Un Reino, tres hermanas, la mayor una mujer astuta y sedienta de poder, la de en medio madura y dulce, la menor inocente e ingenua, todas quieren el trono, una por ambición, la otra por amor y la tercera simplemente por obligación.
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Mi cumpleaños, un 13 de enero, el invierno estaba en su mayor apogeo y la nieve caía por sobre los grandes tejados del castillo, el gran salón era adornado con guirnaldas y cualquier tipo de decoración que a mis padres se les pudiera ocurrir.
Mi doncella Gwen, una chica apenas unos meses mayor que yo, me ayudaba a escojer el vestido que usaría en el gran baile que se daría en mi honor.
"No todos los días una princesa cumple 17" Recorde las palabras de mi madre, pues al cumplir esta edad podría ser tomada como posible heredera al trono, cosa que emocionaba, para mí desgracia, a mis padres, Los reyes de Camelot.
Mi hermana entro por la puerta de mi alcoba, casi corriendo, parecía emocionada, muy emocionada en realidad, pude notarlo por el brillo en sus ojos y la radiante sonrisa en su rostro.
-ha pasado algo?- le cuestione mientras indicaba con un dedo a mi doncella el vestido que usaría-
-claro-farfullo con notable molestia- querida, es tu cumpleaños-exclamo con emoción-
-Me he dado cuenta, Amelie -asegure con calma mientras caminaba por detrás del pequeño vestidor y comenzaba a quitarme la ropa, la cual era recibida por Gwen-
-por qué no estás emocionada? - Interrogó con una pequeña mueca en su rostro- tu adoras los cumpleaños más que nadie -me reitero-
-lo se -suspire con pesar- pero cumplo la mayoría de edad y... -fui interrumpida por la puerta, está vez siendo mi hermana mayor la que entraba, está vez calmada y serena, con una sonrisa ladina y una caja en sus manos-
-Feliz cumpleaños, pequeña -exclamo con gracia mientras me buscaba con la mirada-
-me estoy cambiando-avise mientras terminaba de ponerme el corset-
-esperare para darte, tu obsequio -anticipo mientras se sentaba en la orilla de la cómoda y saludaba a Amelie -
Cuando por fin termine de ponerme el ostentoso y elegante vestido salí.
-estas emocionada? -pregunto Cristhine con desánimo-
-lo estaría, de no ser que ahora también soy heredera al trono -susurre audible con timidez- no quiero serlo, el cargo me queda grande, estoy bien siendo princesa -parecia una niña pequeña llorando por su dulce favorito-
Todos tenían fe en mi, todos creían que yo sería una gran Reina, pero no estoy lista, temo de arruinarlo, y si el reino decae por mi culpa?
