Recién había salido el sol, reflejándose en un gran ventanal de un palacio de la muralla sina. Una mujer vestida de sirvienta entro a una habitación muy grande abriendo más las ventanas, comenzó a tender la cama y al terminar toco la puerta del baño.
—Señorita, el desayuno está listo. —avisó la sirvienta pero no obtuvo respuesta.
A pesar de eso, la sirvienta se retiró en silencio y cerró la puerta de la habitación, como si estuviera acostumbrada. La puerta del baño salió dejando ver unos pequeños pies de una piel muy blanca caminar por el suelo de madera. Fue hasta una habitación de la cual después salió ya vestida, se sentó en su tocador y comenzó a cepillar su cabello, era largo y negro. Era una joven de unos 15 años, era una chica joven y hermosa con unos hermosos ojos verdes. Se miró en el espejo por unos segundos con una mirada triste. La chica era Annabelle Ackerman, pariente lejana del Rey Fritz.
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› 𝐀𝐧𝐧𝐚 𝐏𝐨𝐯 ‹
No soy una princesa... o al menos yo no me considero una. Nadie sabe de mi existencia y vivo encerrada y para ser peor, no sólo estoy encerrada en este palacio, si no también en tres murallas que protegen a la humanidad de los temidos titanes. No sabemos cuánto tiempo tienen, pero nos han salvado de un ataque por los titanes los últimos 100 años. A pesar de eso, aveces sueño con que no estén... con que no haya titanes. Quiero ser libre.. no pido mucho, con ver la muralla Maria estaría conforme, pues como dije, nunca he salido de esté palacio.
Tenía la estúpida y aburrida rutina de siempre, despertar, ducharme, desayunar, estudiar, practicar algunos deportes como a pelear con la espada y tiro con arco, comer, volver a estudiar, pasear por el jardín, cenar y ir a la cama. Siempre era la misma rutina, sólo esperaba un día poder ser libre y ver más haya de las murallas.
Mi padre dice que soy pariente lejana del rey, sin embargo nunca lo he visto, él nunca me ha conocido y yo menos a el, comienzo a creer que no sabe de mí existencia. De hecho, nadie debe saberlo. Soy una chica solitaria y fría, que aprendió a pelear en manos de su padre adoptivo, un criminal. ¿Pero para que servia saber defenderme? Si nunca pasa nada aquí. Aveces veo por el balcón de mi habitación a los soldados, esos soldados. Aveces el abuelo Pixis me visita y me cuenta sobre las misiones de ese famoso equipo, la legión de reconocimiento.
Me gustaría ser soldado... pero apenas soy una niña, aun así, el abuelo Pixis dice que no importa la edad que tenga, con acatar órdenes y entrenar duro, era suficiente. Soy fuerte, no puedo negarlo y menos ocultarlo, soy valiente y inteligente pero también soy tonta y antipática. No sería buena trabajando en equipo y menos cuando nunca he tenido amigos. Mi padre me cuenta siempre sobre el peligro que sería para mí salir de este lugar, le prometió al tío Uri que me protegería, pero... ¿De que? No veo ningún peligro a mi alrededor y un ataque de un titán sería posible pero nunca en la muralla Sina. Tendrían que atravesar dos murallas para llegar aquí. Y no existe titan que tenga tanto poder para hacerlo... o al menos eso dicen los libros.
