Después de un ataque sorpresa, Sabaku no Gaara es enviado a un extraño mundo nuevo, herido y solo.
Lea cómo Gaara intenta sobrevivir mientras mantiene a raya a sus 'demonios internos' y se esfuerza por encontrar un camino a casa.
Esta historia no e...
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Cuando Gaara fue conducido por la antigua escalera de caracol de piedra a la Torre Norte para la Adivinación, notó la constante hostilidad entre Slytherin y Gryffindor.
Le parecía infantil, pero también lo era la hostilidad entre algunas de las Naciones Elementales. Draco parecía bastante comedido en comparación con la noche anterior, cuando abierta y orgullosamente había aprovechado cualquier oportunidad que pudiera para atacar a Potter y los otros Gryffindors.
Gaara supuso que se debía a la ausencia de los matones que Draco había mantenido con él antes.
Gaara tuvo que admitir que no era tan molesto cuando los demás no estaban cerca.
Cuando Gaara atravesó la puerta vieja hacia el salón de Adivinación en la parte superior de las escaleras, lo primero que notó el anfitrión tanuki al entrar fue el hedor abrumador de incienso y fragancias que le hizo querer depositar su desayuno por todo el piso acolchado.
Vio que la mayoría de los demás que entraban antes y después de él estaban sufriendo una reacción similar al olor, aunque tal vez no tan severamente.
Gaara literalmente tropezó con uno de los numerosos cojines esparcidos por la habitación casi sin gracia mientras caía.
No parecía haber sillas en la habitación, así que Gaara solo trató de concentrarse en respirar por la boca en lugar de por la nariz mientras se elevaba a una posición más cómoda para sentarse en la suave almohada de color púrpura real.
Gaara era más o menos de la misma opinión, incluso a pesar de lo antisocial que era, en ocasiones trató de crear lazos de amistad con la gente, para el deleite de su cariñosa hermana y su hermano burlón.
En ese momento, decidió que intentaría y al menos intentaría volverse más... social en este mundo, aunque solo fuera por el bien de convertirse en una mejor persona para cuando regresara a casa. Incapaz de continuar con sus pensamientos actuales, Gaara fue arrastrado de regreso a la dura y maloliente realidad que era el primer período de Adivinación.
No mucho después de que la pobre pelirroja se sentara, entró una mujercita de tweed que parecía más nerviosa que una rubia-Jinchuriki seguida por un fantasma.
