CAPITULO UNICO

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ADVERTENCIA: 

relación chicoxchico 

sindrome de estocolmo: El síndrome de Estocolmo es un término utilizado para describir una experiencia psicológica paradójica en la cual se desarrolla un vínculo afectivo entre los rehenes y sus captores.

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Con el tiempo, se acostumbró a estar allí, a obedecer, a ser sumiso ante el hombre. Claro, al principio hacia todo lo posible por desobedecerlo, para enfrentarse a él, pero un crucio aquí, y otro allá, y comenzó a bajar la cabeza en sumisión.

Nadie tenía el derecho de verlo, estaba en una preciosa jaula de oro, una habitación, de la cual no podía salir, y nadie podía entrar además de él y los elfos domésticos a entregarle comida, lo cual era dos veces al día.

La habitación contaba con un baño, bastante de lujo, un ventanal que daba a los hermoso jardines de Slyhterin Manor, donde solían dar fiestas, o banquetes debes en cuando, porque la mayoría era en el salón de baile.

El miraba a las personas sonriendo, bebiendo vino, charlando, al lord dar sus discursos, y que todos sus seguidores aplaudieran felices, vitoreando.

Miraba a sus anteriores compañeros de escuela, que a veces miraban para arriba y lo veían con compasión.

Miraba a Draco Malfoy, Blaise Zabini, Daphne Greengrass, y otros ex slytherin's y Ravenclaw's, con los que se solía llevar bien, y en algún momento pudo considerarlos amigos.

Pero la guerra acabo con todo eso.

Esa amistad que había logrado hacer con las serpientes en sus días de escuela se acabó en el instante que se tuvieron que apuntar sus varitas.

En el instante que gritaron la maldición y se corrieron a un lado para esquivarla.

En el instante, en el que Lord Voldemort anuncio su captura.

Jamás lo asesinaron, algo que no entendió al principio, hasta que el señor oscuro toco su frente con sus largas uñas, y pronuncio esas únicas dos palabras, que le condenaron a la eternidad, hasta que ese hombre decidiera que se había acabado.

. –Mi Horrocrux –había susurrado.

Habían pasado dos años desde ese momento, y el único momento en el que veía a más personas, era el Yule y Shanghái, donde el señor oscuro les recordaba que aún lo tenía, y podría hacer lo que quiera con él, que él era SUYO.

En esas fiestas simplemente miraba, y comía, siempre sentado a la derecha de él, y solo se paraba, o hacia algo más cuando era requerido especial mente por EL, nadie más tenía el derecho de mandarlo, o maldecirlo, siquiera dirigirle la palabra, a menos que él lo permita.

Sus muñecas tenia aquellas pulseras que se ajustaban perfectamente a sus muñecas, aquellas pulseras plateadas, con forma de serpiente comiéndose la cola, y con ojos rojos como los del señor oscuro, que le impedían hacer cualquier tipo de magia, que no sea algo básico, como secado rápido, o para conjurar solo un vaso de agua, para hacer hechizos de limpieza, o algunos otro, que no servirían para nada en lo que es defenderse.

Solo él podía bloquear o agregar algún hechizo, nada más.

Tenía su varita, pero en esta se le enrollaba una pequeña y fina serpiente, igual a las pulseras y con el mismo funcionamiento, solo que con ella, podría conjurar flores o pequeñas chispas para divertirse cuando se le acababan los libros de la pequeña pero llena biblioteca que tenía en el cuarto, la cual los libros se cambiaban automáticamente si ya estaban leídos, por otros.

sindrome de Estocolmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora