Prólogo

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-. Pensé que decías la verdad cuando hablabas de pasar la vida conmigo.

-. Yo jamás pasaría una vida con un desastre como tu.

Releía esas palabras mientras sentía aquel nudo en mi garganta, aquel que indicaba que mis lágrimas estaban apunto de salir, pero nunca lo hicieron, realmente llegué a un punto en el que ya no me quedan fuerzas para llorar, como si ya hubiera agotado todas las lágrimas y mis ojos no dieran para más.

- Aideen, es la hora, nos vamos.

Me pregunto si mi madre podría tener algo más de tacto conmigo, señora acaban de dejar a su hija hace menos de dos horas y tan sólo quieres meterme en un avión hacía una ciudad que ni conozco, ni me gusta.

Rodé los ojos mientras solté mi móvil dejándolo sobre la cama, me dirigí a un paso lento hacía la última caja de mi habitación, la cuál dudaba entre llevarla conmigo o quemarla.

Suspiré suavemente mientras volvía a agarrar mi móvil para colocarlo en el bolsillo de mi sudadera, agarré la caja y bajé con cuidado las escaleras de aquélla casa en la cuál había vivido 18 años, dónde ahora algún desconocido hará su vida en ella y eso por alguna extraña razón  me molestaba .

Miré a mi madre, estaba acabando de meter nuestras maletas en aquél coche de alquiler ya que el nuestro ya estaba en otro país, dejé la caja en la entrada y crucé la calle dirigiéndome a aquél pequeño mirador que había frente la casa, donde había pasado tantos momentos que ahora  vivirían en mis recuerdos, sin poder revivirlos de nuevo.

Unas manos se posaron en mis ojos, impidiéndome disfrutar de las vistas al mar qué aquel lugar otorgaba, mi familia siempre preguntaba que si no teníamos miedo a vivir prácticamente en un acantilado, pero a mi en lo personal nunca me dio miedo vivir frente al mar, era relajante.

- Espero que no me olvides cuando vivas tu vida de rica en Londres.

Me di la vuelta para ver a mi mejor amiga, solté una suave risa, es increíble como una persona puede sacarte de un mal momento por unos segundos con tan solo unas palabras.

- Jamás te olvidaría Agatha, sigues siendo la persona más importante de mi vida.

- Eso dices ahora, pero cuando veas a todas esas inglesas con sus caras de amabilidad, puede que cambies de opinión.

- Jamás cambiaría tu cara de estúpida.

Ella frunció el ceño mientras yo empezaba a reír, a los segundos sentí un pequeño golpe en mi hombro mientras las dos reíamos, nos miramos a los ojos, ella comenzó a llorar mientras de abrazaba a mi, me dolía, quería llorar, pero no podía .

- Prométeme que me hablaras, y que no dejarás que la distancia nos separé.

Susurró contra mi cuello, yo reí negando mientras me separé acariciando su pelo.

- Te lo juro.

Caminé hacía aquel coche despidiéndome con la mano de mi amiga, me senté de copiloto mientras mi madre colocaba a mi hermana pequeña en el asiento trasero. Se sentó y comenzó a conducir, mis ojos se fijaron en el retrovisor, frunciendo el ceño al ver una moto parada frente la casa, era el, era el chico que había roto mi corazón en pedazos, al parecer mi madre también se dio cuenta por lo que empezó a acelerar, su mano se posó sobré mi pierna y yo la miré.

- deen, harás una vida nueva, eso implica olvidar todo lo que te hizo daño, déjalo atrás.

- No soy como tu mama, yo si tengo sentimientos.

Susurre mientras colocaba los cascos sobre mi oídos, ignorando las palabras que mi madre decía, me fundí con la voz de Harry Styles, mientras mis ojos miraban la carretera.

Gruñí suavemente al notar como el coche paraba en la gasolinera, mi hermana quería ir al baño, como odio que haga eso, quiero salir rápido de aquí, no quiero sufrir más.

Bajé del coche y abrí el maletero, quería agarrar mi cargador portátil pero vi aquella caja, mi madre la debió guardar sin querer.

Mi hermana y mi madre volvían así que tiré la caja de coche, dejando que todos mis recuerdos con Edward se esfumaran con el aire que corría y entre de nuevo al coche.

- Bien hecho.

Escuche a mi madre, yo sonreí colocando de nuevo los auriculares en mis oídos.

Vida nueva, nueva forma de ser.

Y os preguntareis por que me estoy mudando a otro país, fácil, mi madre es una nómada, no le gusta estar siempre en el mismo lugar, pero cuándo se casó con mi padre tuvo que quedarse en Escocia , ella no estaba cómoda pero lo hacía por mi padre, hace 2 años el murió en un accidente, un conductor borracho acabó con su vida.

A mi madre le dolió pero también lo vio como una oportunidad de huir de aquél país , hace poco conoció a un hombre, supuestamente están enamorados y ahora yo y Michelle, mi hermana, vamos a vivir con el.

Al parecer es el jefe de una empresa, lo que significa que tiene mucho dinero, muy lista mi madre por cierto.

- Michael te encantará, es muy amable ya verás.

- ¿Es nuestro nuevo papa?

Preguntó Michelle, eso me dolió y se que a mi madre también, es normal tiene 5 años, no entiende mucho la realidad.

- No mich, nadie va a sustituir a papa, él es el único.

Dije mientras mi madre me miraba buscando ayuda, realmente parezco más madura que ella.

-

Ya estaba harta de aquél avión, había mucha gente y aunque solo era una hora pero se me hacía eterno, mi hermana estaba dormida y mi madre hablaba por teléfono con aquél hombre, es que solo soy yo la única que piensa que hemos cambiado nuestra vida completamente y no está tranquila.

Mi móvil comenzó a vibrar a causa de algunos mensajes que llegaban,  quise apagarlo pero cometí el fallo de mirar quien era antes de hacerlo.

. - Sólo quería que se te hiciera más fácil despedirte de mi, te amo.

Rodé los ojos, como podría ser tan cruel, no entiende que toda está situación se me hacía dura, todo hubiera sido mejor si me hubiera dejado besarle por última vez.

. - vete a la mierda Edward.

Escribí antes de bloquearle.

Mire por la ventana observando aquél paisaje verde, ya estábamos cerca.

- Bien Londres, esperó que tu no me falles.

Susurre acariciando suavemente el pelo de mi hermana.

sempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora