𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒

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Kiyomi creció y entró a la universidad, seguía teniendo sus clases extracurriculares trataba de tener todo el día ocupado afuera, no le gusta estar en su casa ya que tiene que aguantar al borracho de su padre.

—Bienvenido Sakusa, ¿doble con uno de azúcar y bastante crema?

—Si, Gracias

(Esta cafetería se siente más acogedora que mi propia casa y pensar que ni siquiera me gustaba el café)

(Son las 7:00 seguro aun no sale del bar, le tomara una hora llegar, media hora en lo que se duerme, en teoría tengo que salir de aquí a las 9:00 para que no lo vea)

—Listo, provecho!

—Gracias

Pagó su bebida y fue a sentarse en la mesa del fondo, era su favorita ya que nadie lo molestaba y la señal de wi-fi era muy buena.

Un chico rubio con su celular en la mano, estaba ocupando su lugar, cosa que molestó al pelinegro.

(Esa es mi mesa, debería de quitarlo de ahi pero bien me sentaré en otra mesa)

El joven de pelo rizado se sentó en una mesa paralela al rubio así cuando este se fuera podría ocupar su lugar.

Sacó su laptop y comenzó a hacer tarea mientras bebía con un popote su café, ya que al tener el cubrebocas se complicaba beberlo; Se había hecho un hábito que ni estando fuera de su casa se lo quitaba.

Mientras estaba concentrado en su computadora el chico rubio no paraba de mirarlo; Kiyoomi se dio cuenta de esto sin embargo decidió no darle importancia, era normal que llamara la atención por el cubrebocas y que no se lo quitaba.

(Que tanto me ve?, ¿no tiene algo mejor que hacer?)

(Ojala se vaya pronto y pueda ocupar ese lugar)

El rubio le tomó una foto sin que el pelinegro se diera cuenta, después se levantó y salió de la cafetería sin perderlo de vista.

El rubio le tomó una foto sin que el pelinegro se diera cuenta, después se levantó y salió de la cafetería sin perderlo de vista

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Se dio cuenta que ya estaba libre la mesa y se cambió inmediatamente de asiento no sin antes limpiar ese lugar

(Un poco de orden no hace daño)

Las horas pasaron y llegó la hora de irse a su "amada casa" en cuanto entro a casa noto que su padre había vomitado en la entrada

(No quiero limpiar vómito, pero si no lo hago ahora es probable que después sea más difícil de quitar, encima yo tendré que limpiarlo de todos modos)

—Sakusa por-q-que a esta h-ora

La voz de su padre se hizo presente.

—Salí tarde de la escuela

(Maldita sea a esta hora ya debería de estar dormido)

—No m-e mien-tas

—Es la verdad, deberías ir a dormir yo voy a limpiar este vómito

Fue donde estaban todas las cosas de limpieza, mientras su padre le gritaba más cosas.

(Simplemente excelente...)

En silencio se calzó los guantes y comenzó a limpiar el vómito, cuando pensó que su padre por fin se había quedado dormido porque no hacía más ruido sintió un golpe en la cara por una botella.

—¡NO VUELVAS A MENTIRME ESCUCHASTE!

Tambaleándose se fue hacia atrás y cayó al suelo.

—AYUDA A PARAR A TU PADRE NO ESTÁS VIENDO

Kiyoomi podía sentir como su cubrebocas se humedecía por la sangre que brotaba de una cortada que había hecho el filo de la botella al romperse contra su rostro, por suerte ningún vidrio cayó en su ojo.

—¿SOLO TE VAS A QUEDAR VIENDO?

Kiyoomi estaba un poco en shock, ¡pudo dejarlo ciego y su propio padre!

—¡NO PUEDES ESCUCHAR O QUE MIERDA!

El joven pelinegro salió del shock y lo ayudó, incluso lo llevó a su cuarto para que durmiera, claro todo en medio de más gritos e insultos.

Regreso a limpiar el vómito y ahora también los vidrios del piso; en el proceso se cortó un poco pero tenía que terminar la tarea odiaba dejar las cosas sin terminar.

Cuando todo estaba en orden fue a lavarse la cara y las manos y curarse sus heridas; cuando llegó a su cama, después de todo solo abrazo una almohada para poder dormir tratando se soñar con su madre, de soñar que jamás falleció y su familia nunca se desmoronó.

𝕀 𝕨𝕚𝕝𝕝 𝕗𝕚𝕟𝕕 𝕪𝕠𝕦Where stories live. Discover now