresco, y la camiseta deslizándose sutilmente de su hombro revelando unos centímetros extra de piel a la que Gon podría presionar sus labios suavemente y Killua podría jadear y Gon podría sonreír contra su hombro y Killua podría sentirlo y sonreír también.

—Así que.. eh... ¿Cómo vamos a hacer esto? —pregunta Killua, con la mirado en la alfombra.

Gon sale de su ensoñación. Como había pensado... esta una idea terrible.

—Supongo que no había pensado mucho en ello —admite Gon— . Quieres, no sé, ¿que te abrace?

Los ojos de Killua se abren de par en par.

—¡No! —Killua prácticamente grita, y el corazón de Gon se desmorona, porque por supuesto que Killua no querría hacerlo. Por supuesto que la mera idea lo asquea.

—Lo siento, eso sonó mal —continúa Killua, con menos intensidad—. Es que no quiero hacer esto más raro de lo que ya es.

—No hay problema —dice Gon, forzando un tono alegre—. Entonces estaré aquí en caso de que necesites algo. 

—Bueno.

Gon retira la manta y se desliza por debajo. Killua duda un momento, pero luego hace lo mismo. A Gon se le sube el corazón a la garganta al ver a Killua tumbado a su lado bajo las mantas. Por un momento, se permite imaginar que es real, que lo hacen todas las noches, que se besan antes de dormirse.

—Bueno, eh, buenas noches, supongo —dice Killua y apaga la lámpara de su mesa de noche.

Y entonces están juntos, tumbados en la cama en la oscuridad y Gon puede oír la respiración de Killua y oler su champú y sentirlo cuando Killua se gira sobre su estómago. Killua que está tan cerca que Gon podría estirar la mano y tocarlo. ¿Sería su piel tan suave y delicada como parece? ¿Las largas y oscuras pestañas de Killua rozarían la mano de Gon si éste extendiera la suya para acariciar su pómulo? ¿Se estremecería si Gon le pasara los dedos por el pelo ligeramente crecido de la nuca? ¿Empujaría a Gon lejos, fingiendo molestia, si Gon colocara un suave beso sobre su frente, pero sonreiría de todas formas?  ¿Le gustaría que Gon uniera sus dedos y le acariciara suavemente el dorso de la mano con el pulgar? ¿Le gustaría? ¿Le gustaría? ¿Lo haría?


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Enfrenta a los demonios, luego respira - KilluGon [HxH TRAD]Where stories live. Discover now