XVI

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✨Editado✨

Habían llegado a Ilhea hacía poco menos de una hora y Arani solo quería subir a la habitación que le habían dado y zambullirse en esa cama mientras Ruth le preguntaba qué tal su viaje o porque su túnica estaba rasgada, o si le había faltado algo. Ella la escucharía encantada mientras estuviese en esa cama. También quería ver a Jax un rato.

No había hablado de lo ocurrido con Kalena en ningún momento. Esta vez, la Princesa pidió una tienda con ella, y Arani agradeció que lo hiciera, ya que esa misma noche tuvo dos pesadillas y ella tuvo que despertarla nuevamente.

No le diría a nadie nunca que luego de la primera pesadilla no durmió, solo se sentó en su saco a observarla dormir para saber cuándo sus pesadillas volvían. No le diría a nadie nunca que veló por su sueño.

Nadie hizo preguntas sobre porque Kalena quiso dormir en la misma tienda que Arani esa noche, ni las otras veces siguientes cuando escogieron posadas para pasar la noche. Las noches parecían ser la tortura de la Princesa, ya que por la mañana una sonrisa afloraba en su rostro y volvía a ser la persona más feliz y animada de todo Azkar.

Cuando llegaron al castillo sintió el alivió de no tener la necesidad de volver a montar a la yegua, estaba exhausta, y sus piernas estaban acalambradas. Era notable que hacía mucho tiempo no hacía viajes largos en caballo.

Luego de dejar a la yegua en el establo junto a los otros caballos y asegurarse de que tuviera lo necesario y descansara; subió el morral a uno de sus hombros y con los pies pesados se dirigió al interior del castillo suspirando. Los cortesanos del castillo y varios soldados la veían al pasar, pero Arani poca importancia le dio a sus miradas curiosas.

Entró al castillo de piedra y subió las escaleras hacía la habitación, y cuando por fin vio la puerta a algunos metros, casi llora de alegría debajo de la máscara. Su mano tomó la cerradura y la giró con satisfacción, sonrió al ver quién estaba dentro.

—Siempre tan holgazana tú —fue lo primero que dijo con una sonrisa, que para su suerte o desgracia, no le importó ocultar.

Ruth, que estaba mirando un bordado complicado de flores y nubes, levantó la vista instantáneamente al oír su voz, y para sorpresa de Arani, una sonrisa se formó en ese rostro semi-arrugado. Incluso pudo jurar que la inmaculada y firme corona de cabellos grises se movió un poco debido al brusco movimiento.

—¡Volviste! —respondió la humana con alegría —¡Ya me estaba viendo decrepita y con arrugas pronunciadas, postrada en una cama y con mi nieta desposada a tu regreso! —dijo con demasiado drama, Arani negó con la cabeza y dejó el bolso en un extremo del sillón.

—Humana dramática —murmuró tumbándose en el sillón junto a ella, quitando el bordado para no estropearlo.

Ella recordaba los años donde dejaba sus dedos agujereados por las ajugas en un inútil intento de dibujar algo, cualquier cosa, en un pedazo de tela. Pronto lo lanzó por una ventana y una cabra terminó disfrutando la tela mucho más que ella.

—Y... ¿Me contarás algo, muchacha? ¿O me tendrás toda la tarde aguardando por un poco de chisme?

—Fue interesante —se encogió de hombros.

Claramente no iba a mencionar como su hermano, los controló a todos y atacó al Rey y a Arani. O como eran las Tierras sin Dueño, místicas y perfectas. O lo que el bastardo inútil, y todos los insultos que de seguro pasaron por su mente, de Angus quiso hacerle a Kalena. Eso menos que menos que lo diría alguna vez.

—¿Solo eso? ¿Solo interesante? —Ruth le regaló una mueca y Arani se preparó para el torbellino de la humana —¡Te espere durante nueve días y lo único que haces es venir con la estupidez de un fue interesante! ¡Quiero algo nutritivo para la mente!

La Máscara de Hielo (TERMINADA)Where stories live. Discover now