8.- Asuntos en el camino

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Shi QingXuan sintió como si un frío puñal se hubiera incrustado en su corazón. Cientos de gritos resonaron en su cabeza como ecos macabros y las lágrimas inundaron sus ojos al darse cuenta de lo que sucedía.

¿Así se siente perder a tus últimos creyentes?

Aunque sabía que estaba mal y que nadie iba a oírlo, rogó por que Gusu Lan estuviera a salvo. Shi QingXuan se llevó una mano al pecho y cerró los ojos, tratando de regular su corazón agitado; serenándose poco a poco. Solo entonces se dio cuenta de que alguien le estaba llamando.

— Maestro Shi, ¿se encuentra bien?— preguntó Shen Qiao. 
— No— dijo Shi QingXuan—. Pero no se preocupe, confíe en mí.

El dios (probablemente antiguo dios a partir de ahora) abrió los ojos notando las miradas preocupadas de Yuan Ying, Shiwu y Qilang, así como la mirada curiosa de Bai Rong y la forma casi analítica con la que Feng Xiao le observaba. Shi QingXuan se sintió un poco incómodo con tanta atención pero guardó el sentimiento en lo más profundo de su corazón. Mientras Shen Qiao siguiera creyendo en él, Shi QingXuan estaba seguro de que podría tener la fuerza suficiente para cumplir su tarea.

Sin embargo, cuando finalmente dejaron de mirarlo, no pudo evitar voltear el rostro y llorar en silencio por todas aquellas vidas que se habían perdido.

— Voy a tener que hablar con Bian Yanmei— dijo Feng Xiao con un suspiro de resignación—. Sin duda, esta nueva información debe tenerla Yan Wushi.

Bai Rong soltó una risita mirando por la ventana del carruaje. En cuanto aquel tipo se hubo desvanecido en el aire y el problema con las serpientes escorpión se resolvió, la maestra de secta pidió un carruaje grande en el cual subió todo el mundo. Yuan Ying parecía sorprendido de la familiaridad con la que Shen Qiao y Bai Rong se trataban uno al otro pero decidió no decir nada mientras que los niños estaban acostumbrados a ello. Shi QingXuan, que estaba más que familiarizado con las relaciones entre los considerados buenos y malos, solo sonrió con simpatía y los siguió.

— Los dejaremos afuera del pueblo de Xuandu, nosotros tenemos que seguir adelante— había indicado Feng Xiao, tras lo cual siguió un breve momento de silencio.

Y después Shi QingXuan tuvo su colapso.

— Entonces... ¿El maestro de secta Yan tenía la sospecha de que Sang Jingxing había incursionado en el cultivo demoníaco antiguo?— preguntó Shen Qiao.
— Sang Jingxing había tenido interés en ese tema desde antes de ser expulsado de la secta— dijo Bai Rong sin mucho interés—. Sin una extremidad y con la mitad de sus artes marciales abolidas buscaba una manera de restaurar su poder y en sus búsquedas dio con el uso de la energía resentida como fuente de poder. Él escuchó de un inmortal, un hombre que había creado el cultivo demoníaco, y trató de hallarlo para pedirle que le enseñara, pero...
— Pero destronaste a Yuan Xiuxiu y lo echaste de la secta— interrumpió Feng Xiao—. Sí, sí, ya sabemos eso.
— Yo no— dijo Shi QingXuan con simpleza.
— ¿No se supone que es un dios omnipotente?— preguntó Feng Xiao con burla.
— En primera, los dioses no somos omnipotentes. En segunda, estuve en reclusión aislada por años, no conozco muchas cosas.

Bai Rong sonrió con simpatía a Shi QingXuan y dijo llanamente:

— Sang Jingxing solía ser un anciano de la secta Hehuan, y era mi maestro. Era alguien cruel y realmente poderoso hasta que se encontró con Shen lang.

Shen Qiao no hizo ningún  comentario al respecto. Los sucesos al respecto eran algo en lo que no deseaba entrar en detalle.

— La secta Hehuan ha tenido innumerables conflictos internos, comenzando con Sang Jingxing y la antigua maestra de secta, Yuan Xiuxiu— dijo Feng Xiao—. Del mismo modo, las tres sectas demoníacas han estado en conflicto unas con otras en busca de la unificación que solían tener, pero eso ha pasado a segundo plano ahora, con Sang Jingxing regresando al campo de batalla. 
— Es probable que Chen Gong esté de su lado— dijo Shen Qiao recordando el primer encuentro que tuvo con ambos—. Me pregunto qué le habrá ofrecido de recompensa.
— Poder ilimitado con el cultivo demoníaco antiguo— teorizó Bai Rong—. Se dice que el cultivo demoníaco era capaz de traer a los muertos a la vida e incluso darles su propia conciencia.

Shi QingXuan sonrió recordando a Wen Ning. Cuando era un discípulo mortal era común para él verlo junto a los juniors y todos estaban felices por verlo, en especial SiZhui. Sin embargo, cuando ascendió era menos frecuente para él verlo debido a sus ocupaciones hasta que finalmente le perdió la pista antes de entrar a reclusión.

— Es verdad— dijo—. Lo más probable entonces sería que Sang Jingxing le prometiera un ejército de muertos vivientes a Chen Gong a cambio de su ayuda.

Bai Rong miró a Shen Qiao con una expresión complicada y dijo:

— Es probable que también le haya prometido entregarle el monte Xuandu.

Shen Qiao negó con la cabeza, y Yuan Ying soltó un suspiro.

— El hermano mayor realmente tuvo muchas aventuras desde su caída— dijo—. ¿Cómo es que no lo vimos antes?

El muchacho sonó consternado, y Shi QingXuan pudo adivinar lo que quiso decir: ¿cómo no se habían dado cuenta antes de la naturaleza tramposa de Yu Ai? Si algo hubiera cambiado o no era difícil de decir, pero las cosas ya habían sucedido y no valía la pena mortificarse por ello. Shen Qiao le puso una mano en el hombro a su hermano menor con una sonrisa y dijo:

— Cada infortunio trae una bendición consigo.

Shiwu y Qilang mostraron unos rostros alegres. De no ser por Shen Qiao, ambos habrían muerto tiempo atrás, el primero a causa del hambre y el segundo por las maquinaciones de Yuwen Yun, por lo que estaban muy agradecidos de encontrarse a su lado. Shi QingXuan se animó con tal escena, hasta que Shen Qiao preguntó algo que le devolvió a la razón por la que él estaba ahí:

— Maestra de secta Bai, maestro de secta Feng, ¿han escuchado algo sobre la situación del monte Xuandu?

Bai Rong y Feng Xiao se miraron uno al otro, como si se consultaran con la mirada, y Feng Xiao respondió:

— El monte ha permanecido cerrado desde la muerte de Tan Yuanchun y Yu Ai. Se ha corrido la noticia del matrimonio entre Duan Wenyang y Gu Hengbo, el cual...

Un ruido tenue provino del techo. Bai Rong ordenó que se detuviera la carrera y abrió la puerta, en ese momento un joven de negro entró con rapidez. Shi QingXuan lo recordó: era el mismo que se había asomado a su carreta en el paso de Banyue, el que los había cubierto. El joven se quitó la máscara y Shen Qiao fue el primero en saludarlo al reconocerlo.

— Joven maestro Yu— dijo.
— Como siempre, es un placer verlo, sabio Shen— dijo Yu Shengyan con una sonrisa—. A su hermano menor lo buscan acusándolo de asesinar a sus hermanos mayores. Alguien dijo haberlo visto en el paso de Banyue y por eso nos encontramos allí.

Yuan Ying se tensó al escucharlo. Él no era capaz de algo así.

— Su hermana mayor va a ser nombrada maestra del monte Xuandu el mismo día de su matrimonio concertado— dijo Feng Xiao—, el cual será en una semana.
— Entonces tendremos que llegar antes— dijo Shi QingXuan.

El grupo se sumió en un pesado silencio.

Viento fúnebre (4/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora