♡𓂃 ִֶָ ִֶָ Único

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Era un hermoso día de primavera en la mañana. Los rayos del sol eran cálidos, haciendo que el frío no fuera aún notorio, los pajarillos cantaban armoniosamente. Era una mañana linda para todos.

Todos, menos para Xiao Zhan.

El omega de cabellos negros se encontraba en el baño de su habitación frente al retrete vaciando su estómago, aunque este no tuviera nada.

Era la tercera vez que vomitaba en lo que iba del día, y eso que apenas eran las diez de la mañana.

Se quedó unos momentos sin mover ni un solo músculo, por si las náuseas tenían el descaro de volver a su bello ser, pero una mano en su espalda lo sobresaltó y dio un pequeño brinco del susto.

—¿Te asusté? Lo siento cariño, no era mi intención. —Xiao Zhan se relajó rápidamente al identificar el característico olor de su alfa, Wang YiBo.

—No te preocupes, solamente pensaba que alguien se había atrevido a entrar a la casa para robar unas cosas, lo normal. —YiBo rodó los ojos divertido con una sonrisa brillante, dejando ver un lindo hoyuelo en su mejilla izquierda.

Oh dioses, a Xiao Zhan le encantaba esa sonrisa.

El omega se levantó del frío suelo, se acercó a su esposo y pasó sus brazos por el cuello de este. Acercó su cara con la del castaño con la única intención de darle un suave y tierno beso. Cuando estaba a punto de lograr su cometido, la mano de YiBo se atravesó en el camino, Zhan simplemente lo fulminó con la mirada.

—Oh no, no. No creas que no te escuché vomitar hasta el recalentado de la navidad de hace tres años. ¿Pensabas besarme sin haberte lavado los dientes? Eres un puerco, Xiao Zhan.

El mencionado mostró un adorable puchero.

El menor no pudo resistirse a tal gesto, así que frotó su nariz con la del pelinegro, un beso esquimal. Xiao Zhan volvió a sonreír.

—Bueno, algo es algo. —Dijo el mayor mientras se encogía de hombros, sin soltar al alfa.

—A todo esto... —Empezó a hablar el castaño —. ¿No es tiempo de que vayas al doctor? Desde hace una semana estás así, amor.

El omega hundió su cabeza en el espacio del cuello y empezó a respirar el olor característico del alfa, piña colada.

—No creo que sea necesario, te lo dije, los tallarines del restaurante chino que fui a comer con Zhou Cheng son los causantes de todo, oh, pobre, le afectó más que a mí.

Negó con la cabeza.

—Sí, pero él estuvo mal por un par de días, tú llevas una semana así, me preocupas. —El alfa llevó una mano a la espalda de su esposo y empezó a darle pequeñas caricias en esta. El pelinegro solo le dedicó una sonrisa.

—Está bien, Bo-Di, no pasada nada, soy un omega muy fuerte.

—Lo sé cariño, lo sé. —Le dió un beso en la frente y lo atrajo más a su cuerpo.

Estuvieron un par de minutos abrazados cuando Wang YiBo detectó que el olor a chocolate blanco de Xiao Zhan era más dulce de lo habitual, demasiado. Eso solo pasaba cuando un omega estaba en cinta.

Algo hizo clic el cabeza del alfa.

—Zhan, amor, ¿Tomaste tus supresores? Digo, en el último celo.

El omega abrió exageradamente sus ojos y pensó: Claro que no, lo olvidé por completo, es más, si no lo hubieras dicho ahora no me acordaba nunca.

—Claro que sí, ¿Crees que soy capaz de olvidar eso? Pff, me dueles Wang YiBo. —El nombrado solo levantó una ceja —. ¿Por qué la pregunta tan de repente?

𝗕𝗮𝗯𝘆 𝗼𝗻 𝗯𝗼𝗮𝗿𝗱 ୨୧ 𝗬𝗶Z𝗵𝗮𝗻  Where stories live. Discover now