⓿ ❻

754 187 314
                                    

Las lágrimas salían de sus ojos en grandes cantidades; el sudor se había apoderado de su rostro, cuello y manos; lo único que su cuerpo lograba hacer era respirar con rapidez, ya que aún no se podía mover, ni quejarse, ni gritar, a pesar de tener un cuchillo enterrado en su muslo.

Había estado durmiendo un par de minutos antes, cuando alguien entró a su habitación en medio de la oscuridad, y aunque Jeongin quiso ver de quién se trataba, se dió cuenta poco después de que no podía mover ni un músculo; su lengua también se encontraba adormecida, y los latidos de su corazón se aceleraron cuando el desconocido dejó de observarlo, acercándose con pasos ligeros, para entonces enterrar sin dudar un objeto cortante en su muslo derecho. Tras ello el desconocido se fué, no sin antes soltar una risita.

Tres minutos pasaron cuando Yang logró dejar salir algo parecido a un grito de su boca, un pequeño ruido; segundos después chilló con todas sus fuerzas en busca de ayuda, de llamar la atención de alguien, logrando aquello con éxito, puesto que Chan ingresó a su habitación con una expresión de espanto.

— ¡Jeongin! ¡Oh, mierda! ¡Que alguien traiga el botiquín de primeros auxilios! ¡Ya! — exclamó, mientras se acercaba a él y verificaba con lo que había tenido que lidiar el menor. — Si saco el cuchillo, probablemente provoque un desangrado. Sólo hay que esperar. Tranquilo.

— Ch-Chan . . .

— Jeongin. — murmuró el mayor, pasando su brazo por debajo de la nuca del menor y observando su adolorida expresión. — ¿Quién fue? ¿Lo viste? . . . Dime antes de que lleguen los demás. Vamos.

— Y-Yo . . . — aún se le dificultaba formar una oración coherente y completa. A pesar de ello, agregó — Moriré . . . Yo . . . moriré . . .

— No, claro que no. Podemos curarte. — dijo el líder con seguridad. — Dime el color, Jeongin. Vamos . . . sólo dime el color. ¿Qué color viste?

Sin embargo, no hubo respuesta, y Chan no pudo determinar nada con sólo mirar esos ojos llorosos y rojizos. Un par de segundos pasaron cuando Hyunjin llegó con el botiquín, seguido de Seungmin, Felix, Jisung y Minho.

Cuando Bang cortó ágilmente la tela de la zona que le preocupaba, comenzó a limpiar alrededor de la herida antes de sacar el cuchillo, mientras Jeongin aún lloraba desconsolado. Seungmin y Felix alistaron todo lo que necesitarían para evitar el sangrado excesivo. Pero apenas Chan tocó el mango de aquella herramienta, la alarma de la nave empezó a sonar, alterando a cada uno de los tripulantes.

— ¡Carajo! ¿Ahora qué? — se quejó el mayor de todos los presentes con el ceño fruncido. — Jisung, MinHo, vengan conmigo. Felix, Seungmin y Hyunjin, encarguense de Jeongin. No dejen que muera, ¿entendido?

Tras las órdenes del líder, cada uno tomó su lugar respectivo. En cuanto Felix se colocó a un lado de Yang, pudo ver claramente que el menor señalaba con sus ojos a la pared de al lado, pero Lee sólo frunció el ceño confundido. No entendía que Jeongin le quería decir con desesperación que la puerta secreta de su habitación estaba levemente abierta, ya que por ahí se había ido el impostor antes de volver a su cuarto con los demás, sin embargo, Yang no había logrado ver ni su rostro, ni su color. Sólo había escuchado sus pasos paralizado.

Chan tomó el frente entre Han y Lee, guiando a los menores hasta la cabina, donde estaban los controles generales de la nave. Se dieron cuenta entonces, tras desactivar la alarma, que el problema ya no era en el interior, si no que debía arreglarse manualmente fuera de la nave.

— No . . . No quiero. — murmuró Jisung consternado. — Minho, busquemos otra forma.

— Sunggie . . .

ᴇɴᴛʀᴇ ɴᴏsᴏᴛʀᴏs | SKZWhere stories live. Discover now